Por Luke Harding
*
Desde
Mazar-i-Sharif
La perspectiva de alguna forma
de rendición talibana en Kunduz se volvió más real
ayer después de que los generales de la oposición revelaran
que el último comandante de los talibanes en la asediada ciudad
del norte había aceptado dirigir personalmente la entrega de las
armas. Se espera que hoy el mulá Faizal salga de Kunduz en un convoy
de camionetas hacia el pueblo de muros de barro de Chardara, en las afueras
de la ciudad. Ahí el comandante y su guardia de elite entregarán
sus Kalashnikovs y los jeeps de batalla a cambio de una promesa de un
salvoconducto. Pero no quedó en claro anoche si los combatientes
árabes también atrapados en Kunduz habían aceptado
el trato, o si en cambio elegirían quedarse atrás y pelear
hasta morir.
Las negociaciones continúan en este momento. Si esto no funciona,
entonces habrá más combate. Pero Kunduz está todavía
bajo control talibán, dijo a Reuters anoche el ministro de
relaciones exteriores de la Alianza del Norte, Abdullah Abdullah. Esperamos
que las negociaciones funcionen, pero si esto no sucede no tenemos otra
alternativa que la opción militar dijo. De lo que estamos
hablando... es un pequeño bolsón de talibanes resistiendo
y ya les dimos muchas oportunidades. Les hemos dado más tiempo,
hasta mañana por la tarde. Si no hay resultados después
de estas negociaciones, la lucha se reanudará. Los talibanes
todavía tienen una enorme y masiva fuerza armada en la ciudad,
que comprende a 12.000 afganos talibanes y hasta 2000 combatientes extranjeros.
En una entrevista con este diario ayer, el comandante de la alianza Ustad
Atta Mohammad dijo que a todas las tropas talibanas atrapadas en Kunduz
se les daría la oportunidad de entregar sus armas y lanzamisiles.
Si no se rinden, morirán añadió.
Si se entregan honestamente a nuestra gente y cooperan con nosotros entregando
a Osama bin Laden entonces les permitiremos que regresen a sus casas.
Los talibanes han acortados rendirse no solamente ellos sino todos los
extranjeros. Los prisioneros serán tratados de acuerdo a la ley
internacional, dijo.
En una táctica destinada a pulverizar a los talibanes, los aviones
de guerra norteamericanos bombardearon nuevamente a Kunduz ayer a la mañana.
Fuertes explosiones podían oírse hasta Mazar-i-Sharif, a
unos 140 kilómetros al oeste. Los espectadores que veían
un partido de buzkashi, una especie de polo que se juega con un ternero
degollado en lugar de una pelota, miraban el cielo mientras los aviones
de guerra de Estados Unidos volaban por arriba, dejando rastros de vapor.
Fuerzas de la Alianza del Norte también atacaron ayer, en lo que
constituyó un desafío directo al acuerdo de rendición
negociado tres días atrás por el general uzbeko Rashid Dostum.
La Alianza disparó misiles contra posiciones talibanas en el suburbio
de Khanabad, 24 kilómetros al este, e impactaron los distritos
de Pul-e-Bangi y Dasht-e-Archi.
La milicia uzbeka del general Dostum ha bloqueado el camino desértico
que sale de Kunduz por el oeste. Combatientes tajikos de la Alianza del
Norte leales al difunto comandante opositor Ahmed Shah Massoud controlan
las montañosas líneas del frente que se encuentran al este
y al sur. Su fuerza, Jamiat-i-Islami, también controla Kabul y
se encuentra comandada por el general Mohammed Qassim Fahim, sucesor del
asesinado comandante aliancista Ahmed Shah Massoud, quien no parece dispuesto
a permitir que el general Dostum ocupe la ciudad del norte.
Ayer Ustad Atta Mohammad, que está aliado con el general Dostum,
negó informes de que exista una disputa en marcha entre la oposición
antitalibana. Les hemos hablado. Tienen algunas opiniones que no puedo
decirle cuáles son. Pero podremos resolver el problema, sostuvo.
Otroasesor describió a la Alianza como una familia. Dostum
es el hermano mayor, agregó.
El mulá Faizal volvió a Kunduz tarde en la noche del jueves
después de negociaciones con el general Dostum en su fortaleza
de muros de barro en las afueras de Mazar-i-Sharif. Luego de negociaciones
que duraron hasta el amanecer, Maizal acordó la capitulación.
También insistió en que los combatientes árabes leales
a Osama bin Laden entregarían sus armas. Pero algunas fuentes dijeron
que el molá Faizal estaba teniendo problemas para convencer a los
hombres de la línea dura de las bondades de su estrategia.
El general Dostum planea enviar 5000 de sus combatientes a Kunduz para
ejecutar el desarme de los talibanes y garantizar la seguridad de la ciudad.
Las tropas que se espera que vayan a Kunduz provienen de las localidades
adyacentes de Tashkurghan y Samangan. Dostum también ha anunciado
que uno de sus principales asesores, Amir Latif, será el nuevo
gobernador de Kunduz, una decisión que claramente ha enfurecido
a sus rivales entre los comandantes de la oposición.
La mayoría de los observadores creen altamente probable la perspectiva
de un baño de sangre, incluso si una proporción importante
del extenuado ejército talibán cumple con el plan del molá
Faizal. El general Dostum también está claramente nervioso
con la perspectiva de que todo salga mal. Acaba de tomar posesión
de un automóvil artillado, admitieron sus asesores.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: C.D.
Claves
El avance militar de
la antitalibana Alianza del Norte se detuvo y parece estar en problemas.
En la ciudad de Kunduz, en el norte afgano (controlado casi íntegramente
por la Alianza), 14.000 combatientes talibanes aún no negociaron
su rendición y hoy podría comenzar la batalla final.
Ayer, los bombardeos norteamericanos sobre Kunduz se podían
escuchar a más de 100 kilómetros de allí, en
MazariSharif.
Además, habría
una división dentro de los antitalibanes. El general tajiko
Mohammed Fahim se opondría a que el uzbeko Rashid Dostum
tome la ciudad.
La otra ciudad, Kandahar,
está más resistente que nunca. Algunas versiones indican
que los talibanes habrían emplazado más de 500 tanques
en su centro espiritual y que su control sobre Kandahar se extiende
en un radio de más de 100 kilómetros (ver pág.
20).
Además se abrió
otro frente de resistencia: Maidan Shahr, localidad a 30 kilómetros
de Kabul que conecta las rutas hacia Kandahar, en el sur, y MazariSharif,
hacia el noroeste.
La conferencia interafgana
para resolver el futuro político del país, auspiciada
por la ONU, fue postergada para el martes en Bonn, Alemania.
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APARECE
UN TERCER FRENTE A SOLO 30 KILOMETROS DE KABUL
Problemas que surgen en la marcha al sur
Por Guillermo Altares
Enviado
especial a Maidan Shahr
La Alianza del Norte ha encontrado
un foco de resistencia inesperado a sólo 30 kilómetros del
centro de Kabul, en el pueblo de Maidan Shahr, en cuyos alrededores se
han atrincherado unos 1000 guerrilleros talibanes, 400 de ellos mercenarios
extranjeros paquistaníes, chechenos y árabes. O, al menos,
ésa es la versión oficial. Según otras informaciones,
es un problema tribal. El comandante pashtún de la zona, Ghulam
Mohmad, no quiere someterse al nuevo gobierno provisional del país
y, tras una semana de negociaciones, la Alianza decidió lanzar
el jueves una ofensiva, que ayer continuaba, para reducir a sus tropas.
La experiencia de Maidan Shahr es muy significativa de lo que puede ocurrir
en Afganistán en las próximas semanas: conforme la Alianza
del Norte vaya avanzando hacia el sur, las cosas se van a poner cada vez
más complicadas. Menos en Kunduz, los avances en el norte del país,
territorio en el que los tayikos, uzbecos y hazaras son mayoritarios,
han quedado rápidamente asentados, pero en el sur las cosas son
muy diferentes. Allí los pashtunes son mayoritarios y sus relaciones
con el nuevo gobierno del país son más que tensas. No es
tampoco una casualidad que Kunduz sea la única zona de mayoría
pashtún en el norte de Afganistán.
El pueblo de Maidan Shahr, cuatro casas polvorientas con una gasolinera
donde se ha instalado el puesto de mando, está situado en la salida
suroeste de Kabul, en un cruce de carreteras. Su control es esencial para
la Alianza: bloquea la ruta a Kandahar (todavía en manos de los
talibanes), pero también a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte
del país. Tampoco se puede olvidar que los cohetes pueden alcanzar
una distancia de 21 kilómetros, por lo que los primeros suburbios
de Kabul están, en teoría, a tiro de las fuerzas de Mohmad.
Hace seis años, antes de que los talibanes tomasen Kabul, este
comandante fue uno de los primeros líderes pashtunes en rebelarse
contra el gobierno de Burhanuddin Rabbani. Ahora que la Alianza ha vuelto
al poder, la historia se repite.
El gobierno le pidió que entregase las armas hace una semana
y, como no lo ha hecho, decidió atacar, asegura uno de los
asistentes del comandante Sheer Alani, un pashtún miembro de la
Alianza, que está cargo de las operaciones bajo las órdenes
directas del ministro de Defensa, Mohamed Fahim.
Los combates empezaron el jueves en torno a las seis de la tarde y la
ofensiva de los talibanes hizo retroceder a las fuerzas de la Alianza.
En la mañana del viernes hubo fuego de artillería cruzado.
A media mañana las cosas estaban muy tranquilas, con los soldados
desarrapados de rigor mostrando las posiciones talibanas: a unos dos kilómetros
se puede ver un pueblo, ya en tierra de nadie, y un poco más allá
una colina, donde empiezan las posiciones del enemigo, desde donde se
responde al fuego de artillería. Cuando han intentado avanzar por
la carretera del pueblo, han encontrado francotiradores y fuego de mortero
que les ha obligado a retroceder.
Cientos de mujaidines, armados con fusiles de asalto AK-47, morteros y
lanzagranadas, unos ocho carros de combate, un lanzacohetes múltiple
un poco más en la retaguardia, varios cañones antiaéreos
montados en la parte de atrás de camiones... La Alianza del Norte
ha decidido tomarse en serio el frente de Maidan Shahr, que, según
ellos, es sólo un bolsón aislado de resistencia. Sin embargo,
otros 50 kilómetros más allá, siguiendo la carretera
de Kandahar, está el grueso del Ejército talibán
que defiende su feudo espiritual. Precisamente, ayer se podía ver
la estela en el cielo de los bombarderos B-52 de Estados Unidos que se
dirigían hacia allí. Los soldados miraban los aviones arrobados.
El gobierno provisional de Afganistán ha pedido apoyo aéreo
a Estados Unidos si la lucha se prolongaen un lugar tan incómodo,
política y estratégicamente, como las afueras de Kabul.
Hubo muchas negociaciones asegura un jefe de pelotón,
Ali Khan, pero fracasaron. Ahora estamos bajo las órdenes
de la Alianza del Norte y estamos esperando instrucciones para lanzar
la ofensiva. Cuando nos las den, nos pondremos en marcha. Creemos que
allí hay unos 1000 combatientes, muchos de ellos mercenarios extranjeros
de los talibanes, asegura. El viernes, el comandante Sheer Alani
se encontraba en Kabul y su segundo de a bordo, Abdul Ahmed, salió
disparado desde su puesto en la gasolinera para atender a una delegación
del Ministerio de Defensa.
Por la carretera de Kandahar van y vienen coches todoterreno con el maletero
descubierto llenos de mujaidines. Dicen que han luchado durante la noche
y que ahora los relevan, pero que volverán cuando empiece la gran
ofensiva. Interrogados sobre la existencia de bajas, dan la respuesta
habitual: Sí, los talibanes han sufrido muchas bajas, pero
nosotros ninguna. Sin embargo, una ambulancia militar pasa a toda
prisa desde la línea del frente, con un soldado herido en la mano.
Todos dicen que tomarán el pueblo sin problemas, pero los combates
se prolongan desde hace dos días y ya han pedido el apoyo aéreo
de Estados Unidos.
Kandahar
se prepara para resistir
y anticipan un gran baño de sangre
Por Jonathan Steele
*
Desde Quetta
Según un ex comandante
que acaba de escapar de Kandahar, las fuerzas talibanas se están
preparando para una fuerte defensa de la ciudad, su centro espiritual,
y están dispuestas a pelear hasta morir. Los civiles que pudieron
escapar de Kandahar señalaron que, a pesar de que los bombardeos
norteamericanos se intensificaron, los talibanes mantienen firmemente
el control de la ciudad. Los talibanes todavía controlan
la zona. Tienen una fuerte presencia militar allí, declaró
ayer uno de los líderes antitalibanes, Ahmad Karzai. El mulá
Bismilá, que manejaba un depósito talibán de municiones
hasta que huyó hacia Pakistán hace dos semanas, dijo que
los talibanes todavía tienen cientos de tanques listos para defender
la ciudad. Yo mismo vi entre 500 y 600 tanques en Kandahar,
declaró anoche. Si hay un ataque terrestre de Estados Unidos,
se defenderán.
La moral talibana está alta a pesar de la pérdida de Kabul
y de casi todo el norte de Afganistán. Habrá combates
hasta que muera el último talibán. Habrá un baño
de sangre, declaró Bismilá. Es difícil tener
una prueba concluyente sobre este punto, pero el escenario en el sur del
país parece indicar que los talibanes han podido lanzar una serie
de contraofensivas que les permitió mantener sus frentes de combate
a más de 160 kilómetros de Kandahar. También controlan
por completo la ruta desde Kandahar hasta la frontera con Pakistán
en Spin Boldak. Karzai reconoció que los esfuerzos de los líderes
tribales para convencer a los talibanes de rendirse en Kandahar fueron
en vano. No hay conversaciones sobre este punto en este momento,
dijo.
Del lado talibán, Tayyeb Agha, el principal consejero del mulá
Mohammad Omar, el líder de los talibanes, dejó en claro
que están determinados a no rendirse, aunque admitió que
el movimiento perdió a muchos de sus combatientes en los bombardeos
norteamericanos. Agha reafirmó que el mulá Omar todavía
está en la ciudad y aclaró que las versiones de que habría
entregado el poder a uno de sus lugartenientes son falsas. También
subrayó que los talibanes no se retirarán de Kandahar ni
siquiera para evitar la muerte de civiles bajo los bombardeos norteamericanos,
como sí hicieron en Mazar-i-Sharif, Kabul y otras importantes ciudades
del país, simplemente porque es su hogar espiritual. Esta
es la base de nuestro movimiento, y muchas de nuestras fuerzas retrocedieron
hasta aquí. Quedarnos y derrotar a nuestros enemigos es un pedido
de nuestro pueblo.
Otro de los testigos de la situación actual de la ciudad es Yousuf
al Shouly, corresponsal en Kandahar de la cadena de televisión
de Qatar Al Jazeera. Al Shouly dejó la ciudad tres días
después de que comenzara esta serie de bombardeos sobre Kandahar
y el domingo pasado comenzó a recibir tratamiento médico
en Pakistán. Creo que más de la mitad de los 800000
habitantes de Kandahar ya huyeron, dijo a este diario. La
mayoría de los funcionarios se esconden por la noche, y de día
apenas se ven unos pocos circulando por la ciudad. Ya no trabajan en sus
oficinas; todas han sido destruidas.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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