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Jueves 14 de Junio de 2001

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R.E.M. explicado por ellos mismos

Está claro que Reveal merece un lugar entre lo mejor del año, a la vez que puede ser visto como el acta de refundación de una verdadera institución rockera. No es poco mérito: aquí, sus directos responsables explican cómo es que ingresaron en el siglo XXI con tal gracia e inspiración, después de veinte años de agitada vida pública y masiva.

POR PABLO PLOTKIN

No es casual que Reveal, el primer álbum de R.E.M. en el siglo XXI, empiece con una canción que pretende desintegrar la red que separa realidad y fantasía. “The Lifting”, de la que Buenos Aires y Río de Janeiro tuvieron una escucha exclusiva el verano pasado, es el primer poema de una serie de doce en que Michael Stipe le declara la guerra a la gravedad –a la ley de la gravedad–, y diluye cuestiones básicas de tiempo y espacio hablando de “recuerdos de cosas que nunca conociste”, sueños de “océanos y ciudades sumergidas”. Reveal es un disco escrito con el pulso puesto fuera de la Tierra, y para volar lejos da lo mismo un viaje a Reno, una zambullida a una pileta fría o descubrir Saturno a través de un telescopio. Aunque el anterior se llamara Up!, éste es el verdadero primer salto en alto en la vida de R.E.M. como trío. “Cuando estás haciendo una canción, se trata de nadar o hundirte, sabés”, dice Stipe. “No importa a qué nivel estés. La canción va a ser buena o mala, por más que seas la banda más grande del mundo o un grupo indie de Carolina del Sur. No importa. Lo que importa es el trabajo, y ahí es donde nosotros nos concentramos.”
El trabajo los llevó a elegir un viejo recurso del pop: las orquestaciones. Pero están tratadas con una delicadeza magistral, propiciando la atmósfera de gravedad cero que exigen los textos de Michael. “¡Oh, oh, gracias!”, sobreactúa el bajista Mike Mills cuando se le menciona vía telefónica el asunto de las cuerdas. “Eso es lo que queríamos lograr: que te elevaras con la música al escucharlo. Se ve que hicimos un buen trabajo”. Peter Buck, el guitarrista, va algo más lejos: “Mucha gente que nos rodea cree que es el mejor álbum que hicimos jamás”. Tal vez no sea para tanto, pero lo cierto es que incluye algunas de las mejores canciones que Stipe escribió en una década: “I’ll Take the Rain” se postula como la canción de amor del año, y la ultrapop “Imitation of Life” puede ser su próximo gran hit. Mills responde a la opinión semigeneralizada que consagró a Reveal como el mejor disco de R.E.M. desde Automatic for the People. “Creo que tiene algo en común con Automatic... Tal vez tenga el mejor puñado de canciones que escribimos en un tiempo, y también es un disco en el que todo está relacionado, de la primera a la última canción. Es algo más coherente y homogéneo que algunos otros discos.” Buck asiente: “Sí, son como capítulos de un mismo libro. A diferencia de Up!, que parecían canciones aisladas”.
Algo de prehistoria. Georgia, principios de los ‘80. Primero en Macon, el pueblo de Mills y su compañero de secundaria Bill Berry, bajista y baterista que comparten pequeños y dulces fracasos en banditas de rock de la zona. Después, la mudanza de Mike y Bill a Athens para inscribirse en la universidad local, donde conocen a Peter Buck, que atiende una disquería, y a su amigo/cliente Michael Stipe. Al poco tiempo todos abandonan los libros, debutan sobre el escenario de una iglesia abandonada y, en 1982, entran a un estudio de Charlotte (Carolina del Norte) para grabar su primer disco, una obra maestra titulada Murmur. A partir de aquí se construye la historia grande de R.E.M., que tendrá casi una década de movimiento en las sombras y un estallido popular detonado por el hit de hits “Losing my Religion”, incluido en el ecléctico –y también algo menospreciado– Out of Time (1991).
“Creo que reaccionamos bien al éxito”, dice Mills sobre R.E.M. como celebridad modelo de equilibrio emocional (al menos eso apuntaron alguna vez unos tipos como Kurt Cobain y Thom Yorke). “Vender muchos discos no cambió nuestra manera de pensar, y nunca hicimos lo que la gente del negocio nos dijo que hiciéramos. Nunca nos creímos la gran banda, ni cambiamos nuestra manera de vestir. Siempre hicimos lo que nos parecía correcto. Y eso es lo que a todo grupo de rock le gustaría lograr.” Buck agrega: “En nuestro caso, el éxito tardó en llegar. Hicimos siete discosantes de volvernos exitosos. Creo que el éxito es muy duro si te sorprende cuando sos demasiado joven. Lo nuestro fue un trabajo de años y años”. “Sí –confirma Stipe–. Si Murmur o Reckoning (segundo disco) hubieran vendido 5 millones de copias, yo no estaría vivo para contar el cuento.”
Después del celebrado New Adventures in Hi-Fi (1996), en medio del largo (y aparentemente inagotable) esplendor en la carrera de R.E.M., Berry decidió dejar el grupo al cabo de una cirugía cerebral a la que fue sometido a raíz de un aneurisma que sufrió sobre un escenario. El baterista y su familia se retiraron en una granja. “Fue difícil”, aseguraba Mills cinco meses atrás a su paso por Buenos Aires. “Un período de una crisis bastante seria. Después de casi veinte años, cuando sucede algo así, tenés que sentarte y recuestionarte si realmente tenés ganas de seguir con la banda. Era una decisión exclusivamente nuestra. En un sentido, resultó saludable: cuando un bosque se incendia, sólo queda esperar la regerminación. Creo que eso nos hizo más fuertes, como amigos y como grupo. Estamos muy felices de haber elegido permanecer.” Stipe: “Reveal es nuestro primer disco como trío; en Up! éramos un cuarteto al que le faltaba el baterista. Así que nos costó, pero lo resolvimos en tres segundos, porque creo que ése fue el tiempo que necesitábamos para saber si queríamos continuar. Y dijimos, sí, claro que queremos seguir haciendo esto. Lo amamos, amamos trabajar el uno con el otro”.
- Desde ese momento crucial, ¿no volvieron a pensar en algún tipo de separación?
Buck: –Yo pienso en eso todo el tiempo. A veces pienso si debería estar haciendo esto a mi edad. Me aterra la posibilidad de hacer un disco embarazoso. Para eso es que trabajamos muy duro, para hacer buenos discos, componer buenas canciones. Eso es lo que nos mantiene unidos.
- Pero, supongamos... Después de R.E.M., ¿qué podría llegar a ocurrir con ustedes?
Buck: –Yo voy a trabajar en la granja de Bill (risas). No, en serio: siempre voy a tocar, siempre voy a escribir canciones.
Mills: –Sí, nada más cambian las condiciones. Mirá a Patti Smith, por ejemplo, sigue siendo tan interesante como siempre. Creo que es cuestión de mantener la autenticidad. Por el momento, disfrutamos mucho tocando juntos. El día que eso no ocurra, nos miraremos a la cara y diremos: Ok, suficiente. Todavía no sucedió.
–Todo el mundo habla de R.E.M. como una banda casi perfecta. ¿Cuáles son sus puntos débiles?
Mills (vuelve a sobreactuar): –¡OoOooohh, Dios Santo...! ¿Puntos débiles de R.E.M.? Eeemmm... No lo sé. Creo que no tenemos puntos débiles. Tal vez no seamos técnicamente los mejores músicos del mundo, pero somos buenos tocando... Y hacemos sólo lo que nos sale bien.

Noticia de ayer, extra
Un par de semanas atrás, una mención publicada en el último párrafo de una entrevista del semanario estadounidense Time se multiplicó en un alud de titulares de primera plana para la prensa británica. En el reportaje en cuestión, Michael Stipe comentaba lo “feliz” que estaba con su actual pareja, “un hombre increíble” con el que convive desde hace tres años. Los ingleses gritaron: “¡Chocolate por la noticia!”, e imprimieron títulos del tipo “MICHAEL STIPE: SOY GAY”. Más allá de que la sexualidad del poeta y cantante de R.E.M. no era precisamente un misterio, sorprende la voracidad con que una sociedad que se supone libre de prejuicios de esa clase se abalanza sobre un asunto poco menos que jurásico como rock & homosexualidad. “Por alguna razón, Inglaterra tiene una gigantesca maquinaria de tabloides”, intenta explicarse Mike Mills. “Tienen como seis u ocho diarios que son puros rumores, insinuaciones y buscan escandalizar a la gente. Estados Unidos también tiene lo suyo, pero no al nivel británico. Hicieron un gran circo de algo que en verdad no es una historia novedosa. Era una noticia vieja: desde hace siete u ocho años todo el mundo sabe que Michael es gay, pero ellos lo trataron como si fuera información divina. Muy raro.”