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Gravar o no gravar, he ahí el dilema

 

Mientras un grupo de personas involucradas en la industria del libro considera que es inevitable y, en última instancia, beneficiosa la aplicación de una alícuota baja de Impuesto al Valor Agregado al precio de tapa de los libros, otro grupo considera que ese impuesto es retrógrado y que su aplicación sólo traerá perjuicios..

Carta al pueblo

Por Guillermo Schavelzon
Estimadas amigas y amigos:
Les pido un poco de paciencia para leer este extenso mensaje. Tiene que ver con el futuro profesional y económico de los escritores. Un grupo de profesionales del libro que, en su conjunto, representa alrededor del 80 por ciento de la edición y venta de libros en la Argentina, hemos mantenido varias reuniones con funcionarios del área Economía y de Cultura con el objeto de lograr acuerdos que impliquen ventajas diversas para el sector del libro, tan dañado. Desde hace meses se está postergando la aplicación del IVA al libro, que el Gobierno tiene decidida. Se hace muy difícil mantener una oposición absoluta al IVA al libro, cuando –como lo dicen los funcionarios– los medicamentos y la leche tienen IVA. Una oposición irracional no nos puede llevar a buen destino.
El tema es complejo, porque cuando oímos decir que “el libro no tiene IVA”, esto no es rigurosamente cierto. El libro tiene IVA incluido en su precio, ya que el editor compra el papel, la impresión, y todos los insumos como luz, teléfono, alquileres, etc., con IVA. Al venderse el libro sin IVA, todos estos pagos se convierten en un costo mayor, que está reflejado en el precio de venta de los libros.
Entonces, según los estudios realizados por varias editoriales y librerías, si el libro tuviera un IVA moderado, esto permitiría que, al venderlo, se recuperaran todos los IVA pagados a los proveedores. Lo que quiere decir que no implicaría aumento de precios, que en este momento es lo que más nos preocupa a todos. Más complicado es para los libreros, a quienes hace unos meses les pusieron IVA al alquiler del local, lo tienen que pagar, y no tienen forma de recuperarlo. Con un IVA moderado, el librero podrá recuperar el IVA del alquiler y de todos los servicios.
Convencidos de que el desenvolvimiento económico del negocio del libro debe hacerse dentro de una absoluta transparencia fiscal, y con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación, designada “vocero” frente a los sectores de la cultura en estas negociaciones por el propio Ministerio de Economía, se ha llegado a un acuerdo cuya discusión está llegando a su fin en estos días.
Un grupo de editores y libreros ha trabajado en la propuesta de un Plan de Competitividad del Sector Editorial y Librero, similar a los que se han firmado con otros sectores de las industrias culturales. La gente del teatro y del cine, por ejemplo, hace rato que firmaron estos convenios, y las ventajas las vemos todos los días: cine y teatro argentinos por todos lados. En el libro esto está tan demorado que no tiene justificación, y habla de qué complejo es nuestro sector.
Este acuerdo tiene una serie de ventajas fiscales y de diversa índole para el sector editorial y librero, y la contrapartida es una propuesta oficial de establecer un IVA para el libro de un 30 por ciento del IVA general.
Esto quiere decir que si hoy el IVA general es del 21 por ciento, el IVA del libro será de un 6,3 por ciento, una cifra que está dentro de la media internacional del IVA que tiene el libro en la gran mayoría de los países.
¿Cuál es la importancia de esto para los escritores? Razón de estemensaje: que, por primera vez, serán incorporados formalmente a la legislación. El proyecto de este convenio tiene un párrafo muy claro, que reproduzco: “...se considerará que los sectores editorial y libreros están integrados por: autores, agentes literarios, traductores, correctores y afines, diseñadores y todos aquellos que participen de las etapas previas de los procesos industriales de fabricación de libros. Igualmente, el sector está integrado por los distribuidores, importadores, editores, libreros, profesionales de venta directa, clubes del libro...”.
En los próximos meses veremos en concreto las ventajas que este convenio tendrá. Lo que nos estamos asegurando es ser incluidos, por primera vez, en un convenio que el sector del libro firma con el Gobierno. Parece mentira, pero es así: es una noticia que el escritor forme parte de la actividad editorial y librera.


Carta abierta al Sr. Guillermo Schavelzon

Estimado señor:
Asombrados ante el contenido ideológico de una carta suscripta por Ud. donde se muestra a favor de la aplicación del IVA al libro argentino, en carácter de editores no podemos menos que manifestar nuestro rechazo a su postura y cuestionar directamente varios de los puntos afirmados en su texto:
1) Su mensaje “tiene que ver con el futuro profesional y económico de los escritores”; nos parece que tiene menos que ver con los escritores que con los otros componentes de la industria del libro; el tema principal, la aplicación del IVA al libro, poco tiene que hacer por el beneficio y el “futuro profesional y económico de los escritores”.
2) Ud. afirma que “un grupo de profesionales del libro que, en su conjunto, representa alrededor del 80 por ciento de la edición y venta de libros en la Argentina” ha mantenido “varias reuniones con funcionarios del área de Economía y Cultura” con el objeto de lograr acuerdos que impliquen ventajas diversas para el sector del libro. Nos produce curiosidad saber quiénes integran el supuesto “80 por ciento” de la industria del libro en la Argentina, si esa cifra considerable es cierta y, además, si así lo fuere, qué valor de representatividad tiene en relación con otros integrantes de la industria cultural que no han sido invitados a participar de esas reuniones o a manifestar su opinión al respecto antes de que Ud. y otras personas se arroguen ante los funcionarios tarea alguna.
3) Ud. califica de irracional la posición de muchos editores y otras personas vinculadas con la actividad que se niegan a aceptar un gravamen sobre el libro argentino, en época de recesión y descenso continuo de ventas. ¿Desde qué lugar intenta sostener su aparente racionalidad, negándosela a los demás abiertamente? ¿No será un burdo acto de soberbia de su parte?
4) Nos permitimos cuestionar ampliamente el segundo párrafo de su carta (“El libro tiene IVA incluido en su precio...). Evidentemente, Ud. parece desconocer la mecánica tributaria. La alícuota del IVA se aplica sobre elmonto de la operación facturada, y la diferencia entre créditos y débitos (IVA pagado/ IVA cobrado) en las operaciones sucesivas determinan montos a ingresar en el fisco. Siempre que no exista un dumping imposible del precio de venta (vender voluntariamente por debajo del precio pagado a los proveedores), el monto imponible es superior en el último eslabón de la cadena de venta; para ser más claro, un porcentaje X de IVA aplicado al precio de tapa del libro (precio de comercialización al público) será siempre superior al monto de IVA crédito determinado por la misma tasa aplicada al precio pagado por el librero al proveedor, hecho que, en definitiva, obligará al librero a ingresar periódicamente una suma en el fisco en calidad de IVA, surgida de la diferencia entre precio de venta y precio de costo. Esta suma, por cierto, o se recarga al precio de tapa y la asume el lector, o no se recarga al precio de tapa y la asume la cadena productiva o de comercialización, disminuyendo aún más el margen de ganancia. Si bien algunos componentes del costo de edición y comercialización están gravados con el IVA, tal como Ud. lo señala, hasta el momento son asumidos y distribuidos en la cadena de producción y comercialización en función del precio de tapa del libro, porcentaje de descuento a distribuidores y libreros, etcétera. Una aplicación “moderada” (o “alta”, o “baja”, o como le guste) del gravamen sólo incrementa la carga presente hasta el momento. Es una falacia inadmisible que “si el libro tuviera un IVA moderado, esto permitiría que, al venderlo, se recuperaran todos los IVA pagados a los proveedores”. El IVA es un impuesto retrógrado que no permite, como sostiene Ud., al librero “recuperar el IVA del alquiler y de todos los servicios”; para eso, y según el gravamen particular de cada librería sobre su alquiler diferenciado, cada librero debería prorratear entre sus ventas el costo del IVA en el alquiler y fijar, por su cuenta, el precio de tapa de cada libro que vende; con precio de tapa fijo, la diferencia entre IVA pagado e IVA cobrado sólo puede ingresarse al fisco de acuerdo con el simple mecanismo descripto. También olvida mencionar que si se aplica el lVA a los libros, automáticamente las editoriales tendrán que tributar el impuesto a los Ingresos Brutos.
5) No deja de parecernos carentes de base analítica afirmaciones del tipo “la gente del teatro y del cine, por ejemplo, hace rato que firmaron estos convenios, y las ventajas las vemos todos los días: cine y teatro argentinos por todos lados”. Ciertamente, con un nivel tan bajo de estudios de casos, esperamos que los funcionarios del área de Cultura y Economía desestimen a priori los fundamentos de la “comisión” que Ud. integra, en beneficio de sus colegas, escritores y lectores.
6) En su carácter de agente literario (y no de editor, por lo que nos consta) debería saber que la Ley 11.723, por cierto discutible y mejorable, hace ya rato que incorporó la figura de autor a la legislación, reconociéndoles a los escritores derechos sobre sus obras. Parece que Ud. olvida este hecho y argumenta erróneamente al decir “que por primera vez, serán incorporados formalmente a la legislación” (!) Que se reconozca abiertamente que todo autor participa de la industria editorial no es más que una declaración que en poco modifica la realidad, porque eso ya se sabe (sin escritor no hay industria del libro). Ahora, pretender utilizar esto para justificar un nuevo gravamen sobre el libro...
Buenos Aires, noviembre de 2001

Mariano y Santiago Roca (Tusquets Editores)
Gastón Gallo (Ediciones Simurg)
Francisca Baudrand (Andrés Bello)
Daniel Divinsky (Ediciones de la Flor)

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