ESPECTACULOS
Antonella
Costa fue María en “Garage Olimpo” y ahora es Rita Baldini en “La fuga”.
Esta chica de apenas 21 años sigue trabajando viento en popa: se la
verá como una de las protagonistas de “El hacker”, por Telefé, y como
la prima y esposa de Edgar Allan Poe en “Israfel”, cuya puesta se podrá
ver en el Cervantes.
Por
Sandra Chaher
Entre
la María de Garage Olimpo y la Rita Baldini de La fuga pareciera
no haber más similitudes que ser dos personajes de época,
y estar interpretados por una actriz muy joven, de aspecto frágil
y rasgos diminutos: Antonella Costa. Pero no es tan sencillo: las dos
tienen personalidades fuertes y están dispuestas a dejar la vida
si hace falta por un ideal, por una obsesión. Con Garage Olimpo,
Antonella fue reconocida por la crítica, por sus colegas y por
el poco público que la vio en la Argentina. En La fuga ya la
vieron 650 mil espectadores en cinco semanas y, aunque el de Rita Baldini
es un papel chico, su recuerdo permanece por la tragedia que encarna.
Sin duda me atraen. Algo debo inspirarles a los directores que
me llaman para estos personajes. Son las películas que me gusta
ver, los personajes que me gusta hacer. Ahora estoy ensayando una obra
sobre Edgar Allan Poe, y bueno, más border que Poe... Y me obsesiono,
me leo todo, y eso lo debo transmitir.
Sentada en el living de su casa, con fotos blanco y negro de sus abuelos
y sus padres enmarcándola, Antonella parece ahora mismo salida
de esas dos películas que filmó. No fueron las únicas.
También interpretó a una chica moderna, cercana a los
21 años que tiene, en El camino, de Javier Olivera; participó
en un docu-ficción que tuvo un semi-estreno en el Festival de
Cine Independiente de Buenos Aires en abril, La sombra de las luces;
y volvió a ser una chupada en la segunda película
de Marco Bechis sobre la dictadura argentina: Hijos. Después
de haber pasado la tortuosa filmación de Garage Olimpo, el director
chileno Bechis la convocó nuevamente como quien pretende exorcizar
el dolor haciendo que se lo vuelva a transitar. En apariciones muy cortas,
Antonella es la madre que, en cautiverio, parirá a uno de los
hijos de la historia. Hijos sería la continuación
de Garage... No porque mi personaje sea María. María murió.
Pero hubo 30 mil Marías. La idea de Garage... fue contar la historia
de 30 mil personas, la de Hijos es contar la de 60 mil, de todos los
hijos. Hijos se estrenará este año en Europa, y
es posible que compita en septiembre en el Festival de Venecia. Pero
ese segundo paso por el infierno no fue tan fuerte para Antonella. Apenas
una semana de rodaje en Barcelona y en medio de lo que ella define como
el Edén: la filmación de La fuga en la Argentina,
la película de Eduardo Mignogna que cuenta la huida de siete
presos de la cárcel de Ushuauaia en los años 20.
En La fuga se nota una marcación importante de los actores.
¿Notaste esa actitud de Mignogna en la filmación?
La fuga tiene la particularidad de que, como son todas historias
separadas, nadie vio laburar mucho a Eduardo con los demás. Además,
él es un tipo tan discreto que nunca va a evidenciar los problemas
que tiene con cada uno. También es un tipo que sabe lo que quiere,
que tiene una tranquilidad admirable que no perdió en ningún
momento, y creo que eso ayudó a darle el mismo color a toda la
película. En mi caso no me ayudópara nada (risas). No,
no pongas eso. Lo que nos conectó a los dos fue como un aire,
un perfume de la época. El me tiraba pequeños datos. Por
ejemplo, me dio la mirada de Bordiola, por qué él se enamoraba
de mí, cuál es su recuerdo en la cárcel de mí.
En un momento estábamos probando la ropa y yo tengo un camisón
en un par de escenas, lo vio y me dijo: Este es el recuerdo que
tiene Bordiola en la cárcel, esto es lo que lo atormenta todas
las noches. Esa es tu imagen, acá tiene que ser el idilio.
Así fue como yo saqué que me tenía que apoyar en
los besos, en esas escenas de la habitación.
La historia de Bordiola y Rita, tu personaje, es una de las más
oscuras y a la vez tiernas. ¿Te costó entender a una mujer
dispuesta a todo por venganza?
La historia de Rita Baldini es la única que se presta a
varias interpretaciones. Yo la interpreté creyéndole a
ella, lo que decía el guión. ¿Si se me complicó
por este tema de las obsesiones de ella? Yo soy medio amiga de las obsesiones,
digo, no me parece mal, me ayuda mucho meterme en un mundillo, en una
atmósfera, y esto era tan claro, de tanto peso: la venganza y
el amor, punto. Amor por el padre, amor por él, venganza por
el padre, y se acabó la vida, no hay más. Me costó
un poco al principio porque soy de enroscarme, pero dos cachetadas me
pegó Eduardo. Yo le había escrito una devolución
larguísima, contando la historia como a mí me parecía
que había sido, nada que ver con el guión. Me sacó
cagando: Creéle, punto, no le des más vueltas.
Hay dos personajes femeninos: Rita y Tavita, la femme fatale,
que lo hace Inés Estévez. ¿No te atrajo más
Tavita?
Tavita es muy 20. A mí me pasó que al principio
tuve todo este rollo con Rita que no me cerraba mucho, no me imaginé
todo lo que significó después en contrapunto con los otros
personajes. Contando hojas del guión me pareció muy chiquito
y no lo entendía. Entonces, por supuesto, me atrajo Tavita, de
hecho se lo dije a Eduardo. Es más atractiva: tiene todas las
luces, todos los chicos, toda la plata. Era como: Uhhh... Después
de Garage... no estaría mal pasarla un poco mejor. Levantemos
un poco el perfil (risas). Pero, bueno, Tavita ya estaba, era
Inés, a lo que no tuve nada que objetar porque es una re actriz,
y porque ese personaje tiene una historia que se tenía que justificar
con una mina de más edad que yo. Y por ahí, la estrella
de la película era lógico que fuera una mina con más
nombre. O sea, una vez que me dijeron Inés, me olvidé
de Tavita, de verdad, por una cuestión profesional. Y ahí
me empecé a enamorar de Rita.
Es la primera vez que trabajás con tantos buenos actores
juntos. ¿Te enriqueció especialmente la experiencia? Y,
siendo todos hombres, ¿no había mucho código masculino
en el rodaje?
Te contesto las dos en una: yo fui la única mujer que fue
a Ushuauaia porque tenía escenas en la cárcel, con lo
cual estuve con todos en un hotel una semana al principio del rodaje.
Me trataron muy bien, me llevé un par de amigos. Si bien ya empezaban
con sus internas y sus cosas, nunca demasiado graves, siempre había
un clima armonioso. Supongo que estaba un poco esta cosa de vestuario
masculino, pero jamás me sentí excluida. En cuanto al
enriquecimiento, te digo, se trabajó con una cosa de mucho silencio,
mucha seriedad y discreción. Creo que así como yo encontré
un código con Eduardo, todos lo tendrían. Enriquecedores
son ellos como personas, cenar con ellos era enriquecedor, seguir sus
consejos, escucharlos hablar.
¿Quién te dio consejos?
Solá, porque yo en un momento me puse nerviosa con unos
periodistas porque por el desenlace yo no podía hablar demasiado
de mi personaje y de repente llegaba gente que había leído
la novela y me hacía preguntas y yo terminaba no diciendo nada,
y odié hacer las notas. Y Solá me dijo que mecallara la
boca, que leyera el guión y que me fijara todo lo que había
para decir de Rita. Y otro consejo que nos dio a todos y que tenía
mucha razón era que nos despertáramos a las cinco y media
a ver el amanecer. Es increíble el amanecer en Ushuauaia.

Pirata
y musa
Mientras La fuga avanza sin tregua en su éxito de taquilla, Antonella
amasa nuevas obsesiones. Es una de las protagonistas de El hacker,
la gran apuesta de Telefé para este año, una miniserie
de 13 capítulos; y de Israfel, la obra teatral de Abelardo Castillo
sobre el escritor norteamericano Edgar Allan Poe. El hacker
saldrá al aire los primeros días de julio e Israfel se
estrenará el mismo mes en el Cervantes. Mientras tanto, Antonella
combate una gripe que la tiene en reposo, algo que no parece gustarle
mucho. Tiene un espíritu inquieto, es impulsiva, inteligente,
y a veces dogmática. En la tele volverá a ser una chica
de su edad, la hija del protagonista, una hacker también, y mientras
los capítulos terminan de filmarse ella teme que los pirateen
verdaderos hackers, una fantasía paranoica de la que se ríe,
divertida.
Con Israfel está maravillada. Volverá al teatro después
de seis años interpretando a Virginia, la prima hermana de Poe
con la que él se casa. Un personaje lindísimo. Ella
era tuberculosa, infantil hasta el último día de su vida,
un poco tocada según dicen. Murió muy joven, a los 24
años creo, de tuberculosis y pobreza, por supuesto, y fue el
gran amor de su vida. Según las biografías, hay distintas
lecturas. Parece que él tenía sus problemitas sexuales
mambos, un tipo muy atormentado, con amores ideales que nunca
se concretaban y que esta relación medio que encubrió
eso, dejando en familia el asunto. De todas maneras, yo creo que sí
fue el gran amor de su vida. Todos los cuentos dedicados a mujeres son
a ella. Pasaron toda esta travesía de pobreza, ingenio y drogas.
El es un personaje apasionante, me leí todos sus cuentos. Es
un tipo al límite total, rarísimo, un genio a pesar de
las circunstancias, porque nada lo ayudaba a ser quien fue. Antonella
tiene un tema con las obsesiones, las reivindica como sus mejores aliadas,
y a la vez se da cuenta de que su mundo de los últimos años
pasa por una intensa dedicación a sus personajes, que tiene algunas
pequeñas fobias, que al revés de lo que suponía
sus amigos no son muchos, y que no le gusta hacer muchas de las cosas
que sí les gustan a los demás. No está preocupada,
más bien tomando nota, acomodando las fichas. Pero también
se resigna como frente a una tormenta en medio de un campo desolado.
Sabe que su vida depende de los incentivos, que por ellos
dejaría el país si le ofrecieran un buen trabajo, pero
que no se iría a probar suerte. Nacida en Roma por el exilio
de sus padres, volvió al país a los 4 años, y desde
que nació hasta los 13 años vivió en 16 casas.
Realmente tengo como un pequeño temorcillo de que las cosas
se me vayan de las manos (risas).
