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Hace diez años, el rock se quedaba sin su reina

Un día después de haber comunicado al mundo que era portador de HIV, el líder y cantante del grupo Queen, Freddie Mercury, murió a los 45 años. Estuvo una vez en la Argentina y conoció a Maradona.

Mercury era un huracán sobre el escenario, el fuerte de Queen.

Por Claudio Zlotnik

No fue un poeta, y de hecho sus mejores canciones son recordadas por su título. Es toda una rareza cruzarse con un fanático de la banda repitiendo la estrofa de un tema. Basó su fama en una poderosa garganta, un carisma que lo situó unos escalones por encima de muchos de sus contemporáneos y en la patada Queen, la fuerza impresionante que el grupo desplegaba en sus conciertos en vivo. Murió un día como hoy, a los 45 años, víctima del sida, rodeado de amigos y familiares. Un día antes, había revelado al mundo su enfermedad. Hoy será homenajeado con conciertos en Londres y en Montreaux, Suiza, donde pasó sus últimos meses. Algunos de esos recitales podrán ser seguidos a través de la web (informes en www.queenonline.com y en www.queenworld.com). Freddie Mercury fue una estrella glamorosa y acaso salvaje de una época definitivamente ida.
Mercury, nacido en la isla de Zanzíbar (Africa) bajo el nombre de Farookh Bulsara, conoció a Roger Taylor (baterista) y a Brian May (guitarrista) cuando éstos formaban parte de Smile, una banda que grabó un solo disco. Cuando Freddie se sumó al grupo intentó convencer a sus compañeros de dos cosas: de cambiarle el nombre a la agrupación por Queen (Reina) y de incorporar el lenguaje teatral a las presentaciones en vivo. Era 1971, cuando nadie imaginaba que la cuestión de la imagen en el rock sería trascendental con la aparición de la MTV. La única resistencia que le opusieron los otros músicos, a los que se sumó el bajista John Deacon, fue el cambio de identidad implícito en un nombre del slang gay. ¿No serían acaso mal interpretada sus afinidades sexuales? La cuestión de la sexualidad rodeó siempre a Mercury. Tanto en las canciones como en los reportajes trató al tema con ambigüedad. Se divertía haciéndolo. Dejó de jugar sólo un día antes de su muerte.
Como suele suceder, y extraordinariamente en la Argentina, el artista que murió pasa automáticamente a la categoría de inolvidable y sus discos empiezan a venderse por miles. En los diez años que transcurrieron desde la muerte de Freddie, Queen se convirtió en el segundo más taquillero en las ventas de catálogo de los grupos de rock, apenas detrás de The Beatles. Pero detrás de la manía por lo necrológico, en esta década se hizo todavía más nítida la relevancia de Mercury en la historia de la música rock. Queen estuvo sólo una vez en la Argentina, en una época en que era absolutamente inusual la presencia de bandas internacionales. Fue en 1981 y concretaron una gira que incluyó tres shows en Vélez Sarsfield, uno en Rosario y otro en Mar del Plata. En uno de los shows porteños se entrevistaron en camarines con un joven Diego Armando Maradona, a quien pidieron especialmente conocer.
No puede concluirse que la carrera del grupo haya sido constante. Tuvo puntos bajos, como cuando naufragó buscando incluirse en la música disco con Hot space. Pero creó canciones que quedaron grabadas en el inconsciente colectivo. ¿Quién no reconoce la melodía de “Rapsodia Bohemia”? ¿Quién puede resistirse a chasquear los dedos cuando escucha “Crazy little thing called love”? O seguir con las palmas “We will rock you”, o cantar el estribillo de “We are the champions” (recientemente rescatada para el film Corazón de caballero)... ¿A alguien le habrá pasado desapercibido el video de “I want to break free”, en el cual, por idea del cantante, los cuatro Queen aparecen vestidos de mujer? ¿Qué fanático no quisiera que le saliera algo parecido a lo que Freddie hace con sus cuerdas vocales al final de “Somebody to love”?
Fue precisamente en el concierto homenaje que el resto de la banda le organizó en abril del ‘92 cuando George Michael sorprendió al mundo por su excelente perfomance, tomando el lugar de Freddie. Allí también estuvo Liza Minelli, su artista favorita, que clausuró la fiesta. Desde entonces, la figura de Mercury no hizo más que agrandarse. Se redimensionó. Muchosque criticaron algunos pasos de su carrera, comparándolo con figuras que poco a poco desaparecieron, o algunos fallidos intentos musicales, se habrán quedado por fin con la película íntegra de su vida. En ese barajar y dar de nuevo al que obligó la muerte, Freddie puede ser considerado a la altura de las voces más distintivas y a la vez reconocibles de la historia de la música popular del siglo XX, como la de Frank Sinatra, Liza Minelli, John Lennon o Mick Jagger.

 

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