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Por Mariano Blejman
La inversión publicitaria
en televisión de aire se redujo en casi un treinta por ciento a
lo largo de este año, generando una crisis más que evidente
en el manejo de los canales. La inversión en publicidad de televisión
abierta viene en franco descenso desde los días finales del menemismo:
fue de 400 millones en 1998, de 354 millones en 1999, de 320 en 2000 y
este año la proyección de las cifras disponibles indica
que no superará los 210 millones. Para entender cómo afecta
la crisis a los canales de aire y dónde está el verdadero
negocio en un medio que hace cinco años no genera rentabilidad,
debe reconstruirse el mapa de la TV abierta. La inversión publicitaria
es manejada un 80 por ciento por Canal 13 y Telefé, mientras que
el otro 20 por ciento se reparte entre Azul, América y Canal 7,
que comienza a parecerse a un multimedios. Los gerentes de programación
(de los canales que tienen gerentes) se preguntan cómo acomodarse
a la recesión con la mitad de plata que hace dos años. Por
un lado, la solución de siempre: despidos y recortes presupuestarios.
Por el otro, una mayor cantidad de programas de entrevistados, reality
shows y novelas enlatadas del exterior. Pero hay una salida más.
Los dueños extranjeros de la TV (a excepción de una parte
de Canal 13) buscan, para resistir, nuevas fuentes de ingreso a través
de revistas especiales, teatro, cine y merchandising para todos los gustos.
La crisis ya cobró una primera gran víctima: América
está en convocatoria de acreedores por una deuda que, según
el mismo Carlos Avila, llega a 30 millones de dólares con productores
y acreedores menores. El poderoso empresario alguna vez sólo
deportivo dice haber encontrado una salida a través de la
empresa Liberty para comprar el 80 de su 80 por ciento (el otro 20 por
ciento es de Eurnekian), pero sin ceder la gerencia de contenidos. A pesar
de los rumores, ninguna fuente de América se animó a asegurar
la información de la venta. Habrá que ver si la transacción
se concreta. Pero lo cierto es que el único negocio que le funciona
más o menos bien es su caballito de batalla Fútbol
de Primera, en sociedad con el 13. América factura 40 millones
de dólares anuales, tiene un costo operativo de 2,5 millones mensuales
y espera bajar 300.000 dólares por mes en el próximo año.
Según fuentes internas, el canal perdía hasta la convocatoria
un millón de dólares por mes. Pero para Patricia Veber,
gerente de programación nos está yendo bien. Tratamos
de no perder las fuentes de trabajo. Tenemos un perfil periodístico,
no compramos latas de afuera ni vamos a hacerlo. Tampoco hacemos ficción.
Somos el canal de mayor producción nacional en vivo.
La convocatoria es, según Veber, una forma de emprolijar las deudas.
El déficit cero del canal consistirá el próximo año
en no gastar más de lo que ingresa. Con cada proyecto hacemos
la revisión, pero sobre todo utilizamos la imaginación para
bajar costos o para cubrir las cosas que no podemos tener de otro modo,
tratando de que no se note. América viene con recortes presupuestarios
desde comienzos de año, y le debe a la productora Cuatro Cabezas
cerca de 2 millones de dólares. El caso de El Bar 2
es otro ejemplo de rebusque: no alcanzó a cubrir las expectativas
de rating y recaudación publicitaria, pero el negocio sigue en
alza porque en algunas oportunidades confesó un productor
la barra llegó a recaudar $40.000 por noche. En definitiva, los
reality shows por donde se lo mire no sólo dan altos
puntos de rating: generan negocios paralelos que van desde revistas hasta
merchandising y el costo es similar o más bajo que los programas
de ficción.
Canal 13 es uno de los pocos que en los últimos tiempos prácticamente
no perdió dinero. El caso de la partida de Hugo Di Guglielmo es
un ejemplo de que la crisis no dejó títere con cabeza. Durante
12 años se mantuvo al mando de un canal que, si bien no dio generosas
ganancias, se impuso en un público ABC1, definió un modelo
de pantalla y no dio pérdidas en losúltimos cinco años.
Este año, Di Guglielmo decidió dar un paso al costado porque
estaba todo muy raro, según explica ahora a Página/12.
Disponer de menos presupuesto implica tener menos posibilidades
de decidir. Tuvimos diferencias de objetivos porque se estaba imponiendo
un estilo de trabajo que no comparto. No está en directa relación
con el tema costos... pero tiene algo que ver, confiesa el ex gerente
de programación. Sin embargo, una fuente del grupo que prefirió
el anonimato explica que la torta no da para sostener los valores
exorbitantes de talentos artísticos. Ahora, con Adrián
Suar como asesor de programación, el 13 se pregunta cómo
mantener la calidad de sus productos de ficción, cómo mejorar
el encendido de la tarde y por dónde generar nuevos recursos. La
televisión abierta es un negocio de accionistas pobres y artistas
ricos, ironiza la fuente del Grupo Clarín. Hasta nosotros
tuvimos que poner novelas brasileras. Todos siguen buscándole
la vuelta al negocio. Hoy son pocas las industrias que dan ganancias,
explica Di Guglielmo. Esta situación obliga a que todos se
replanteen el mundo de la TV en forma global. Hay que hacer un esfuerzo
mental e imaginativo para redireccionar el negocio. La decisión
del 13 parece clara: casi 100 personas dejaron de trabajar hace tres meses,
de la parte técnica, artística y administrativa; ninguno
de noticiero. El hecho de que hayan cambiado los propietarios de
los canales indica que algo no se hizo bien durante todo este tiempo,
dice Di Guglielmo.
Telefé y Azul perdieron cerca de 100 millones de dólares
en el último año, según confirmaron fuentes ligadas
al grupo de Telefónica. Pero esta temporada, la pérdida
se habría reducido a la mitad. Telefé bajó el presupuesto
de programación en dos años casi un 40 por ciento y con
ello intenta reordenar las cifras de su programación, generada
en un 85 por ciento por el mismo canal (el único producto de ficción
que hace en forma independiente es Cuatro amigas, de Ideas
del Sur). Según explica Claudio Villarruel, gerente de programación,
para salir de la situación tenemos que agudizar el ingenio
para mantener la calidad. Pero esta situación es producto del abandono
del Estado sobre la sociedad. En Telefé los enroques están
a la orden del día. La puesta en el aire de Yo soy Betty,
la fea a las 20 horas, en un horario que solía ser central,
bajó costos de ficción de 40.000 dólares por capítulo
a los 3.000 diarios de la novela centroamericana. Es un desafío
doble dice Villarruel, porque con dinero todo es mucho más
fácil. Además somos un canal líder. Y poner una lata
extranjera en un horario central era un riesgo, pero no nos fue mal.
A pesar de la crisis, Villarruel se jacta de no hacer formatos baratos
como talk shows y entrevistas. Somos el canal con más ficción:
Luna salvaje, Enamorarte, Cuatro amigas,
Tiempo final, Provócame, enumera el ex
productor de VideoMatch. El mundo de los reality shows, si
bien en Argentina comenzó con Expedición Robinson
en Canal 13, hoy es liderado por Gran Hermano, un formato
que costó 9 millones de dólares y en el que trabajan 150
técnicos repartidos en turnos de ocho horas. Sin embargo, no paga
actores y recibió en su primera versión 1.500.000 millones
de dólares de DirecTV por la transmisión en cinco canales
las 24 horas. Para Villarruel no se trata de una disminución de
costos, sino meramente de una tendencia que piensa redoblar el año
próximo con The Battle (¡con dos casas enfrentadas!).
Cuesta lo mismo que la ficción, pero la ganancia más grande
no se genera por la emisión, sino en los negocios paralelos más
explotables. Gran Hermano está pensado como una
unidad de negocios que incluye la transmisión por DirecTV, las
revistas y el merchandising. Si no lo hacemos así quedamos knock
out, dice Villarruel. Otro de los productos que funciona de la misma
manera es Chiquititas, un producto rentable en su conjunto.
El teatro, la exportación a latinoamérica y las revistas
funcionan muy bien, analiza el gerente de programación.
Azul el otro canal del grupo Telefónica es casi un
barco a la deriva. Con un gerente de programación interino, viene
tratando de entrar en presupuesto a toda costa. Pero cualquier puesta
a punto implica perderuna cuota de audiencia, explica una fuente de la
emisora. La inyección vino hace dos meses con los estrenos de Popstars
y Confianza ciega, que en algunos momentos le
permitió mantener el tercer puesto en audiencia. Mientras, los
directivos esperan que la venta de discos, otro negocio paralelo, venda
como ya se probó en otros países. El problema es que el
vaciamiento que redujo los gastos también los hizo descender en
publicidad. El inconveniente que afronta ahora Azul es principalmente
un tema de decisión: nadie toma medidas demasiado importantes,
a la espera de ser vendido por presión del Comfer, porque la ley
no permite más de un canal por grupo. El traspaso no pasaría
de fin de año próximo.
De todos modos, la crisis no da respiro, ni siquiera a la televisión
estatal, a punto de convertirse en Multimedios (ya tuvo consenso de la
Cámara de Diputados). Para Emilio Cartoy Díaz, gerente de
producción del 7, estamos en una cruzada: hacer un canal
estatal presionado por las televisiones privadas para que no vendamos
publicidad, y por el gobierno que quiere productos autosustentables. Esto
es casi la muerte.
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Exportaciones
La TV siempre buscó aumentar los ingresos comercializando
productos en el exterior. Las productoras independientes se sumaron
a la venta tanto de ideas como de productos terminados. Sin embargo,
para Di Guglielmo la TV argentina nunca pensó seriamente
en crear productos a exportar. Miramos mucho hacia adentro y eso
nos perjudicó. Según Villarruel este mercado
no da para más. Telefé fue un especialista en
exportación de novelas y comedias livianas como Naranja
y Media, VideoMatch, Luna salvaje
o Muñeca Brava (en 2002 habrá otra novela
con Natalia Oreiro producida por Villarruel y Yankelevich). Promofilm
hizo punta en Latinoamérica con Sorpresa y media,
mientras Cuatro Cabezas produce en España e Italia y amenaza
para 2002 con Francia y Estados Unidos.
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No tan independientes
Las productoras independientes ya no son tan productoras ni tan
independientes como antes. Cuatro Cabezas espera la vuelta de CQC
a fin de año para intentar paliar la crisis en que la sumió
los dos millones que le debe América, Pol-ka es ahora socia
de Canal 13 y su dueño asesor de programación del
13, Tinelli no termina de desprenderse de Telefé, Nicolás
Repetto amenaza con no trabajar en 2002, Promofilm apunta al entretenimiento
trecedependiente y muchos otros (Guinzburg, Majul, Lanata, ¿Hadad?)
están en la cuerda floja con la convocatoria de Avila. Según
Carlos Rottemberg, presidente de la Cámara Argentina de Productoras
Independientes (CAPIT), la crisis golpeó fuerte en el sector
más flexibilizado de la TV. Existe un estado de tensión
en el sector. Somos proveedores de contenidos, así que necesitamos
que a los canales les vaya bien. Vivimos de ellos. Cuando se formó
CAPIT se hablaba sólo de contenidos. Ahora nos juntamos y
hablamos de números. Con el nombramiento de Suar en
el 13, este renunció a su cargo de Secretario en CAPIT, que
fue ocupado por Mario Pergolini. Nos preocupa mucho la situación
de América porque es un canal que trabaja mucho con producciones
independientes, admite Rottemberg, productor de los programas
de Mirtha Legrand. Además, nos cuesta cerrar convenios
comerciales para el año próximo. Pero vamos a trabajar
para que nadie tenga que dejar la asociación.
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