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FRACASAN LOS ESFUERZOS DE UN GOBIERNO MULTIETNICO
¿De qué unidad nacional nos hablan?

Mientras representantes pashtunes moderados iban a pedir al mullah Mohammad Omar que las fuerzas talibanas abandonen Kandahar, el propio Omar concedió una entrevista a la BBC �reproducida aquí� donde manifestó su esperanza en la ayuda de Dios para �la aniquilación de Estados Unidos�.

Por Eduardo Febbro
Desde Islamabad

Un silencio repentino enmudeció los comentarios a menudo entusiastas de la clase política pakistaní. El desenlace rápido de la campaña militar en Afganistán, la estampida sin resistencia de los talibanes y la inobjetable influencia que la Alianza del Norte ejerció en la victoria contra el régimen del mullah Omar eran lo último a lo que se hubiesen esperado los dirigentes pakistaníes. En poco menos de 48 horas, la solución política ideada por Islamabad para la fase “postalibán” se esfumó sin remedio. Nada testimonia mejor del malestar que reina en la capital pakistaní como el grito con que los comandos de la Alianza del Norte destruyeron la embajada paquistaní en Kabul: “¡Muera Pakistán! ¡Muera Pakistán!”.
La Alianza e Islamabad son dos antagonistas irreconciliables, tanto más cuanto que la Alianza del Norte puede legítimamente reivindicar el poder absoluto en Afganistán luego de haberlo conquistado con las armas. “Ninguna facción sola debe tomar el poder en Kabul”, repetía sin descanso la Cancillería paquistaní mientras trabajaba en la sombra para imponer en el futuro gobierno afgano una mayoría de representantes de la etnia pashtún, la más importante del país. El curso repentino de la guerra y las indecisiones de las tribus pashtunes enredadas en múltiples divisiones que le impidieron elegir a tiempo entre los talibanes y los Estados Unidos le sacaron a Pakistán el protagonismo que pensaba tener en los asuntos afganos. El presidente pakistaní Pervez Musharraf había sorteado con éxito todos los obstáculos pero terminó perdiendo el último y más trascendente de los movimientos: el que conduce a la victoria final. El aplastante triunfo de la Alianza del Norte dejó sin efecto el sueño de tener en Kabul una “coalición representativa de la diversidad social y religiosa del país”, es decir, dominada por los pashtunes, o sea, controlada por Islamabad. Y hacen renacer el temor al caos del gobierno mujaidín aliancista que gobernó hasta la toma del poder por los talibanes.
Sin embargo, los analistas locales también ponen de relieve una evidencia inocultable. A diferencia del ‘92, la Alianza no cuenta con las fuerzas suficientes ni para controlar el país por si sola, ni para desgarrarse como en el pasado. “Las capacidades militares de la Alianza son más que reducidas. Fíjese lo ocurrido en Mazar-i-Sharif: sin los bombardeos norteamericanos, las tropas de la Alianza jamás hubiesen tomado la ciudad”, dice bajo el más estricto anonimato un militar paquistaní. Esa debilidad de los aliancistas los pone en situación de “dependencia” y de “obediencia” frente a Estados Unidos y, por consiguiente, según varios observadores, “torna más viable la plena realización de un proceso de paz”. Además, en repetidas ocasiones, los líderes de la Alianza repitieron que no anhelaban “quedarse con todo el poder” y que apoyaban una proceso de paz encabezado por el rey Zaher Shah. Mirvair Zahir, el hijo más joven del rey, llamó a la Alianza del Norte a “no repetir los errores que cometió entre 1992 y 1996, cuando las luchas entre las facciones destruyeron un tercio de Kabul”.
A su vez, a pesar de las declaraciones “apaciguadoras” de unos y otros, quién puede poner en tela de juicio la supremacía de la Alianza del Norte que en apenas cuatro días se apoderó de las ciudades más estratégicas de Afganistán. Como si fuera poco, la Alianza no está sola en este juego: sus éxitos militares son producto de la combinación de las bombas norteamericanas y la “ayuda” considerable aportada por Irán y Rusia. Sin Irán, la ciudad de Herat nunca hubiese caído tan rápidamente en manos de la Alianza del Norte. Sin Rusia, el fuego aliancista jamás hubiese sidotan eficaz. Y qué decir de la India, país que inobjetablemente aportó su granito de pólvora a los canones de la Alianza para reforzar así el poder de un grupo enemigo de su peor enemigo, es decir Pakistán. Es en medio de este delicado contexto geopolítico que EE.UU. y la ONU buscan crear un “gobierno ideal”. Demasiado tarde.

 


 

PEDIRAN A LOS TALIBANES QUE ABANDONEN KANDAHAR
Aparece el “pashtún moderado”

Por Jonathan Steele y Ewen MacAskill
Desde Islamabad y Londres

Los líderes tribales del sur de Afganistán advirtieron ayer a la Alianza del Norte que se mantenga fuera de Kandahar, la fortaleza talibana en el sur. Los comandantes de seis grupos tribales de los pashtunes, el grupo étnico dominante en el sur, fueron los que emitieron la advertencia. Aunque opuestos a los talibanes, los jefes están decididos a que la ciudad no caiga en manos de la Alianza del Norte, que está compuesta por no pashtunes. “Nunca los dejaremos venir a Kandahar y tomar la ciudad –dijo el Mullah Malung, un ex comandante en Kandahar–. Si tratan de venir a Kandahar, será un gran error para ellos.”
Los comandantes tribales van a mandar una misión en los próximos días a los talibanes en Kandahar pidiéndoles que entreguen la ciudad. Los comandantes han dicho que no están en contacto directo ni con la Alianza del Norte, ni con el líder talibán, Mullah Mohammed Omar. Pero han tenido varios contactos con los comandantes pashtunes talibanes. Según Malang, “los comandantes dijeron que los talibanes estaban todavía firmemente a cargo de Kandahar desde ayer a la mañana. Los talibanes todavía tienen un gobierno estable en la provincia de Kandahar”. Añadió que creía que la misión de paz sería exitosa porque los talibanes saben que han sido derrotados.
Los talibanes enfrentan ataques tanto de las fuerzas de la Alianza del Norte como los levantamientos de los grupos tribales. Estados Unidos también continúa bombardeando Kandahar. Abdul Khaliq, un partidario del ex rey Zahir Shah, que está apoyado por Estados Unidos y Gran Bretaña, dijo: “Nuestro mensaje a los comandantes que todavía están con los talibanes es que deben abandonarlos. Todos ellos son nuestros hermanos de sangre”. Los comandantes pashtunes ofrecieron una conferencia de prensa en la ciudad de Quetta en el sudoeste paquistaní para anunciar la misión de paz al Mullah Omar, que dio una desafiante entrevista al Servicio Mundial de la BBC ayer (ver nota aparte). La declaración del Mullah Omar de que los talibanes controlan solo “cuatro o cinco provincias” concuerda con la estimación de su control ofrecida en Islamabad por Francesc Vendrell, el enviado de la ONU a Afganistán.
Mientras aumenten los informes de más y más áreas pashtunes cayendo ante las milicias locales y los comandantes mujaidines, Vendrell dijo que los talibanes sólo controlaban la provincia de Helmand, el sur de Oruzgan y partes de Zabol, Nimruz y Kandahar. “Los talibanes están en proceso de desintegración como fuerza organizada y como administración organizada. En una serie de provincias los shuras o consejos locales se están declarando en su contra, y en algunos casos arrestando a los principales líderes talibanos”, dijo. Un líder tribal afgano. Hamid Karzai, declaró ayer desde dentro del sur de Afganistán que la población de Kandahar se había alzado contra los talibanes. Su declaración no pudo ser confirmada aunque Vendrell dijo que también había escuchado informes sobre luchas en las calles de la ciudad.
Karzai, un líder tribal pashtún apoyado por Estados Unidos que estuvo en el sur de Afganistán durante varias semanas tratando de fomentar un levantamiento anti talibán, dijo: “La gente se ha alzado totalmente en contra de ellos”. Hablando por un teléfono satelital desde Oruzgan, dijo: “La gente de Kandahar tomó las calles. Los talibanes están retirando de Kandahar equipos pesados”. No hubo una confirmación independiente pero grupos no gubernamentales hablaron de cientos de familias afganas huyendo hacia Pakistán a causa de la lucha en el área.

De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

El hilo de Ariadna

Un gobierno de unidad nacional no está a la vuelta de la esquina en Afganistán, pero sí uno de los objetivos clave de la estrategia del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld: el resquebrajamiento –entusiasta y materialmente martillado por los bombardeos estadounidenses sobre la ciudad santa talibana de Kandahar– de la etnia pashtún, mayoritaria en un 60 por ciento en el mosaico étnico de Afganistán, y que integra la mayoría talibana. Pero si todos los talibanes son pashtunes, no todos los pashtunes son talibanes. O, por lo menos, han empezado a descubrir que no les conviene serlo. La delegación de las tribus pashtunes del sur que está yendo a pedirle al mullah Mohammad Omar que retire sus fuerzas de Kandahar es un ejemplo. Otro es el ex viceministro del Interior talibán, que eligió permanecer en Kabul tras su conquista por la Alianza del Norte y –ése sí- seguramente aspira a un cargo expectable en un gobierno de unión nacional.
Pero lo prioritario para EE.UU. no es ahora el gobierno de unidad nacional, sino que las deserciones y traiciones dentro de los talibanes bien pueden proporcionarle el hilo de Ariadna que lo lleve hacia el Minotauro. Es decir, a Osama bin Laden y la organización Al-Qaeda que tiene refugiada bajo la escabrosa geografía de montañas de Afganistán. De modo que el examen de la situación puede ser limpiamente dividido en dos partes: de un lado, las perspectivas de estabilización de Afganistán son catastróficas, pero del otro, los talibanes y Bin Laden están al borde del jaque mate, y lo saben. Bin Laden suena cada vez más desesperado: desde el fracaso en su llamado a derrocar al gobierno paquistaní hasta su televisada bravata del fin de semana pasado de que tiene armas químicas y nucleares, la estridencia creciente de su discurso crece en proporción directa al deterioro y envejecimiento de su aspecto físico. El reportaje que el mullah Omar concedió ayer a la BBC (y que Página/12 reproduce íntegramente en la página opuesta), no le va en zaga: repite y repite incesantemente que destruirá a EE.UU., depurará a los talibanes y no entrará a un gobierno de unidad nacional al que jamás fue invitado.
Es aquí donde surge la importancia de la división en los pashtunes. El otro capítulo –el de la estabilización– viene manu-militari, por la llegada de fuerzas norteamericanas, inglesas y francesas. Y aquí radica el problema de mañana: la entrada en escena de terceros actores –como Irán– a partir del estado de fragmentación nacional y el lento despliegue de las fuerzas occidentales.

 

“Queremos destruir a EE.UU. y no
entraremos en ninguna coalición”

“Nuestro objetivo es la destrucción de Estados Unidos, y preferimos morir antes de participar de un gobierno de coalición.” Estas son algunas de las tajantes definiciones ofrecidas ayer a la BBC de Londres por el mullah Mohammad Omar, líder religioso de los talibanes depuestos del poder. La entrevista, una de las pocas que el dirigente talibán haya jamás acordado a un medio occidental, fue realizada por teléfono satelital. Un intermediario talibán se comunicaba con el mullah por walkie-talkie y luego acercaba el aparato al teléfono para que la BBC pudiera grabar las respuestas del jefe talibán. Estas eran luego traducidas al inglés por un intérprete.
–¿Qué piensa usted de la situación actual en Afganistán?
–Ustedes (la BBC) y las radios estadounidenses fantoches crearon inquietud. Pero la situación actual en Afganistán está ligada a una causa más grande, o sea la destrucción de Estados Unidos. Por otra parte, está en proceso un escrutinio de los talibanes para determinar quiénes son leales y quiénes no. Todas estas cosas ocurrirán en breve tiempo.
–¿Qué quiere decir usted por destrucción de Estados Unidos? ¿Tiene un plan concreto para implementarlo?
–Este proyecto continúa y si Dios quiere está siendo implementado, pero es una tarea inmensa que supera la voluntad y la comprensión de los seres humanos. Con la ayuda de Dios, ocurrirá pronto. Tenga en mente esta predicción.
–Según algunas informaciones, Osama bin Laden amenazó con utilizar armas nucleares, químicas o biológicas contra Estados Unidos. ¿Es a esto a lo que se refiere su amenaza?
–No es asunto de armas. Tenemos la esperanza de la ayuda de Dios. El verdadero asunto es la aniquilación de Estados Unidos. Y si Dios quiere (Estados Unidos) se va a derrumbar.
–En los últimos días ustedes han perdido el control de varias provincias. ¿Esperan volver a reconquistar los territorios perdidos?
–Esperamos que puedan ver el tipo de cambios que ya sea han visto antes (provincias perdidas y reconquistadas por los talibanes).
–¿Cuál es la razón de este repliegue rápido? ¿Por qué sus tropas huyeron de las grandes ciudades? ¿Es porque tuvieron fuertes pérdidas durante los bombardeos estadounidenses o porque sus soldados los traicionaron?
–Le he dicho que está ligado a una causa más grande... Los talibanes pueden haber cometido algunos errores. Chequear a los talibanes (por su lealtad) es una tarea grande. Y estos problemas pueden servir para limpiar (a los talibanes errantes) de sus pecados. Pero hay un gran cambio en camino en el otro lado también.
–¿Puede decirnos cuáles son las provincias que controlan actualmente?
–Tenemos cuatro o cinco provincias. Pero el número de provincias que controlamos no es importante. Nos ha ocurrido tener sólo una provincia, pero hubo un período en el que tuvimos todas las provincias que perdimos en una semana. Así que el número de provincias no es importante.
–Su participación en un futuro gobierno fue ya descartada. Si algunos de sus hombres deciden participar en un futuro gobierno como representantes de los talibanes en general o de los talibanes moderados, ¿ustedes se opondrían?
–No existe tal cosa entre los talibanes. Todos los talibanes son moderados. Hay dos cosas: el extremismo (“ifraat”, o hacer algo en exceso) y el conservatismo (“tafreet”, o hacer algo insuficientemente). En ese sentido, nosotros somos todos moderados, tomando el camino del medio.
La lucha por una formación de un gobierno de unión nacional dura desde hace 20 años, pero fracasó. No aceptaremos un gobierno de maleantes, preferimos la muerte a participar de un mal gobierno. Yo les digo, no olviden esto. Esta es la predicción. Ustedes pueden creerme o no, ése es problema de ustedes. Pero tendremos que esperar y ver.

Disponible por Internet en www.bbcmundo.com

 

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