La
novela de Perón
AGONIA
Y MUERTE DE
JUAN DOMINGO PERON
Andrew Graham-Yooll
Ediciones Lumière
Buenos Aires, 2000
186 págs. $ 18
Por
Guillermo Saccomanno
En
su biografía sobre Arthur Koestler, Andrew Graham-Yooll cuenta
que, en más de una oportunidad, el escritor inglés temía
que el periodismo afectara su escritura novelística. Puede parecer
obvio sugerir que la relación que une al biógrafo con
el biografiado contiene, por lo general, una serie de identificaciones
que se plantean como necesarias para la existencia del género,
la biografía. Pero ocurre que Koestler es un intelectual emblemático
para Graham-Yooll. ¿Sería desatinado conjeturar que la
fascinación que Graham-Yooll, nacido en Buenos Aires en 1944,
experimenta con la realidad violenta de la Argentina es similar a la
que Koestler tenía por España y su etapa revolucionaria
del 36?
Así como Koestler se movía con nerviosismo entre los géneros,
respondiendo a distintas urgencias (las políticas y las literarias,
casi siempre entreveradas), Graham-Yooll también experimenta
con un género y otro, como recelando de las especificidades de
cada uno. En Goodbye Buenos Aires, novela sobre su propio padre, Graham-Yooll
cita a Christopher Isherwood: No veo mucha diferencia entre una
autobiografía y una novela. Acá, la opinión
de Isherwood viene a confirmar la inestabilidad de las fronteras entre
géneros. Si un ensayo biográfico puede ser leído
como una novela y una autobiografía también, entonces
cabe preguntarse qué clase de libro es Agonía y muerte
de Juan Domingo Perón. En superficie, el libro se compone de
una rigurosa compilación de textos redactados desde el poder
(partes médicos, comunicados oficiales, gacetillas, notas, etc.)
que cubren el período comprendido entre el 12 de octubre de 1973,
cuando Perón acepta ser ungido presidente, hasta el 1º de
julio de 1974, cuando fallece. Pero en una segunda lectura, Agonía
y muerte... se plantea como la base del iceberg narrativo que sostiene
una ficción de magnetismo poderoso, una tierra de nadie en la
que la realidad y la fantasía se confunden, propiciando nuevas
aproximaciones.
Como bien señala Graham-Yooll, esos días fueron turbulentos:
Todo argentino recuerda, y todo latinoamericano lector de las
noticias pudo intuir, cómo no hubo dos días que transcurrieran
sin algún sobresalto en esos pocos meses. Los documentos
seleccionados por Graham-Yooll constituyen un material imprescindible
para sumergirse en ese bloque histórico. La intención
de Graham-Yooll consiste en demostrar que lo oficial termina
por anular la versión, aun las versiones echadas a rodar oficialmente.
Al respecto, Rogelio García Lupo apunta: Las manos anónimas
de la burocracia no renunciaron a colocar cada lugar común exactamente
donde debía estar, y la respuesta de la gente fue leer lo contrario
de lo que esas palabras decían.
Leídos desde acá, desde ahora, los materiales que articula
Graham-Yooll se ofrecen como las señales alarmantes de una tragedia
que se aproximaba inminente. Señales, obviamente, que muchos
se negaban a aceptar. Los discursos de Perón, un prodigio de
viveza criolla y tautologismo, las pompas retóricas de López
Rega, la irrupción mentecata y represiva de Isabelita, el oportunismo
de Balbín disfrazándose de venerable amigo del gran muerto,
los dobles discursos de las acechantes Fuerzas Armadas, son apenas algunos
de los momentos que el libro nos entrega, procurando que lainterpretación
de la historia quede a cargo de los lectores. En este nivel, el objetivo
periodístico de Graham-Yooll está cumplido.
Pero, aplicando al libro esa mirada literaria a que hacíamos
referencia al principio, se aprecia entonces que cada documento seleccionado
se propone como un capítulo más de esa novela que subyace
agazapada. Teniendo en cuenta esa mirada y las referencias anteriores
(la biografía de Koestler, la novela del padre), se advertirá
entonces que Agonía y muerte... responde a un andamiaje literario
cuya trama resulta tan apasionante como aterradora. Apelando a un gesto
de ocultamiento extremo, Graham-Yooll prefiere que cuente la disposición
de los materiales antes que la voz del compilador. Este deliberado bloqueo
del yo, con el ascetismo que propone sólo la lectura de textos
oficiales, agudiza el pathos de lo que se narra, los meses sombríos
de agonía y muerte del presidente anciano.
En este sentido, el libro de Graham-Yooll se impone de manera tácita,
aunque provenga del periodismo, como una novela latinoamericana de dictador.
En este carácter novelesco de lo documental repara también
Tomás Eloy Martínez en el prólogo, comentando que,
en sus años de exilio, mientras escribía La novela de
Perón, repasaba una y otra vez Agonía y muerte..., cuyo
original se llamaba por entonces La salud del presidente.
Más allá de la honesta admisión de una deuda con
ese material, es interesante que también Eloy Martínez
define el libro desde (y en) la literatura: Graham-Yooll narra
en presente lo que es ya pasado, devuelve al pasado esa esencia de lo
presente que tan bien define Gilles Deleuze cuando estudia la obra de
Proust: la materia en la que se talla el signo y, a la vez, la emoción
que produce el signo. El lector que toma al azar un hecho en los libros
de Graham-Yooll es como el que moja su madelaine en el té proustiano:
el tiempo resucita y regresa tal como fue.
Junto con Tiempo de tragedia y Tiempo de violencia, sus ensayos de los
años 70, Agonía y muerte... se constituye en fuente de
consulta indispensable para revisar ese período, pero también
como aguda edición literaria de la materia cruda que forma una
novela.