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Bajo el signo de Marte

El terrorismo es una enfermedad
del capitalismo globalizado

El filósofo italiano Toni Negri reflexiona sobre la situación del capitalismo en guerra a partir de un diagnóstico que tipifica a los responsables de los atentados del pasado 11 de septiembre como �una facción neoliberal extremista�.

Por Toni Negri
1. Los autores de los atentados eran todos miembros de las élites árabes (estudiantes universitarios en Alemania o en EE.UU., instruidos en métodos de vuelo, etc.). No han obrado únicamente por los intereses de los desheredados, aunque lo han hecho en su nombre. Como todas las élites que aspiran a devenir clase dominante (Bin Laden, la red de Al Quaida, etc.) deben obtener el favor de un sector significativo de la población. Para eso el Corán no basta.
2. Ésta es la razón por la cual han golpeado los centros del poder económico y del poder militar americano. Para las masas árabes (no sólo iraquíes y palestinas), éstos son –por razones que cada uno comprende– objetos de odio.
3. Haciendo esto, han dado por descontada la reacción americana que consiste en obligar a los Estados islámicos o a los que pretenden serlo (Arabia Saudita, Pakistán, Emiratos), que juegan con la ambigüedad entre el Islam y la alianza con los EE.UU., de escoger su campo. Esta elección es, para estos regímenes de base religiosa, pero aliados de los EE.UU., una elección dolorosa y, sobre todo, peligrosa. Si conservan a su precioso aliado externo, pierden a las masas y viceversa.
4. Esta crisis de legitimidad permite el reemplazo de una élite “moderada” por una élite islamista que no discute mínimamente el orden neoliberal ni tampoco la dominación americana (ver las declaraciones de Bin Laden a la cnn), pero contesta el monopolio de poder ejercitado por los monarcas del petróleo. Como la revolución islámica iraní, que no ha puesto en discusión el capitalismo, Bin Laden y su red quieren empujar a las masas para destronar las monarquías corruptas y reemplazarlas con una república teocrática.
5. No hay que confundirse: si los atentados han golpeado a los símbolos del poder americano, su finalidad no era en absoluto socavarlos, entre otras cosas porque no existe ya un poder autónomo americano en el contexto de la mundialización. El único beneficio de los atentados es un beneficio regional para el mundo islámico: se trata de determinar quién asegurará un gobierno neoliberal en la región.
6. Los que han perpetrado los atentados son verosímilmente hombres de la red Bin Laden formados por la CIA y los servicios secretos de Pakistán para combatir (en la modalidad terrorista) al régimen pro-soviético afgano. Son, por lo tanto, aliados de uno de sus objetivos: el Pentágono. Obteniendo sus fondos de la especulación financiera y aprovechándose de la liberación total del movimiento de capitales (impuesta por EE.UU. a todo el mundo para financiar su deuda pública y la enorme deuda privada con el sistema de la burbuja financiera). Por lo tanto, no eran extraños a las Torres Gemelas ni a Wall Street.
7. Bin Laden y compañía son, pues, unas criaturas o más bien una enfermedad esencial del sistema. Para combatirla, el sistema mismo debe destruir sus propios pilares, controlando el movimiento de capitales y destruyendo la alianza política y económica que lo sostenía (Arabia, Pakistán, Emiratos, los mismos talibanes). Haciendo esto perderán una gran parte de su poder económico y de su fuerza militar. De acuerdo con Giddens, el riesgo es, en gran parte, la condición de existencia del capitalismo globalizado: el mantenimiento de estos regímenes presupone en principio no solamente la miseria del Tercer Mundo y de los sectores desfavorecidos del centro sino también la inseguridad en todas partes. A fuerza de crear palestinas en todo el planeta, se acaba por vivir en la inseguridad permanente, como les ocurre a los israelíes.
8. El pueblo del mundo entero ha sido, por tanto, golpeado en Nueva York y en Washington este 11 de septiembre de 2001 por una facción neoliberal extremista. La guerra que se incuba en todas partes del mundo ha sido finalmente globalizada: Manhattan parece Ramalá. Las facciones en el poder de EE.UU. se aprestan a obtener los dividendos políticos de este estado de guerra después de haberse beneficiado de los dividendos bursátiles, comoel mismo Bin Laden no se ha privado de hacer. Esta facción ha decretado un estado de guerra prolongado (al menos diez años, según Bush) que volverá extremadamente difíciles las movilizaciones de las fuerzas democráticas que desde Seattle en adelante se han expresado contra la globalización capitalista.
9. Es absolutamente necesario terminar este estado de guerra permanente y ahora ya universal, y crear condiciones que no permitan ni a Bin Laden ni a Bush aplastar a la gente con el poder del “mercado” en nombre de la lucha entre el bien y el mal. Un movimiento contra la violencia y la tiranía de los mercados se vuelve todavía más necesario si queremos defender la seguridad, la vida y la democracia en todo el planeta. El capitalismo globalizado está enfermo por la violencia y la miseria que genera: es necesario organizar una salida para los pueblos y crear nuevas formas de relaciones sociales si no queremos morir con él.

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