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CRITICAS, DISIDENCIAS Y DISCUSIONES EN EL CONGRESO DEL FRENTE
Ibarra es jefe, después del lío

El congreso del Frente Grande iba a consagrar con naturalidad al jefe de Gobierno porteño como su presidente. Pero un importante bloque de delegados se enfureció porque no estaba en la agenda debatir la relación
con el Gobierno y la crisis económica. La cosa no fue
con Ibarra, pero empañó el día.

Por Romina Calderaro

El congreso del Frente Grande que iba a consagrar con toda naturalidad a Aníbal Ibarra como nuevo jefe del partido terminó cuestionado por más de cien delegados. En rebelión, y enojados, definieron el encuentro como “cachivache”, “chantaje” y “show vergonzoso”, mientras denunciaban una “entente entre el grupo de Alberto Flamarique, Rodolfo Rodil y Aníbal Ibarra” para consagrar a las nuevas autoridades sin discutir la independización del partido del gobierno nacional ni una política para enfrentar la crisis. Un grupo conformado, entre otros, por los diputados José Vitar, Carlos Raimundi, María América González, Mary Sánchez, Rafael Flores e Irma Parentella desconoció ayer la consagración de Ibarra como líder de la fuerza que fundó –y abandonó– Carlos “Chacho” Alvarez, y no descartó abandonar sus filas. Ibarra rechazó las acusaciones y se negó a discutir “en clave de interna” porque “la sociedad está preocupada por la crisis económica”.
El origen del conflicto radica en la convocatoria misma del Congreso. Mientras Vitar y compañía dicen que el propósito de la reunión era que el Frente haga una autocrítica de los dos años de gestión de la Alianza y defina formalmente si sigue perteneciendo o no a la coalición, además de definir una política frente a la crisis, Ibarra y los suyos sostienen que la idea era renovar las autoridades partidarias por una cuestión legal -nadie conduce la fuerza desde que renunció Chacho Alvarez– y dejar para más adelante un debate que todos suponen larguísimo.
Los doscientos cincuenta congresales fueron entonces a discutir cosas distintas. Y mientras unos escuchaban la palabra de Aníbal Ibarra, otros, enterados ya de no había lugar para el debate que querían, armaban una reunión paralela en el piso 19 del hotel Bauen para unificar una postura frente a los periodistas. Contó Vitar, cuando bajó, que el problema empezó cuando un congresal propuso una moción para que el Frente se independice del gobierno nacional y el intendente de Avellaneda, Oscar Laborde, le dijo que el debate no estaba en la agenda del encuentro y, con la venia del presidente del Congreso, Alejandro Mosquera, dio paso a la votación que consagró a Ibarra al frente de la fuerza. Podía verse entonces a Vilma Ibarra, senadora del Frepaso y hermana del jefe de Gobierno porteño, discutir acaloradamente con María América González, a quien se podía escuchar despotricar en el baño de mujeres con frases del estilo “no puede ser que nos hagan esto”.
De los delegados que desconocieron el Congreso del Frente (ellos dijeron que suman 112) muchos responden a Chacho, otros lo reconocen como líder pero tienen cierta autonomía y otros hacen su juego propio. Sería entonces una simplificación plantear que se trató de un round Ibarra versus Chacho, sobre todo porque ninguno de los hombres y mujeres que desconocieron el Congreso cuestionó que Ibarra sea el hombre indicado para comandar la fuerza. Los delegados que definieron el encuentro como “una truchada” no decidieron aún si se presentarán ante la justicia, pero ya hicieron pública su postura de no reconocer la votación en la que se consagró al jefe de Gobierno como jefe del Frente Grande y se pasó a cuarto intermedio hasta el 23 de marzo para elegir el resto de las autoridades.
“Lo que ha sucedido nos retrotrae a las peores prácticas de la política. No hubo registro del quórum reglamentario, se intentó evitar la autonomización de la fuerza respecto del gobierno nacional y se impidió hacer uso de la palabra a los compañeros que querían debatir. Nadie cuestiona a Ibarra en lo personal. Creemos que él tiene que ser el jefe del partido, pero lo que ocurrió ayer fue un mamarracho que no vamos a tolerar”, dijo Vitar, un hombre de Chacho Alvarez. Más tarde, en una rueda de prensa, Ibarra minimizó el conflicto aunque reconoció las diferencias que existen en la fuerza. Respecto de la ausencia de debate en el Congreso, aseguró que “no se puede sintetizar en una tarde la realidad de la Argentina no habiéndose recorrido ninguna provincia. Se avanzó en el punto sobre el cuál no había ninguna diferencia que era darle unaorganicidad a la fuerza, que no tenía conductor”. Cuando una periodista le preguntó si el Frepaso se independizará o no del gobierno nacional, Ibarra devolvió la pregunta: ¿Qué cargo relevante ocupa el Frepaso en el gobierno?. Los congresales que ayer se fueron enojados no entienden entonces por qué no hay un pronunciamiento formal de ruptura. Mejor dicho, lo entienden como “una jugada de Ibarra para posicionarse hacia el 2003 sin terminar de romper con los radicales”.
“No debemos cometer el error de pensar que la sociedad está pendiente de lo que pase en clave de interna en un partido como el Frente, sino en ver si entramos o no en default o si puede retirar su dinero del banco”, dijo el jefe de Gobierno porteño. Por eso se negó a responder sobre la acusación una “entente” entre el ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, el diputado Rodolfo Rodil –uno de los pocos frepasistas que sigue creyendo que el Frente debe seguir aliado a la UCR– y él. Vitar y su grupo denunciaron puntualmente que los congresales flamariquistas amenazaron con dejar sin quórum el congreso si había una declaración de independencia del partido respecto del gobierno nacional y que Ibarra, para garantizar su consagración, admitió esta situación. Cabe recordar que Flamarique se hizo tristemente célebre con una frase que Hugo Moyano y otros sindicalistas juran que pronunció respecto de la polémica ley de reforma laboral: “Para los senadores tengo la Banelco” y que terminó con la renuncia de Alvarez en medio del escándalo por los sobornos en la Cámara Alta.
Más allá de las acusaciones y las defensas, de los pases de factura y de lo que Ibarra definió como “una interna que no le importa a la gente” propios y ajenos lamentaron ayer los incidentes. Y se entristecieron de que lo que iba a ser un congreso partidario para ungir a Ibarra en vistas de refundar un partido debilitado y diezmado por dos años de gestión de una Alianza en la que nunca tuvieron gravitación real, terminó siendo, en palabras de un congresal que no formó ayer parte de ninguno de los dos bandos, “un papelón”. Formalmente, el Congreso pasó a cuarto intermedio hasta el 23 de marzo, una fecha difícil de imaginar en medio de esta crisis. “Haber propuesto que el Congreso vuelva a sesionar en esa fecha es una ridiculez. Para entonces a los mejor estamos cobrando en bocaditos Cabsha. Hoy estuve tres horas dando vueltas por los bancos para intentar que un cajero me de un patacón”, dijo un hombre del Frente bonaerense. Y no parece estar errado en su análisis.

 


 

CONVOCATORIA DE RADICALES Y FREPASISTAS
Para refundar el progresismo

El jueves, en la sede de Unione e Benevolenza, un grupo de dirigentes que siguen creyendo en “la política de alianzas”, pero ya no en la Alianza que fundaron en su momento, hará una jornada de debate y un acto que apunta a “refundar el progresismo” en medio de la crisis económica y política que atraviesa la Argentina. Los oradores del Frepaso serán el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y el intendente de Rosario, Hermes Binner. Por el radicalismo estarán el ex ministro del Interior, Federico Storani, y el senador Rodolfo Terragno.
Para este grupo de dirigentes, la Alianza fracasó pero quieren revancha o, dicho de otro modo, recrear un espacio progresista que entusiasme a un electorado que en su momento creyó en la dupla De la Rúa-Alvarez para derrotar la menemismo e instalar otro modelo económico. A la luz de los acontecimientos –y de la visita que el ex presidente Carlos Menem esta semana a la Casa Rosada– ninguno de esos objetivos parece haberse cumplido. “Pero noto donde voy que la gente nos pide a los que tenemos ideas progresistas que hagamos algo y en eso estamos”, dijo a este diario Storani, uno aliancista de la primera hora y uno de los primeros en dar el portazo cuando percibió para dónde iba De la Rúa. Storani adelantó que en el encuentro tendrá mesas de debate sobre deuda externa, reforma política, producción y empleo, entre otros temas. El politólogo Juan Carlos Portantiero e Ignacio de Mendiguren, titular de la Unión Industrial Argentina, serán de la partida.
La actividad comenzará a las dos de la tarde y después del debate, el encuentro será clausurado con la palabra de Ibarra, nuevo líder del Frente Grande, Storani, Terragno y Binner.

 

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