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“Una decisión que protege a los
genocidas de la última dictadura”

Los diputados del ARI, Bordenave y Rivas, y el Centro de Estudios Legales y Sociales cuestionaron el decreto que dispone rechazar todos los pedidos de extradición contra los represores argentinos.

Llegó desde Suecia el pedido
de extradición del ex capitán
de navío Alfredo Astiz.

Por Victoria Ginzberg

“Además de ser un oprobio político que deja al gobierno de Fernando de la Rúa como protector de los genocidas de la última dictadura, desconoce el principio republicano de la separación de poderes”, dijo el diputado Jorge Rivas. Su par Marcela Bordenave afirmó que “muestra el doble discurso del Gobierno”. Las críticas al decreto por el que el Presidente ratificó que rechazará todos los pedidos de extradición de represores argentinos siguieron ayer, tanto desde el ámbito político como desde los organismos de derechos humanos. La solicitud de extradición de Alfredo Astiz emitida por la Justicia sueca será la primera oportunidad de probar la “eficacia” del decreto 1581/2001.
La norma que se publicó el lunes en el Boletín Oficial cristaliza la política que el Gobierno estaba manteniendo respecto a los pedidos de colaboración o extradición emitidos por jueces extranjeros en casos de violaciones a los derechos humanos cometidas por la última dictadura. Es decir, negar toda asistencia por un lado y luego, en algunas ocasiones, remitir el expediente a la Justicia para que sean investigados en el país. Pero la actitud de anticipar una posición unánime para todos los casos despertó las censura de miembros de organismos de derechos humanos, que además rechazaron rotundamente los fundamentos del texto que firmaron el Presidente, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y los ministros de Justicia, Jorge de la Rúa y de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini.
Para Víctor Abramovich, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el principal objetivo del decreto parece ser la presión hacia los jueces para que no detengan provisoriamente a los acusados a la espera de un pedido formal de extradición. Este año María Servini de Cubría y Gabriel Cavallo arrestaron a Astiz y al ex juez federal Víctor Brusa. Ambos cumplieron con las órdenes de los magistrados de Italia y España, que llegaron a través de Interpol, pero debieron dejar libres a los represores cuando el Gobierno negó que pudieran ser trasladados a Europa. En el decreto se expresa que “tratándose de hechos respecto de los cuales no procede la extradición, la medida cautelar de privación de libertad tendiente a asegurar la comparencia de la persona requerida resulta privada de fundamento”.
Abramovich criticó también que en los fundamentos de la norma se generalice el principio de “cosa juzgada” –como si todos los represores hubieran sido condenados por todos los crímenes que cometieron– y que se reduzca el principio de jurisdicción universal al Tribunal Penal Internacional, “cuando en realidad el tratado de Roma recepta normas que ya existían en el derecho, como la jurisdicción universal”.
“Esto deja ver una vez más el doble discurso del Gobierno que, por un lado dice apoyar las luchas por los derechos humanos y en la práctica lleva adelante una férrea defensa de los delincuentes que han cometido crímenes de lesa humanidad y que la Corte Interamericana ha declarado no admistiables e imprescriptibles”, aseguró la diputada del ARI Bordenave. Rivas coincidió en que “la medida imparte directivas a priori a los tribunales acerca de cómo deben actuar en caso de que haya un pedido de detención preventiva u ordena a los jueces que no colabore con la Justicia de otros países, actitud que contradice las disposiciones de los tratados internacionales incorporados a la Constitución Nacional”. El diputado del ARI anticipó que reclamará la derogación del decreto, tal como lo hizo con el que firmó Carlos Menem para negar cualquier tipo de apoyo a la justicia española. La entonces diputada Diana Conti también firmó el proyecto para anular la norma que impedía colaborar con Baltasar Garzón, pero ahora, como subsecretaria de Derechos Humanos, defendió la idea oficial.
Mientras el Gobierno intenta que no haya más detenciones de represores a pedido de la Justicia extranjera, esta semana llegó al país la solicitudde arresto contra Astiz por el asesinato de las joven sueca Dagmar Hagelin. Los jueces Sergio Torres y Jorge Ballestero están definiendo la competencia, pero quien se haga cargo del caso deberá decidir si hace caso al decreto o si detiene al represor hasta que llegue el pedido de extradición.

 


 

COMISION PROVINCIAL POR LA MEMORIA
Para poder juzgar

La Comisión Provincial por la Memoria se reunió ayer con diputados de diferentes partidos para impulsar la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los Indultos.”Con estas leyes el Estado avasalló a la sociedad en su derecho al pleno conocimiento de la verdad, desprotegiendo a las víctimas como bien jurídico”, expresaron luego en un documento.
De la reunión participaron los diputados frepasistas Irma Parentella y Margarita Jarque; los radicales Margarita Stolbizer y Ricardo Vázquez; la justicialista Graciela Giannettasio; Marcela Bordenave del ARI; Patricia Walsh, de Izquierda Unida; Francisco Gutiérrez del Polo Social y Luis Zamora de Autodeterminación y Libertad. Como resultado los participantes suscribieron en un documento la decisión de promover la derogación del decreto 1581/01, que establece el rechazo a todos los pedidos de detención contra represores argentinos que lleguen desde el exterior. Y acordaron la decisión de impulsar nuevamente en el Congreso la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida –en 1998 se derogaron–.
“Con estas leyes el Estado avasalló a la sociedad en su derecho al pleno conocimiento de la verdad, desprotegiendo a las víctimas como bien jurídico, desconociendo las obligaciones de garantizar el goce y el ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución perpetuando así la impunidad en la Argentina y marcando su continuidad hasta el presente”, señalaron. Entre los miembros de la Comisión Provincial por la Memoria estuvieron Estela Carlotto (también titular de Abuelas de Plaza de Mayo), el fiscal Hugo Cañón, el legislador bonaerense Alejandro Mosquera, y Laura Conte, también del Centro de Estudios Legales y Sociales.

 

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