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LOS PIOJOS ACTUAN HOY EN LA CANCHA DE HURACAN
El ritual que no tiene techo

A poco más de un mes de su último show en Atlanta, la banda de El Palomar sube la apuesta. Esta noche reunirá unos 35 mil fans.

Andrés Ciro, el cantante y
líder carismático de Los Piojos.
El show empezará a las 20, pero
a las 17 abrirán las puertas.

Por Pablo Plotkin

La carrera irrefrenable de Los Piojos como producto rockero de consumo popular adquiere proporciones olímpicas: frente a cada presentación, el entorno de la banda señala el nuevo record a batir, el próximo estadio a desbordar, una especie de plan de conquista territorial que sólo comparten con La Renga y los Redonditos de Ricota, los otros colosos actuales de convocatoria. Esta noche, a poco más de un mes de su última presentación masiva, 35 mil personas irán a verlos a Huracán. Se trata del show que estaba previsto para el 27 de octubre en Atlanta, postergado porque los vecinos de edificios aledaños denunciaron oscilaciones durante la primera función. Con las ansias de los seguidores renovadas a causa del receso, la escala Parque Patricios del ritual representará la superación de una nueva marca, una manera exultante de esperar las Navidades y la última fiesta antes de que Los Piojos se pongan a pensar en su futuro artístico inmediato.
Ni siquiera los altos precios de las entradas (15 y 22 pesos, demasiado en medio del desastre económico) parece amedrentar a los fans. El show en Atlanta, el 20 de octubre pasado frente a 30 mil personas, volvió a poner a prueba la vigencia pediculosa y la fidelidad de un público que sólo pide un poco más del viejo y querido rock and roll. Siempre un poco más. Entretanto, Andrés Ciro, el líder carismático, se presentó en la despedida de Maradona, sólo él y su guitarra eléctrica, para ofrendar al ídolo una aguerrida versión de “Maradó” en plena Bombonera caliente. En ese estado de absoluta sintonía popular, transitando una especie de meseta creativa, Los Piojos llegan al Tomás A. Ducó con Verde paisaje del infierno como última entrega de una obra quebrada por la explosión radial de Tercer arco (1996), que al galope arrasador de los hits “Verano del ‘92” y “El Farolito” cambió para siempre las vidas de estos chabones de El Palomar. Corridos a un sonido rock más convencional, purista y menos percusivo (síntoma de la expulsión del baterista Daniel Buira, responsable en buena medida de la carga rioplatense que los identificaba), la banda cierra otro año de ceremonias multitudinarias iluminadas a pura bengala y electricidad, esas expresiones de comunión rockera registradas en su disco en vivo, Ritual.
A partir de las 14, las boleterías de Huracán estarán abiertas para vender el resto de las entradas. Las puertas abrirán a las 17 y el concierto empezará a las 20. Además del repertorio del último álbum, la banda aprovechará la ocasión para tocar los temas viejos que quedaron fuera del show en Atlanta. También habrá invitados “sorpresa”, como ocurre casi siempre (la última vez estuvieron los hermanos Mollo y el Chango Farías Gómez, entre otros), y todos los componentes habituales que hacen de sus presentaciones en vivo espectáculos tan previsibles como abrasivos: banderas de barrios bonaerenses, el bramido de los fans reemplazando la voz de Ciro en los estribillos, pirotecnia y un slogan/fantasía como el que reproducían las torres de sonido en el último show: “Y uno es todos y todos somos uno...”.

 

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