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OPINION
El simulador
Por Alfredo Zaiat


Decidir unilateralmente pagar una tasa del 7 por ciento anual en vez del 12 por ciento significa un canje �voluntario y ordenado� de la deuda pública. Anunciar que se ha decretado que el pago del capital de los bonos se trasladan tres años para adelante implica una �invitación amistosa� a los bancos para participar del trueque de papeles. Esta es la forma elegante que ha encontrado Domingo Cavallo, jugando en los límites, para presentar el default sin declararlo, con quita de intereses y período de gracia del capital. Puede ser que los bancos locales se hagan los distraídos ante los negocios que les ofrecen en bandeja de plata. Por un lado, la bancarización masiva de personas fuera del circuito financiero, que les permitiría ingresos crecientes. Y por otro, la posibilidad de mejorar sustancialmente la calidad de sus activos y de registrar fortísimas ganancias contables si cambian los bonos. Pero esa distracción sólo es una torpe simulación de algo que, a esta altura, no se puede negar: Argentina está en virtual default, en default, moratoria del capital, cesación de pagos, imposibilitada de cumplir con sus compromisos, necesitada de reestructurar la deuda, apremiada por refinanciarla. Se elija la opción que se quiera, según la intensidad que se estime para la crisis, lo cierto es que los títulos de las deuda tal como se ha estipulado en sus condiciones de emisión no se pueden honrar. Desde hace poco más de dos años el país no accede al mercado voluntario de crédito. En ese doloroso período el capital de la deuda fue cubierto a su vencimiento con los dólares acercados con urgencia por los organismos financieros internacionales. Primero el blindaje, en diciembre de 2000, y luego el salvataje del FMI, en agosto pasado, sirvieron para atender esas obligaciones. Inversores cautivos, bancos y AFJP, colaboraron para refinanciar el capital y pagar intereses. Esta última cuota fue manejada con excedentes del fisco y más deuda. Hasta julio de este año, cuando ya nadie quiso seguir prestando a Argentina. Esa cuenta quedó alcanzada con la política de déficit cero, que subordina todo egreso al pago de los intereses. Sin que nadie afuera, bancos, instituciones multilaterales ni el Tesoro de EE.UU., quiera dar un dólar más a la Argentina, y aquí adentro agotada la capacidad de asistencia, el camino elegido ha sido el de una quita en la tasa de interés y una moratoria en el pago del capital por tres años. En otros países, Ecuador, Rusia, Corea, entre otros, con sus características propias, esos tipos de incumplimientos fueron calificados como default. En fin, será cuestión de mirar para otro lado y apostar a que el mercado no se dé por enterado.


 

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