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LOS TALIBANES DEPONDRIAN SUS ARMAS HOY; LOS ARABES, NO SE SABE
Kunduz negocia hasta la misma muerte

La perspectiva de un
baño de sangre sobre
la asediada plaza fuerte talibana de Kunduz en el norte afgano parecía altamente probable ayer, mientras sus equivalentes en el sur, en Kandahar, se preparaban a morir y surgía un tercer frente.

Por Luke Harding *
Desde Mazar-i-Sharif

La perspectiva de alguna forma de rendición talibana en Kunduz se volvió más real ayer después de que los generales de la oposición revelaran que el último comandante de los talibanes en la asediada ciudad del norte había aceptado dirigir personalmente la entrega de las armas. Se espera que hoy el mulá Faizal salga de Kunduz en un convoy de camionetas hacia el pueblo de muros de barro de Chardara, en las afueras de la ciudad. Ahí el comandante y su guardia de elite entregarán sus Kalashnikovs y los jeeps de batalla a cambio de una promesa de un salvoconducto. Pero no quedó en claro anoche si los combatientes árabes también atrapados en Kunduz habían aceptado el trato, o si en cambio elegirían quedarse atrás y pelear hasta morir.
“Las negociaciones continúan en este momento. Si esto no funciona, entonces habrá más combate. Pero Kunduz está todavía bajo control talibán”, dijo a Reuters anoche el ministro de relaciones exteriores de la Alianza del Norte, Abdullah Abdullah. “Esperamos que las negociaciones funcionen, pero si esto no sucede no tenemos otra alternativa que la opción militar –dijo–. De lo que estamos hablando... es un pequeño bolsón de talibanes resistiendo y ya les dimos muchas oportunidades. Les hemos dado más tiempo, hasta mañana por la tarde. Si no hay resultados después de estas negociaciones, la lucha se reanudará.” Los talibanes todavía tienen una enorme y masiva fuerza armada en la ciudad, que comprende a 12.000 afganos talibanes y hasta 2000 combatientes extranjeros. En una entrevista con este diario ayer, el comandante de la alianza Ustad Atta Mohammad dijo que a todas las tropas talibanas atrapadas en Kunduz se les daría la oportunidad de entregar sus armas y lanzamisiles. “Si no se rinden, morirán –añadió–. Si se entregan honestamente a nuestra gente y cooperan con nosotros entregando a Osama bin Laden entonces les permitiremos que regresen a sus casas. Los talibanes han acortados rendirse no solamente ellos sino todos los extranjeros. Los prisioneros serán tratados de acuerdo a la ley internacional”, dijo.
En una táctica destinada a pulverizar a los talibanes, los aviones de guerra norteamericanos bombardearon nuevamente a Kunduz ayer a la mañana.
Fuertes explosiones podían oírse hasta Mazar-i-Sharif, a unos 140 kilómetros al oeste. Los espectadores que veían un partido de buzkashi, una especie de polo que se juega con un ternero degollado en lugar de una pelota, miraban el cielo mientras los aviones de guerra de Estados Unidos volaban por arriba, dejando rastros de vapor. Fuerzas de la Alianza del Norte también atacaron ayer, en lo que constituyó un desafío directo al acuerdo de rendición negociado tres días atrás por el general uzbeko Rashid Dostum. La Alianza disparó misiles contra posiciones talibanas en el suburbio de Khanabad, 24 kilómetros al este, e impactaron los distritos de Pul-e-Bangi y Dasht-e-Archi.
La milicia uzbeka del general Dostum ha bloqueado el camino desértico que sale de Kunduz por el oeste. Combatientes tajikos de la Alianza del Norte leales al difunto comandante opositor Ahmed Shah Massoud controlan las montañosas líneas del frente que se encuentran al este y al sur. Su fuerza, Jamiat-i-Islami, también controla Kabul y se encuentra comandada por el general Mohammed Qassim Fahim, sucesor del asesinado comandante aliancista Ahmed Shah Massoud, quien no parece dispuesto a permitir que el general Dostum ocupe la ciudad del norte.
Ayer Ustad Atta Mohammad, que está aliado con el general Dostum, negó informes de que exista una disputa en marcha entre la oposición antitalibana. Les hemos hablado. Tienen algunas opiniones que no puedo decirle cuáles son. Pero podremos resolver el problema”, sostuvo. Otroasesor describió a la Alianza como una familia. “Dostum es el hermano mayor”, agregó.
El mulá Faizal volvió a Kunduz tarde en la noche del jueves después de negociaciones con el general Dostum en su fortaleza de muros de barro en las afueras de Mazar-i-Sharif. Luego de negociaciones que duraron hasta el amanecer, Maizal acordó la capitulación. También insistió en que los combatientes árabes leales a Osama bin Laden entregarían sus armas. Pero algunas fuentes dijeron que el molá Faizal estaba teniendo problemas para convencer a los hombres de la línea dura de las bondades de su estrategia.
El general Dostum planea enviar 5000 de sus combatientes a Kunduz para ejecutar el desarme de los talibanes y garantizar la seguridad de la ciudad. Las tropas que se espera que vayan a Kunduz provienen de las localidades adyacentes de Tashkurghan y Samangan. Dostum también ha anunciado que uno de sus principales asesores, Amir Latif, será el nuevo gobernador de Kunduz, una decisión que claramente ha enfurecido a sus rivales entre los comandantes de la oposición.
La mayoría de los observadores creen altamente probable la perspectiva de un baño de sangre, incluso si una proporción importante del extenuado ejército talibán cumple con el plan del molá Faizal. El general Dostum también está claramente nervioso con la perspectiva de que todo salga mal. Acaba de tomar posesión de un automóvil artillado, admitieron sus asesores.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: C.D.

 

Claves

El avance militar de la antitalibana Alianza del Norte se detuvo y parece estar en problemas. En la ciudad de Kunduz, en el norte afgano (controlado casi íntegramente por la Alianza), 14.000 combatientes talibanes aún no negociaron su rendición y hoy podría comenzar la batalla final. Ayer, los bombardeos norteamericanos sobre Kunduz se podían escuchar a más de 100 kilómetros de allí, en Mazar–i–Sharif.
Además, habría una división dentro de los antitalibanes. El general tajiko Mohammed Fahim se opondría a que el uzbeko Rashid Dostum tome la ciudad.
La otra ciudad, Kandahar, está más resistente que nunca. Algunas versiones indican que los talibanes habrían emplazado más de 500 tanques en su centro espiritual y que su control sobre Kandahar se extiende en un radio de más de 100 kilómetros (ver pág. 20).
Además se abrió otro frente de resistencia: Maidan Shahr, localidad a 30 kilómetros de Kabul que conecta las rutas hacia Kandahar, en el sur, y Mazar–i–Sharif, hacia el noroeste.
La conferencia interafgana para resolver el futuro político del país, auspiciada por la ONU, fue postergada para el martes en Bonn, Alemania.

 

APARECE UN TERCER FRENTE A SOLO 30 KILOMETROS DE KABUL
Problemas que surgen en la marcha al sur

Por Guillermo Altares
Enviado especial a Maidan Shahr

La Alianza del Norte ha encontrado un foco de resistencia inesperado a sólo 30 kilómetros del centro de Kabul, en el pueblo de Maidan Shahr, en cuyos alrededores se han atrincherado unos 1000 guerrilleros talibanes, 400 de ellos mercenarios extranjeros paquistaníes, chechenos y árabes. O, al menos, ésa es la versión oficial. Según otras informaciones, es un problema tribal. El comandante pashtún de la zona, Ghulam Mohmad, no quiere someterse al nuevo gobierno provisional del país y, tras una semana de negociaciones, la Alianza decidió lanzar el jueves una ofensiva, que ayer continuaba, para reducir a sus tropas.
La experiencia de Maidan Shahr es muy significativa de lo que puede ocurrir en Afganistán en las próximas semanas: conforme la Alianza del Norte vaya avanzando hacia el sur, las cosas se van a poner cada vez más complicadas. Menos en Kunduz, los avances en el norte del país, territorio en el que los tayikos, uzbecos y hazaras son mayoritarios, han quedado rápidamente asentados, pero en el sur las cosas son muy diferentes. Allí los pashtunes son mayoritarios y sus relaciones con el nuevo gobierno del país son más que tensas. No es tampoco una casualidad que Kunduz sea la única zona de mayoría pashtún en el norte de Afganistán.
El pueblo de Maidan Shahr, cuatro casas polvorientas con una gasolinera donde se ha instalado el puesto de mando, está situado en la salida suroeste de Kabul, en un cruce de carreteras. Su control es esencial para la Alianza: bloquea la ruta a Kandahar (todavía en manos de los talibanes), pero también a Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte del país. Tampoco se puede olvidar que los cohetes pueden alcanzar una distancia de 21 kilómetros, por lo que los primeros suburbios de Kabul están, en teoría, a tiro de las fuerzas de Mohmad. Hace seis años, antes de que los talibanes tomasen Kabul, este comandante fue uno de los primeros líderes pashtunes en rebelarse contra el gobierno de Burhanuddin Rabbani. Ahora que la Alianza ha vuelto al poder, la historia se repite.
“El gobierno le pidió que entregase las armas hace una semana y, como no lo ha hecho, decidió atacar”, asegura uno de los asistentes del comandante Sheer Alani, un pashtún miembro de la Alianza, que está cargo de las operaciones bajo las órdenes directas del ministro de Defensa, Mohamed Fahim.
Los combates empezaron el jueves en torno a las seis de la tarde y la ofensiva de los talibanes hizo retroceder a las fuerzas de la Alianza. En la mañana del viernes hubo fuego de artillería cruzado. A media mañana las cosas estaban muy tranquilas, con los soldados desarrapados de rigor mostrando las posiciones talibanas: a unos dos kilómetros se puede ver un pueblo, ya en tierra de nadie, y un poco más allá una colina, donde empiezan las posiciones del enemigo, desde donde se responde al fuego de artillería. Cuando han intentado avanzar por la carretera del pueblo, han encontrado francotiradores y fuego de mortero que les ha obligado a retroceder.
Cientos de mujaidines, armados con fusiles de asalto AK-47, morteros y lanzagranadas, unos ocho carros de combate, un lanzacohetes múltiple un poco más en la retaguardia, varios cañones antiaéreos montados en la parte de atrás de camiones... La Alianza del Norte ha decidido tomarse en serio el frente de Maidan Shahr, que, según ellos, es sólo un bolsón aislado de resistencia. Sin embargo, otros 50 kilómetros más allá, siguiendo la carretera de Kandahar, está el grueso del Ejército talibán que defiende su feudo espiritual. Precisamente, ayer se podía ver la estela en el cielo de los bombarderos B-52 de Estados Unidos que se dirigían hacia allí. Los soldados miraban los aviones arrobados. El gobierno provisional de Afganistán ha pedido apoyo aéreo a Estados Unidos si la lucha se prolongaen un lugar tan incómodo, política y estratégicamente, como las afueras de Kabul.
“Hubo muchas negociaciones –asegura un jefe de pelotón, Ali Khan–, pero fracasaron.” Ahora estamos bajo las órdenes de la Alianza del Norte y estamos esperando instrucciones para lanzar la ofensiva. Cuando nos las den, nos pondremos en marcha. Creemos que allí hay unos 1000 combatientes, muchos de ellos mercenarios extranjeros de los talibanes”, asegura. El viernes, el comandante Sheer Alani se encontraba en Kabul y su segundo de a bordo, Abdul Ahmed, salió disparado desde su puesto en la gasolinera para atender a una delegación del Ministerio de Defensa.
Por la carretera de Kandahar van y vienen coches todoterreno con el maletero descubierto llenos de mujaidines. Dicen que han luchado durante la noche y que ahora los relevan, pero que volverán cuando empiece la gran ofensiva. Interrogados sobre la existencia de bajas, dan la respuesta habitual: “Sí, los talibanes han sufrido muchas bajas, pero nosotros ninguna”. Sin embargo, una ambulancia militar pasa a toda prisa desde la línea del frente, con un soldado herido en la mano. Todos dicen que tomarán el pueblo sin problemas, pero los combates se prolongan desde hace dos días y ya han pedido el apoyo aéreo de Estados Unidos.

 


 

Kandahar se prepara para resistir
y anticipan un gran baño de sangre

Por Jonathan Steele *
Desde Quetta

Según un ex comandante que acaba de escapar de Kandahar, las fuerzas talibanas se están preparando para una fuerte defensa de la ciudad, su centro espiritual, y están dispuestas a pelear hasta morir. Los civiles que pudieron escapar de Kandahar señalaron que, a pesar de que los bombardeos norteamericanos se intensificaron, los talibanes mantienen firmemente el control de la ciudad. “Los talibanes todavía controlan la zona. Tienen una fuerte presencia militar allí”, declaró ayer uno de los líderes antitalibanes, Ahmad Karzai. El mulá Bismilá, que manejaba un depósito talibán de municiones hasta que huyó hacia Pakistán hace dos semanas, dijo que los talibanes todavía tienen cientos de tanques listos para defender la ciudad. “Yo mismo vi entre 500 y 600 tanques en Kandahar”, declaró anoche. “Si hay un ataque terrestre de Estados Unidos, se defenderán.”
La moral talibana está alta a pesar de la pérdida de Kabul y de casi todo el norte de Afganistán. “Habrá combates hasta que muera el último talibán. Habrá un baño de sangre”, declaró Bismilá. Es difícil tener una prueba concluyente sobre este punto, pero el escenario en el sur del país parece indicar que los talibanes han podido lanzar una serie de contraofensivas que les permitió mantener sus frentes de combate a más de 160 kilómetros de Kandahar. También controlan por completo la ruta desde Kandahar hasta la frontera con Pakistán en Spin Boldak. Karzai reconoció que los esfuerzos de los líderes tribales para convencer a los talibanes de rendirse en Kandahar fueron en vano. “No hay conversaciones sobre este punto en este momento”, dijo.
Del lado talibán, Tayyeb Agha, el principal consejero del mulá Mohammad Omar, el líder de los talibanes, dejó en claro que están determinados a no rendirse, aunque admitió que el movimiento perdió a muchos de sus combatientes en los bombardeos norteamericanos. Agha reafirmó que el mulá Omar todavía está en la ciudad y aclaró que las versiones de que habría entregado el poder a uno de sus lugartenientes son falsas. También subrayó que los talibanes no se retirarán de Kandahar ni siquiera para evitar la muerte de civiles bajo los bombardeos norteamericanos, como sí hicieron en Mazar-i-Sharif, Kabul y otras importantes ciudades del país, simplemente porque es su hogar espiritual. “Esta es la base de nuestro movimiento, y muchas de nuestras fuerzas retrocedieron hasta aquí. Quedarnos y derrotar a nuestros enemigos es un pedido de nuestro pueblo.”
Otro de los testigos de la situación actual de la ciudad es Yousuf al Shouly, corresponsal en Kandahar de la cadena de televisión de Qatar Al Jazeera. Al Shouly dejó la ciudad tres días después de que comenzara esta serie de bombardeos sobre Kandahar y el domingo pasado comenzó a recibir tratamiento médico en Pakistán. “Creo que más de la mitad de los 800000 habitantes de Kandahar ya huyeron”, dijo a este diario. “La mayoría de los funcionarios se esconden por la noche, y de día apenas se ven unos pocos circulando por la ciudad. Ya no trabajan en sus oficinas; todas han sido destruidas”.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 

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