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EMILIO BASALDUA, DIRECTOR GENERAL
El sainete del Colón

El prestigioso escenógrafo irá
en lugar de Sergio Renán, pero como parte de un triunvirato de poder
junto a la pianista Martha Argerich y al secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman.

Hasta ahora, Basaldúa se desempe-
ñaba como director escenotécnico.
La nueva conducción refleja las ansias
de poder en el Colón de Telerman.

Por Diego Fischerman

El nuevo mapa del Teatro Colón quedó completo, por lo menos en su nivel superior. Quien hasta ahora se había desempeñado como director escenotécnico, el notable escenógrafo Emilio Basaldúa, será el nuevo director general. En el organigrama diseñado por la Secretaría de Cultura, de la Ciudad, estará acompañado por un Consejo del que formarán parte los responsables de los cuerpos estables del teatro, el propio secretario de Cultura Jorge Telerman, y Martha Argerich, como asesora artística estrella. La coincidencia de esta modificación de la estructura directiva con el reciente llamado a concurso para cubrir las vacantes de los cargos que desempeñaban contratados, y el inminente tratamiento de un nuevo reglamento de trabajo, muestra, en todo caso, que no se trata sólo del reemplazo de unos nombres por otros.
Ligado al cine (fue escenógrafo de las películas El impostor, de Alejandro Maci, Una sombra ya pronto serás, de Héctor Olivera, y Tango, de Carlos Saura, entre otras), al teatro (Variaciones Enigmáticas , de Eric Emmanuel Schmitt, por la que ganó el premio ACE de 2001) y a la ópera, Basaldúa trabajó en el Colón en varias puestas, entre ellas las de El Cónsul de Gian Carlo Menotti, La ciudad ausente de Gandini, en Falstaff de Verdi y en Variété, de Mauricio Kagel. Ahora, apenas rompió su “silencio de recién designado” –en sus propias palabras– para destacar la tarea de su antecesor, Sergio Renán. “Sobre mis aspiraciones todavía no puedo decir demasiado. Apenas que querría no bajar el nivel de la temporada del año próximo, respetar lo programado por Renán, porque ese nivel es, sin duda, mérito suyo. Le pedí que fuera él quien la anunciara y ojalá quiera hacerlo, porque sería lo justo.” La misma clase de reconocimiento mostró Telerman, quien al respecto aseguró: “Respeto la decisión de Renán, motivada tanto por razones personales como por cuestiones de funcionamiento del teatro, pero me gustaría, en la medida en que él lo quisiera, que pudiera incorporarse al nuevo Consejo que colaborará con Basaldúa en la conducción del teatro. No querríamos perdernos la posibilidad de contar con su capacidad”.
Hijo del pintor Héctor Basaldúa, Emilio es arquitecto y su relación con el Colón comenzó tempranamente, en 1971, cuando luego de terminar sus estudios universitarios y de viajar con una beca a Londres, se desempeñó como dibujante en el equipo de escenografía del mismo teatro en el que, veintinueve años después, empezó a cumplir las funciones de director escenotécnico. En esta nueva función lo secundará como director administrativo Pablo Batalla, quien en la anterior estructura aparecía como director general ejecutivo. Esta ingeniería de mandos volverá al antiguo modelo de la cabeza única, aunque en este caso secundada por un Consejo. La novedad más llamativa, sin embargo, es la inclusión del secretario de Cultura como parte de la misma. “Es poner en estructura algo que sucedía de hecho –dice él–, ya que el responsable del área está directamente involucrado, hasta el punto de que si hay que comprar maderas para una escenografía, el que firma la resolución soy yo. Esta intervención de mi parte permitirá hacer más fluida la participación del teatro en la política cultural de la ciudad, de la que será uno de sus instrumentos más importantes. Mi pertenencia a este Consejo no será para discutir la temporada ni para decir qué cantante tiene que hacer el personaje de Wozz, obviamente, sino para propiciar todas aquellas acciones que quiebren las barreras de acceso al teatro por parte del público.”

 


 

LOS BILLETES FALSOS DE RIVERA
Una historia de ficción

A mediados de este año, el escritor Andrés Rivera (su verdadero nombre es Marcos Rybak) se definía como un “defensor de los derrotados, de las víctimas de las distintas clases de violencia que se ejerce en este país”. No se sentía excluido del conjunto: el hecho de ser un escritor reconocido, planteó, no lo libera de las responsabilidades, problemas y obligaciones de cualquier ciudadano. Por el contrario, lo obliga, entre otras cosas, a comprometerse concretamente con los más afectados. La necesidad de hacer cosas por los otros lo llevó a mudarse, a principios de la década pasada, a una localidad cordobesa, donde fundó una biblioteca popular. Lo que seguramente nunca imaginó fue que el alcance del maltrato social que sus ficciones suelen reflejar lo afectaría, en un episodio difícil de creer. Ciertamente, no había imaginado que pudieran pagarle la asignación mensual del Premio Nacional de Literatura, que obtuvo en 1992, con billetes falsos...
“La verdad es que no tengo ninguna esperanza de que esta situación se resuelva”, se indigna. “Somos parte de un país cuya burocracia se mueve al ritmo del deterioro en que se vive, en un país en el que parecen estar diciéndonos todo el tiempo que para el que quiere hacer plata es más fácil fundar un banco que robarlo. Hasta ahora nadie del banco me ha contestado.” La pesadilla del autor de La revolución es un sueño eterno, El farmer, La sierva, Profundo Sur, Tierra de Exilio y Hay que matar se inició el miércoles de la semana pasada, cuando se dirigió como tantas otras veces hasta una sucursal del Banco de la Ciudad ubicada en La Pampa al 2400, en Belgrano, dispuesto a recibir el pago de los 617 pesos, que efectuó una cajera. Mayúscula fue su sorpresa cuando, por la tarde, en un local comercial, le anunciaron que los billetes con que intentaban pagar eran falsos. A continuación, Rivera se dirigió junto a su hijo, abogado, hasta la comisaría 51ª, donde realizó la denuncia penal correspondiente contra el banco. En la sucursal dicen que no está claro que los billetes falsos salieron de allí.
Carlos Santuccio, gerente de Sucursales del Banco Ciudad, dijo ayer al respecto que “la institución ha impulsado la investigación correspondiente, aunque nos parece que es altamente improbable, por no decir imposible, que esos billetes hayan salido del banco. Afortunadamente, contamos con una serie de grabaciones que permitirán establecer con certeza si nos cabe o no algún tipo de responsabilidad”. Consultado acerca de las razones por las que los representantes del Banco Ciudad no tomaron contacto con Rivera, expresó que “creemos que los términos en que este señor nos denunció en los medios inhabilita la conversación en términos amigables. En relación a la denuncia, no podemos decir que mienta, pero suponemos que puede haber sido estafado fuera del banco”.

 

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