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ENTREVISTA A MERCEDES SOSA, ANTES DE SUS SHOWS EN EL TEATRO GRAN REX
“No me detendrá un puñado de capitalistas”

La artista tucumana, con
cuarenta años de trayectoria, no tiene contrato discográfico. Asegura que en el aspecto profesional está �peor que con los militares�. Mañana y pasado ofrecerá dos recitales �como los de antes,
cuando no había tantos enchufes�.

Sosa hará en el Gran Rex dos shows acústicos, donde repasará canciones de su primera época.

Por Fernando D’Addario

Mercedes Sosa desanda sus cuarenta años de trayectoria y promete para mañana y pasado, en el teatro Gran Rex, “un show como los de antes, cuando no había tantos enchufes”. Su regresión temporal, que se materializará en un concierto acústico donde repasará bellísimas canciones (en muchos casos olvidadas) de su repertorio de los años 60, no implica una desconexión con la realidad actual. Que de hecho la golpea con dureza en su condición de artista: la Negra, con sus pergaminos y su trayectoria indiscutibles, no tiene contrato discográfico. Grabó un disco que ninguna compañía parece estar dispuesta a editar. Mercedes ensaya primero hipótesis de tipo esotérico (“haber ganado el Grammy parece que me trajo mala suerte”) para llegar más tarde a una conclusión que –con las distancias del caso– la iguala con buena parte de la sociedad argentina: “Me siento maltratada”, dice en la entrevista con Página/12.
Mercedes saldrá con su poncho rojo y su bombo, para cantar canciones sin tiempo, como “Cuando tenga la tierra”, o “Lapachos en primavera”, o “Romance de barrio”, pero sostiene que “lo peor que le puede pasar a una artista y a una persona es hacerse la vieja y negar la evolución de las cosas. Por ejemplo, yo con internet me siento menos sola, porque me pongo en contacto con amigos de todo el mundo. Muchos creen que el afecto del público es permanente, pero una vez que una se bajó del escenario, llega al hotel y está sola”. Además de los shows en el Gran Rex (en los que actuará con su banda habitual y estarán como invitadas Natalia Barrionuevo, de La Rioja, y Guillermina Beccar Varela), el próximo jueves ofrecerá un concierto en el teatro Colón, en homenaje a Ana Frank y los sobrevivientes de la Shoá, en una función a beneficio de la Fundación Memoria del Holocausto.
–Se la nota triste.
–Estoy peor que con los militares. Me siento perseguida, pero no por los represores, como pasaba hace años, sino por una dictadura económica. Ahora las armas son otras. En la Warner de Alemania querían sacar mi disco, pero en la filial de acá, Luis Méndez se negó a sacarlo. Me mandó un ramo de flores, eso sí, y me dijo que no podían competir con Universal, que está sacando recopilaciones de grandes éxitos de mi carrera. ¿Para qué quieren un contrato nuevo, si los otros tienen todo el catálogo para vender? Pero no se dan cuenta de que yo sé elegir mi repertorio, que cada disco nuevo, aunque tenga canciones viejas, es una manera de seguir apostando por la música popular. Pero me tienen de un lado para el otro. Quisiera saber qué es lo que pasa conmigo. Ahora, si esto me ocurre a mí, no me quiero imaginar lo que les espera a los jóvenes que recién empiezan y a los que se les niega la posibilidad de expresar su talento.
–En las discográficas dicen que usted es una artista muy cara.
–Sí, es verdad, soy una artista cara, pero vendo en todo el mundo. Si acá la situación está mal y la gente no compra discos, es ridículo que me corten la posibilidad de vender en otros países. En Universal, hace dos meses me dijeron que no les interesaba firmar un contrato conmigo. En realidad no me lo informaron directamente a mí, porque nadie se anima a decirme las cosas en la cara. Le explican a mi contador sobre sus problemas financieros. Y yo pregunto: ¿por qué a mí? Hay otros artistas que también viven en este país, sufren la crisis y sin embargo tienen contratos millonarios.
–¿Cree que hay algo más que la crisis económica?
–Y... debe ser que soy tucumana, negra y gordita, y eso no les gusta. Acá en la Argentina parece que para ser artista hay que ser medio bandido, o contar chistes verdes, o tomarse el folklore como un instrumento para hacerse famoso en poco tiempo. Evidentemente, lo que yo canto le debe molestar a alguien. Es raro, porque mi repertorio no es tan politizado.
–En estos días salió el último disco de Claudio Sosa, en el que usted canta una canción de Duende Garnica, la “Chacarera del olvidao”. Los últimos versos dicen: “Levántate cagón/ que aquí canta un argentino”.
–Me pasó algo raro con ese tema. Lo canté en Alemania, y la gente se ponía de pie para aplaudir, sin saber lo que decía la letra. Había algunos argentinos que sí lo entendían, y se producía como un contagio. Terminaban todos conmocionados, porque lo que transmite la canción es muy fuerte. Además, me siento muy bien cuando actúo en Alemania. Me levanta la autoestima. Cada vez que salgo de gira, me pregunto: ¿quién me va a ir a ver a mí? Pero la gente va, le gusta lo que hago, y vuelvo agrandada a la Argentina. Pero no agrandada de vanidad, sino de felicidad. Y volviendo a esa canción, me gustaría que el argentino se levante un poquito. Como pasó con Aerolíneas. Cuando la gente la pelea, gana.
–En estos últimos tiempos cambiaron los métodos de lucha.
–Sí, pero yo no estoy con los piqueteros. No estoy con los que rompen, sino con los que construyen. Me gustan los que luchan, pero no cortando las rutas. En los ‘70 era distinto. Yo he sido comunista y canté canciones de barricada, pero ahora estoy alejada de temas como “A desalambrar”. No creo que haya que desalambrar nada hoy, sino ayudar a esa gente del campo que está perdiendo todo porque tiene las tierras inundadas.
–¿Cambió de postura?
–Mire, como dice la canción, todo cambia. Yo cambié para bien, pero sigo siendo de izquierda. Nadie puede decir que yo sea una traidora. Mis convicciones se mantienen. Creo que las revoluciones son en primer lugar culturales. Y se construyen. Por eso digo que la lucha de los trabajadores de Aerolíneas fue un acto revolucionario. Me da vergüenza ver todos los días lo que hacen en este país con los obreros, con los jubilados, y no es con piquetes como se van a arreglar las cosas, sino con una lucha inteligente.
–¿Y cómo luchará en lo personal para poder seguir normalmente con su carrera?
–No me puedo detener frente a un puñado de capitalistas. No tengo belleza ni juventud, pero tengo mi voz y el sentimiento que sale de mi voz. No es fácil doblegar a una mujer de izquierda.

 

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