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MEDIA SANCION A LA LEY DE COPARTICIPACION DEL CHEQUE
Un grito de corazón en Diputados

El peronismo consiguió la adhesión
del ARI, el Frepaso y el Frente para el Cambio. La norma votada en la Cámara baja, de aprobarse, restaría poder a la Nación frente a las provincias. Fue una sesión picante, con gritos, debates y chicanas. Los gobernadores del PJ, que apoyaron a sus legisladores, siguen sin arreglar con el Gobierno.

Por Felipe Yapur

Lo que ocurrió anoche en la Cámara de Diputados fue un claro anticipo del nuevo escenario político que comenzó a gestarse a partir de los comicios del 14 de octubre. El bloque del PJ junto al Frepaso, el ARI y el Frente para el Cambio se impusieron ante el debilitado bloque oficialista al aprobar el proyecto que coparticipará los 4500 millones que por año se recaudan por las transacciones bancarias. La decisión de los legisladores significó un duro revés para al gobierno de Fernando de la Rúa, a quien se le complicó la posibilidad de alcanzar a un acuerdo con los gobernadores justicialistas antes de emprender su viaje a los Estados Unidos.
La coparticipación del impuesto a al cheque fue una de las medidas parlamentarias que el PJ había decidido utilizar ante la falta de respuesta del gobierno nacional a sus exigencias. En un principio, los radicales no creyeron que la oposición iba a lograr el quórum necesario para tratar la polémica modificación. Había antecedentes suficientes como para creerlo, y las frustradas sesiones especiales se presentaban como pruebas que consideraban irrefutables. Se equivocaron.
Incluso algunos gobernadores justicialistas descreían del compromiso de sus propios diputados, muchos de los cuales mantienen añosas diferencias con sus jefes de provincia. Esta fue la razón por la que al mediodía de ayer estaba en dudas la presencia de una delegación de gobernadores en el recinto. Cambiaron de opinión cuando desde la presidencia del bloque, que conduce el cordobés Humberto Roggero, informaron que de los 99 legisladores estaban presentes 97. Sólo faltaron los menemistas Claudio Sebastiani y Dulce Granados.
Fue una sesión intensa, por momentos caldeada, que incluyó algún insulto y bastantes rechiflas dirigidas a los radicales y los dos frepasistas que quedan en el oficialismo: Darío Alessandro y Rodolfo Rodil.
A las 16, estaban sentados los justicialistas, los frepasistas escindidos, el ARI y el Frente para el Cambio. Estos dos últimos con unas ausencias circunstanciales, pero que alejaban la posibilidad de sesionar. La presencia de cinco legisladores del Interbloque Federal, encabezados por Alberto Natale, hizo pensar que la sesión comenzaría. Esto obligó al titular de la Cámara baja, Rafael Pascual, a ingresar al recinto. En tanto, los radicales Alejandro Nievas y Rafael Cambareri lograron, por unos instantes, sacar a los provinciales de las bancas generando una serie de abucheos, ruidosos silbidos y hasta un grito de “traidor” para el santafesino Natale. Los justicialistas estaban excitados, sentían que el quórum estaba cercano.
Algo le falló a los radicales, porque tras unos minutos de cabildeos los provinciales retornaron a sus bancas. Y estallaron los vítores y aplausos. Testigo de todo fue la nosiglista Cristina Guevara quien, emulando quizá a su referente, espiaba lo que ocurría detrás de uno de los pesados cortinados. Cuando el panel luminoso anunció el quórum, Guevara llamó al despacho de Pascual. Allí estaba el resto del bloque aliancista que, segundos después, estaban sentados en sus respectivas bancas mientras el justicialista Mario Das Neves se desgargantaba gritándoles: “Traidores”.
Pascual intentó dilatar la sesión al hacer caso a la decisión de considerar cerrada la lista de oradores y votar sin más la norma. “Está haciendo trampa, señor presidente”, gritaba desaforado Jorge Matzkin mientras sus colegas abucheaban. Recién a las 17.30, con 218 legisladores presentes, la Cámara votó al norma en general. 138 estuvieron a favor, incluidos dos radicales entrerrianos: Guillermo Corfield y María Herzovich. En contra hubo 65.
Antes, el radical mendocino Raúl Baglini intentó frenar la avalancha de votos al esbozar la teoría del abismo cuando describió “las consecuencias que puede tener para el país la sanción de esta ley, cuando se está tratando de renegociar la deuda”. Como no encontró eco con el apocalipsis internacional insistió con un argumento de cabotaje: se va a “dificultar el desembolso de crédito a provincias como Córdoba o Santa Fe”. La única que le respondió fue la titular del ARI, Elisa Carrió: “Deje de correr con el miedo. Ya no nos pueden extorsionar, porque ya se llevaron la república, y ahora quieren estatizar la deuda de las empresas que pagan las campañas”. Ningún radical le contestó.
Ayer no sólo se libró una batalla parlamentaria en el marco de la lucha por la coparticipación federal. También comenzaron a verse los primeros signos de lo que será la interna justicialista, donde ningún sector quiere quedarse fuera y todos pugnan por demostrar quién es más duro frente al oficialismo.
Situación que se potenció cuando hicieron su aparición en el hemiciclo los gobernadores Juan Carlos Romero (Salta), Néstor Kirchner (Santa Cruz), Adolfo Rodríguez Saá (San Luis) y Carlos Juárez (Santiago del Estero). Los diputados peronistas, de diferentes provincias y corrientes, se abalanzaron sobre los gobernadores. “Les vamos a dar lo que necesitan”, fue la frase que más se escuchó durante los saludos.
Cuando, el Congreso aprobó la norma en general, los mandatarios aplaudieron a rabiar. Estaban exultantes. Uno de ellos, con la sonrisa de oreja a oreja, le dijo a Página/12 que “ahora De la Rúa no podrá seguir jugando con las provincias. No nos detendremos hasta verlo de rodillas”, señaló poco antes de tomar el auto que lo llevaría hasta la Casa de Córdoba. Allí los esperaban el resto de los mandatarios justicialistas.
Mientras los gobernadores volvían a encontrarse, en Diputados continuaba la sesión. Una larga lista de oradores se anteponía a la votación en particular del único artículo que tiene el proyecto que coparticipa el impuesto al cheque. Convencido sobre la imposibilidad o incapacidad de modificar el resultado de la inminente votación, el presidente del bloque radical, Horacio Pernasetti, reconoció “el éxito político que logró la oposición, que mejoró las posibilidades de negociar” y concluyó con un ruego. Pidió “una última consulta con los gobernadores” para sacar la mejor ley posible. No hubo caso. La oposición logró la media sanción de la norma que será debatida la semana que viene en el Senado de la Nación.

 

Las dos CGT contra el plan

Las dos CGT le advirtieron al Gobierno que “no tiene facultades” para cambiar la Ley de Asignaciones Familiares, modificación establecida en las nuevas medidas económicas, y anunciaron que le pedirán a la Justicia que dicte una medida de “no innovar” para frenar los cambios. “Desde ya la posición unánime del movimiento obrero argentino es rechazar la modificación de la Ley de Asignaciones Familiares”, dijo Rodolfo Daer, titular de la CGT oficial, mientras que Hugo Moyano, de la rama rebelde de esa central, calificó de “cortina de humo” al proyecto oficial.
Daer y Moyano dispararon simultáneamente contra las nuevas medidas del Gobierno. Moyano pronosticó que “no se va a reactivar el mercado interno y va a haber más perjuicio para la gente”. Por su parte, Daer dijo que “el país va estallar cuando la gente perciba la rebaja de salarios en forma real que trae esta modificación del sistema de asignaciones familiares”.
Ambos titulares de las centrales obreras más importantes del país aseguraron que el Ejecutivo no tiene potestad para cambiar la legislación sobre las asignaciones familiares. “Las dos CGT vamos a hacer la presentación en la Justicia de no innovar”, reveló Daer, que criticó que se les saque la asignación a las familias que cobran “1005 pesos”. En tanto, Moyano aseguró que los cambios que propone el Gobierno son “una mascarada” y una “cortina de humo”.

 

Baylac, el dipufantasma
Por F. Y.

Triquiñuela o simple error informático. La aparición del nombre del diputado en uso de licencia y vocero presidencial, Juan Pablo Baylac, en el detalle de la votación de la ley que coparticipa el impuesto al cheque, desconcertó a más de un legislador de la oposición. Lo descubrieron los justicialistas Graciela Camaño y Mario Das Neves, quienes tras la aprobación en general de la norma solicitaron el detalle de la votación que se realizó a través del sofisticado sistema informático. Grande fue la sorpresa cuando descubrieron, entre los que votaron negativamente, el nombre de Baylac. Lo primero que se pensó fue que estaban al frente de “un intento por invalidar la votación y así ganar tiempo”. Y para evitar caer en lo que consideraban una trampa, no dijeron nada. Poco después se conoció una errata de la presidencia de la Cámara, que advertía que en vez de Baylac debía leerse Alejandro Balián. Sin embargo, en el listado de la votación en particular ni Balián ni Baylac figuran.

 

Los peronistas siguen metiendo
presión antes de poner la firma

Por Martín Piqué

El Gobierno necesitaba acordar de una vez con los gobernadores. Había acelerado los tiempos y multiplicado las gestiones para que los peronistas aprobaran la oferta final del ministro de Economía. Y esperaba cerrar el arreglo en las últimas horas de la tarde, para que el Presidente pudiera exhibir en Estados Unidos el nuevo pacto fiscal con las provincias. Sin embargo, las aspiraciones oficiales deberán esperar un poco más: los mandatarios del PJ se desentendieron de las urgencias del Ejecutivo, rechazaron la iniciativa que les acercó el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y abrieron un cuarto intermedio hasta hoy a las 10.
El ofrecimiento del Gobierno contenía un punto que había sido reclamado con insistencia por los gobernadores del PJ: disponía que el 40 por ciento de los fondos coparticipables que debe la Nación se pagarían en Lecop, mientras que el 60 por ciento restante se cancelaría en pesos (artículo 1º). Y además aseguraba a las provincias que el Estado Nacional se encargaría de renegociar sus deudas, pero a cambio de que “las jurisdicciones deudoras las garanticen con recursos de la coparticipación federal de impuestos” (artículo 7). Pero la propuesta no fue aceptada.
Los peronistas se rehusaron a firmar porque no estaban de acuerdo con la forma de pago de los fondos coparticipables adeudados por el Ejecutivo. El bonaerense Carlos Ruckauf decía que el Gobierno pretendía abonar los débitos de este año en bonos Lecop, y postergar para el 2002 el pago del 60 por ciento en efectivo y el 40 en bonos. Este argumento fue negado por los aliancistas, pero los gobernadores del PJ mantuvieron su posición: habían advertido que el Ministerio de Economía pretendía hacer descuentos sobre el porcentaje en efectivo, lo que reduciría en forma notable el monto recibido en pesos: “Quieren descontarnos la jubilación y los aportes patronales. Así se hace imposible aceptar”, decía a Página/12 el asesor de un gobernador que integra el Frente Federal.
Esa posición retrataba el único punto de conflicto que impidió el acuerdo entre las provincias y la Nación. La renegociación de los débitos provinciales que ofrecía el Ejecutivo había conformado a todos. El problema era el pago de los fondos de coparticipación que el Gobierno dejó de distribuir a partir del déficit cero. Dos de los distritos más grandes del país –Córdoba y Buenos Aires– necesitan con urgencia dinero fresco para pagar los sueldos de octubre, que han sido reprogramados tanto por José Manuel de la Sota como por el bonaerense Ruckauf.
En este último caso, los problemas de caja son tan graves, que ya no alcanzan los Patacones. Este panorama obligó a Ruckauf a enfrentarse con dureza al Gobierno, que ayer lo responsabilizó por el fracaso de la negociación. El gobernador se ganó esas críticas por el tono confrontativo que usó durante la segunda reunión que tuvo lugar en la Casa de Salta, a partir de las 18:
–Basta de palabras. Si no hay plata, no firmo –insistió Ruckauf ante todos sus pares del PJ.
Su intransigencia generó agrias críticas en la Jefatura de Gabinete: “El que pudrió todo es Ruckauf”, decían desde el primer piso de la Rosada.
Las tratativas habían empezado a las 11, en la sede de Diagonal Norte al 900, donde el salteño Juan Carlos Romero ofició de anfitrión. Se habían citado a esa hora. A diferencia de otras veces, hubo asistencia completa: las 14 provincias que gobierna el peronismo estaban presentes: por Tierra del Fuego se encontraba el vice, y el formoseño Gildo Insfrán llegó con retraso, pero pudo incorporarse a las sesiones.
Durante las primeras horas, la atención estaba concentrada en lo que sucedía en la Casa de Chubut, donde se hallaban los gobernadores de la Alianza y los representantes del Gobierno. El cordobés De la Sota habló varias veces con Colombo y éste quedó en mandar por fax la última propuesta de la Nación. Pero el encuentro terminó y los mandatarios se dividieron en grupos: unos se fueron al Congreso, otros a una reunión con Eduardo Duhalde, y el resto a la Casa de Córdoba, en Callao al 300. En ese lugar se produjo el encuentro que decidió el fracaso de las negociaciones. De la Sota había ofrecido sus oficinas porque se encontraban cerca del Congreso, para monitorear desde ese allí la sesión de Diputados (ver aparte). Pasadas las 17, llegó una comitiva del oficialismo (integrada por Colombo y los gobernadores José Luis Lizurume, Angel Rozas y Roberto Iglesias) para apurar el acuerdo.
–No se puede negociar metiendo a los diputados a votar la ley del cheque– se quejó Colombo, al tanto de lo que sucedía en el Parlamento.
–Se lo habíamos advertido. Nosotros queremos negociar, pero ustedes no quieren ceder nada– le retrucó De la Sota.
El diálogo terminó con la abrupta retirada de Colombo, y con los peronistas comentando la discusión. Después se volvieron a la Casa de Salta, y luego llamaron a un cuarto intermedio. A pesar de las palabras de De la Rúa, que anoche les pidió “grandeza y compresión” y aseguró que “los que sean contrarios (al interés del país) serán señalados por la opinión pública”.

 


 

LOS MANDATARIOS ALIANCISTAS, DISPUESTOS A FIRMAR
Para “no dejarlo solo” a De la Rúa

Por Santiago Rodríguez

“El marco del acuerdo con los gobernadores de la Alianza está cerrado”, dijo a media tarde el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. “Se alcanzó un acuerdo que ensambla las necesidades de la Nación y de las provincias”, señaló un poco después el sanjuanino Alfredo Avelín y a continuación el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, confirmó que el trato estaba sellado. Sin embargo, los aliancistas recién firmarán hoy a la tarde –justo antes de que Fernando de la Rúa parta rumbo a los Estados Unidos– el nuevo Compromiso Federal por el Crecimiento y la Disciplina Fiscal. Desde el momento en que se hizo el anuncio de que se había llegado a un entendimiento hasta última hora de la noche, los mandatarios de la Alianza se repartieron en reuniones con sus pares peronistas para tratar de sumarlos al consenso y con los funcionarios del Gobierno para definir la letra chica del pacto.
El acuerdo pone punto final, al menos en lo que tienen que ver los aliancistas, a cuatro semanas de complicadas negociaciones y es en buena medida producto de que las cosas habían llegado ya a un punto en el que a ninguna de las partes le convenía seguir tirando de la cuerda. Con un pie arriba del avión, De la Rúa necesitaba el pacto con los gobernadores para llevarlo consigo a su entrevista con el presidente norteamericano George Bush; sin un peso en sus provincias, a los mandatarios también les resultaba necesario para poder empezar a pagar los sueldos.
Aunque el trato no representa todo lo que pretendían, los gobernadores aliancistas también tomaron nota de lo que el martes por la noche les dijo Raúl Alfonsín y accedieron a morigerar sus pretensiones. “Hay que apoyar al Presidente y no dejarlo solo, menos en este momento”, advirtió entonces el jefe del radicalismo en la cena que compartió con ellos y en la que estuvieron también Juan Vital Sorrouille, Mario Brodersohn y Federico Polak.
El camino al acuerdo comenzó a allanarse ayer, cuando el Gobierno accedió a las mejoras que propusieron los gobernadores. Colombo y el ministro del Interior, Ramón Mestre, llegaron entonces a la Casa de la Provincia de Chubut, donde los mandatarios con sus respectivos ministros de Economía estaban reunidos desde temprano y dieron las puntadas finales al trato.
Además del argumento político de “no dejar solo” a De la Rúa, lo que pesó en la decisión de los gobernadores de poner fin al toma y daca fueron dos elementos: que la Nación se comprometió a no transferirles más del 40 por ciento de la coparticipación en Lecop y a hacerse cargo del pago del capital de los pasivos provinciales a partir de la aplicación del impuesto al cheque como garantía ya no de la deuda nacional, sino también de la que tienen las provincias. Para aquellos distritos que no están endeudados el pacto establece la aplicación de un mecanismo de compensación a partir de 2004, cuando habrá que empezar a pagar nuevamente los vencimientos de capital de la deuda. Esto, desde ya, en caso de que los acreedores acepten la propuesta de renegociación que impulsa el ministro de Economía, Domingo Cavallo.
“Avanzamos muchísimo y el resultado resultó muy bueno en el contexto en que estamos”, evaluó un gobernador ante Página/12.
La letra chica terminará de plasmarse en el papel hoy a la mañana, de modo que pueda ser refrendado por la tarde antes de la partida de De la Rúa hacia Estados Unidos. En eso ya estuvieron trabajando con Colombo ayer a última hora el chaqueño Angel Rozas, el mendocino Roberto Iglesias y el chubutense Luis Lizurume. Esos tres gobernadores también estuvieron con algunos de sus colegas peronistas para tratar de sumarlos aunque hasta anoche no lo habían logrado.

 

Repsol cambia Lecop por plata

La empresa Repsol-YPF le ofreció a Neuquén canjear las Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop) que distribuirá el gobierno nacional por dinero en efectivo, según informó el gobernador de esa provincia, Jorge Sobisch. Este mandatario se mostró partidario de aceptar la curiosa oferta de la petrolera y aseguró que difundirá la propuesta con los otros gobernadores, ya que la oferta podría extenderse a todos los distritos del país.
“En la petrolera hay decisión de cambiar Lecop por dinero en efectivo”, dijo Sobisch, y agregó que este ofrecimiento permitiría la firma del nuevo Pacto Fiscal entre Nación y provincias. El gobernador neuquino explicó que conversó del tema con las autoridades de Repsol sólo para su provincia, pero aseguró que la empresa española podría hacer extensible ese canje a las demás provincias. Sobisch explicó que con el canje, Repsol cancelará “sus acreencias de impuestos con el Estado nacional”. Desde la firma condicionaron el canje a la firma del Pacto Fiscal.

 

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