Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
NO

todo x 1,99

Clara de noche
Convivir con virusBoleteríaCerrado
Abierto

  Fmérides Truchas 

 Bonjour x Liniers

Ediciones anteriores

 


Jueves 31 de Mayo de 2001

tapa
tapa del No

LUPINE HOWL, GRATA SORPRESA 2001, ¿ES MAS Y MEJOR QUE SPIRITUALIZED?

Dos expulsados del gabinete del satánico dr. Jason Pierce prueban que ellos también pueden. Canciones con la dosis justa de psicodelia, sadomasoquismo lírico y soul de las cavernas: una combinación excitante. Aquí Sean Cook, uno de los culpables de la nueva medicina, da su versión de los hechos. Jason, teléfono...

POR PABLO PLOTKIN

+“Es un hermoso día en el Reino Unido”. No es lo primero que uno supone escuchar en boca de Sean Cook, multiinstrumentista, cantante y autor de los depravados textos de Lupine Howl –la gran sorpresa planeada por los despedidos de Spiritualized–, pero hay sol en la siempre melancólica y portuaria Bristol y la voz de Cook suena bien. The Carnivorous Lunar Activities of Lupine Howl es la última buena noticia surgida de la ciudad de Portishead, Massive Attack y Tricky, y Sean parece completamente convencido del poder artístico de su banda. “Obviamente Jason (Pierce, jefe de Spiritualized) quiso hacerles creer a todos que nosotros éramos simples empleados respondiendo a sus órdenes, pero la verdad es otra: la verdad es que nosotros nos llevamos mucho del poder y de la psicodelia de esa banda.” Cook fanfarronea un poco, pero a primera vista está en lo cierto. El debut del grupo liderado por él y el también despedido Mike Mooney (guitarras, teclados, mandolinas) es una furiosa respuesta musical a la decisión de Pierce, que a su vez termina de tramar su regreso con Spiritualized (“parece que va a ser un álbum más bien clásico, con un montón de cuerdas y orquestaciones”, apunta Cook, diplomáticamente despectivo).
El primer aullido de LH es la comunión del ritmo, la psicodelia y la melodía aprendidos de dispares maestros como Otis Redding, Syd Barrett y los Byrds, entre tantas otras influencias rastreables en el álbum. Ellos saben implotar y explotar en decenas de atmósferas sin perder de vista el cometido principal –la canción–: soul lisérgico, country cósmico, guitarras chirriantes y Cook –especie de ahijado de Bobby Gillespie, de Primal Scream– en el relato de las actividades lunares y carnívoras (drogas, sadomasoquismo) del protagonista. “La ausencia de moral es una idea central del disco”, explica Sean. “Elegimos ilustrar el librito con imágenes de pornografía y prostitución para cambiar los preconceptos que la gente tiene al respecto. Es una manera de hablar también de otras conductas socialmente inaceptadas, como el asesinato o el uso de drogas. El propósito central del álbum es desafiar la moralidad establecida. Es decir: ¿por qué esas conductas que los gobiernos –o alguien en nombre de Dios– señalan como erróneas son necesariamente malas?”
–¿Ustedes carecen de toda posición moral?
–Bueno, yo no creo en el Bien y el Mal, eso no quiere decir que recomiende el crimen. Todo lo que digo es que yo me comporto de la manera en que me comporto porque para mí es la manera más efectiva de pasar por la vida. La gente debería pensar más por sí misma en lugar de seguir las reglas. Las drogas son el ejemplo clásico de los agentes del orden entrometiéndose en la libertad de elección y determinando arbitrariamente qué es bueno y qué es malo. No es necesario que me refiera a cuán peligrosas son las drogas legales –como el cigarrillo y el alcohol–, y lo inofensivo que resulta el hachís, por ejemplo. Aun si resultara dañino, no sería asunto de nadie prohibirlo. Son decisiones personales.
–Hablando de drogas: la psicodelia es otro elemento fundamental en la banda, ¿no?
–Absolutamente. Desde pequeño me interesó el surrealismo, todo lo que fuera extraño y que involucrara a mundos imaginarios. De adolescente, empecé a tomar drogas psicodélicas: el LSD me voló la cabeza. Desde entonces todo eso empezó a formar parte de mi vida y de los grupos que integraba, incluyendo la cantidad de música psicodélica que hubo desde los 60 hasta hoy. Es una parte importante de lo que somos y no podemos evitar que salga en nuestra música. Creemos que las grandes canciones pop ya fueron escritas, de Los Beatles a Nirvana. Nosotros podemos suplir esa falta de sensibilidad pop haciendo que la música suene interesante, extraña e inesperada. La psicodelia es una buena vía para llegar a eso.
–¿Y las drogas alucinógenas te ayudaron a abrir tu percepción al respecto?
–Me ayudaron a construir mi visión del mundo: la ausencia de objetividad, la distinción individual masiva (todos somos diferentes), la experiencia única de cada ser humano en este planeta...
–¿Leés sobre el tema?
–Cuando era más joven leí mucho a Timothy Leary, Allen Ginsberg, el Marqués de Sade, William Blake. Siempre tuve una poderosa curiosidad por las experiencias inusuales, las que se salen de los límites ordinarios de la vida común.
–Cuando fueron despedidos de Spiritualized (ver aparte) y armaron Lupine Howl, alguien escribió que llegarían a ser una gran banda, pero que el primer disco sería hijo de la frustración. ¿Hay algo de cierto en eso? –Creo que sí. Lo que pasó con Spiritualized había sido realmente muy malo, al tiempo que mi vida personal se llenaba de toda clase de sufrimientos. Así que el origen de Lupine Howl tiene una visión angustiosa frente al modo en que funciona el mundo. Eso salió a la luz en nuestra música, pero es una vibra que termina con nuestro primer disco. El próximo, creo, será diferente: no tan furioso como el anterior.
–¿Más... feliz?
–Algo así, aunque no sé si llamarlo feliz: nunca vamos a ser shinny happy people, porque ésa no es la realidad del mundo. Siempre hay un lado malo para todo. Y nosotros tratamos de reflejar la realidad a través de la música. Pero estamos menos podridos y un poco más cercanos a la felicidad, en la medida de lo posible.
–¿Es éste un momento saludable de la música británica?
–En términos generales diría que no. Parece ser un momento de muchas bandas de chicos y chicas y de un pop más bien descartable. Pero, bajo la superficie, hay gente haciendo muy buenas cosas, como Gorky Zygotic Mynci y los Super Furry Animals, pero no sé si saldrán del underground. Los charts británicos están gobernados por grupos espantosos que impiden el progreso de la cultura musical, lo cual es muy triste. Eso es lo que tanto me gusta de Radiohead: son tan experimentales y vendieron tantos discos... Saben que la música supone un propósito social y para eso hay que acceder al mainstream.
–El pop, en este caso, ¿es un reflejo a escala de la cultura británica en general?
–Creo que sí. A la cultura mainstream no se la ve del todo bien, debo decir. La cosa se americaniza cada vez más, absorbiendo los peores aspectos de la sociedad estadounidense e imponiéndolos en el Reino Unido, que progresivamente pierde la identidad propia. No soy precisamente un patriota, pero a la vez sé que hay algo hermoso en la cultura inglesa y eso está siendo arrasado. Tengo sensaciones mezcladas sobre el futuro cultural británico. A veces creo que todo va a salir mal. Y a veces veo a Radiohead.

Un disco interminable

Jason Pierce fundó Spiritualized en 1989, después de la separación de Spacemen 3. Asumiendo a los tumbos el rol de exiliado cósmico de los ‘90 (con el lema “tomar drogas para tocar música para tomar drogas para...” como dogma), Pierce y su banda se mantuvieron más bien en las sombras durante los ‘90 hasta la aparición de Ladies & Gentlemen We Are Floating in Space (1997), el álbum en que Spiritualized registró con muy buenas canciones su sabiduría psicodélica previamente dispersa en obras como Lazer Guided Melodies (1992) y Pure Phase (1995). “Esos discos vendieron casi nada; prácticamente no había dinero de por medio, así que nunca nos quejamos de nuestros ingresos”, le cuenta al No el tal Cook, bajista y especie de mano derecha de Jason desde esos primeros tiempos. “Cuando salió Ladies & Gentlemen... vendió masivamente, mucho más que todos los anteriores juntos. Así y todo, nuestra recompensa financiera se mantuvo igual. Al tiempo que empezamos a hacer preguntas al respecto, nos dimos cuenta de que el management y Jason estaban conspirando contra nosotros y nuestros intereses. Nosotros nos plantamos y dijimos que no saldríamos de gira a menos que recibiéramos un aumento. A esa altura, me di cuenta de que el discurso de Jason acerca del grupo era puro chamuyo. Hasta entonces yo creía que él era mi amigo (habíamos ido juntos al colegio, habíamos crecido en la misma ciudad), creía que formábamos una banda y que compartiríamos las ganancias. Después de Ladies & Gentlemen... supe que la idea de Jason era que trabajáramos para él, condición que ninguno de nosotros estaba dispuesto a soportar. Así que empezamos a pedirle explicaciones, y él no tuvo los huevos de responder: le fue más fácil jodernos que contestar. Fuimos formalmente despedidos.” Para Cook, Pierce es una víctima del “síndrome que ataca a algunos frontmen de bandas, que necesitan rodearse de personalidades débiles que les besen el culo en lugar de músicos con opinión propia”. Polémicas aparte, el capitán Jason rearmó la banda –Tom Edwards (percusión), Martin Shallards (bajo), Kev Bales (batería) y Dogan (guitarra), además de los sobrevivientes Thighpaulsandra (teclados) y el saxofonista Ray Dickaty–, se metió en los estudios de grabación de George Martin y se pasó los últimos dos años grabando y re-grabando las canciones del sucesor de L & G, que teóricamente está listo desde mediados del año pasado, aunque el obsesivo perfeccionismo del autor retrasa la puesta a punto. Se sabe que incluirá secciones de cuerdas monumentales, coros gospel, orquestaciones voluptuosas y, así y todo, según el portavoz de la banda, “esta vez vas a poder escuchar la voz de Jason”.