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Final
del juego
donde se cuenta la historia del matemático
Fibonacci y se plantea un problema que hizo historia sobre una pareja
de conejos.
Por Leonardo
Moledo
Estamos
con un lío de enigmas dijo el comisario inspector Díaz
Cornejo. Pero antes de empezar con ellos, quiero cumplir con el
título y decir una palabras sobre un gran matemático medieval:
Fibonacci (nació en 1170, murió en 1250). En realidad se
llamaba Leonardo Pisano: Fibonacci indicaba que pertenecía a la
familia Bonacci. Aunque nació (y murió) en Pisa, fue educado
en el norte de Africa, donde su padre era diplomático y representante
de los comerciantes y mercaderes de la República de Pisa. Fibonacci
aprendió matemáticas en Bugia (hoy Bejaia, en el norte de
Argelia) y viajó muchísimo: estuvo en Egipto, Sicilia, Grecia.
En el año 1200 regresó a Pisa, donde escribió numerosos
libros sobre matemáticas.
Lo interesante es que el primero de ellos, Liber Abbaci (Libro del ábaco),
publicado en 1202, marcó, en cierto modo, un punto de quiebre en
el desarrollo de la matemática occidental: en efecto, el libro
estaba basado en la aritmética y el álgebra que Fibonacci
había aprendido durante sus viajes, y usaba el sistema de numeración
hindú-árabe, los numerales arábigos, que todavía
usamos, el elegante y práctico sistema de escritura decimal y posicional
y el cero. Liber Abbaci fue inmediatamente copiado e imitado (recordemos
que era la época anterior a la imprenta) y con él empezó
la difusión de la nueva notación en Europa, que a su vez
daría un empujón enorme al desarrollo del álgebra
y las matemáticas en general.
Muchas veces dijo Kuhn el desarrollo de las matemáticas
se paraliza por carecer de una notación adecuada.
Y Fibonacci introdujo la notación adecuada en Europa. Pero
además, Liber Abbaci contenía una larga serie de problemas
relacionados con el comercio (cómo calcular la ganancia en las
transacciones, cómo convertir precios de unas monedas a otras,
y enigmas y acertijos matemáticos que había tomado, seguramente,
de libros árabes e hindúes y chinos).
Seguramente no eran problemas probabilísticos dijo
Kuhn. Hubo cartas protestando por la solución que dimos al
enigma de las monedas. Parece que con los problemas probabilísticos
no logramos convencer.
Me sacan un poco de tema protestó el Comisario Inspector.
Pero aquí hay una carta continuó impertérrito
Kuhn que, me parece, explica el resultado de los dos tercios bastante
intuitivamente. Es de Martín Roubicek.
La damos extractada, en cartas de lectores dijo el Comisario
Inspector. Fibonacci... quiso seguir. Pero Kuhn no lo dejó.
En cuanto al problema del casino y las cuatro puertas que planteó
María de los Angeles dijo Kuhn, la respuesta es que
el fulano entró al casino con 45 pesos. Para encontrar la solución,
hay que hacer el recorrido al revés. ¿Y qué hay de
los dos sobres?
Respecto del problema de los dos sobres, hay varias respuestas,
pero vamos a postergar la... digamos, solución, porque
es un asunto verdaderamente complejo y no podemos hacerlo hoy. Porque
hoy yo quería hablar de Fibonacci.
Pero tenemos que proponer un enigma dijo, implacable, Kuhn.
Sí, y es por eso que empecé con la historia de Fibonacci
dijo el Comisario Inspector. Voy a proponerles a nuestros
lectores el más famoso de los problemas de Fibonacci, que figura
(resuelto) en Liber Abbaci, y que es así:
Un hombre puso una pareja de conejos en un corral rodeado por una valla.
¿Cuántos pares de conejos engendrará esa pareja en
un año si se supone que cada mes, cada pareja engendra una nueva
pareja que a partir de su segundo mes adquiere capacidad reproductiva?
¿Qué
piensan nuestros lectores? ¿Cuántos conejos habrá?
¿Por qué es un problema tan famoso en el campo de las matemáticas
y no en el de la biología?
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