Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
 




Vale decir


Volver

Fotografía Luján, según Luis Boccuti

Revelaciones

El fotógrafo Luis Boccuti fue a Luján a contrastar sus recuerdos de niñez con el presente. En la Basílica y sus alrededores se encontró con una actualización por demás elocuente del contraste entre la devoción y el negocio de la fe. Luján, la muestra de fotografías que exhibe en la Foto- Galería del San Martín hasta marzo, funciona como un puñado de estampitas de ese peregrinaje.

POR LAURA ISOLA

Si la foto de frente de la familia, la pareja, el turista o el peregrino, sonriendo a pesar del cansancio, con la Basílica de fondo es el lugar común del retrato de la visita a la meca argentina de la fe, las imágenes que forman parte de Luján, la muestra que Luis Boccuti exhibe por estos días en la FotoGalería del San Martín, se alejan como de la peste de esa inmovilidad, para ofrecer una original perspectiva. Por supuesto que la técnica y el objetivo difieren en cada caso: mientras los que venden una copia tras otra de la estampa–souvenir a seis pesos no están muy interesados en modificar la mirada sobre este mundo que combina la religión y el comercio, Luis Boccuti revela justamente todo lo contrario. Pero en un punto coinciden y la morada de la Virgen de Luján es, a su modo, un telón de fondo y la inmensa escenografía de un teatro de situaciones.

“instalacion” que se exhibe en la santería de la basílica

Desde 1995, este fotógrafo nacido en Italia en 1949 visita con asiduidad la ciudad de Luján para registrar lo que pasa en las fronteras entre la fe y la devoción. Sin embargo, el origen de esta empresa se remonta, como todo, a la infancia: “Quise volver a ese lugar y a los personajes que había visto entonces y que guardaba en la memoria. Fue mucha la sorpresa al encontrar que, en muchos aspectos, poco y nada había cambiado”. Con esta premisa personal comenzó su peregrinación fotográfica y descubrió que esos recuerdos de la niñez podían tomar forma en blanco y negro, y extender su pasado hasta un nítido presente. Lo que persiste, y sus fotos lo reflejan con contundencia, es el esparcimiento. El “parque de diversiones” que funciona detrás de la Basílica está intacto en su deterioro y decadencia: un viejo muñeco de madera que, por un peso y golpe de puño mediante, sirve para medir la intensidad de la fuerza; un decorado con figuras pintadas que con sólo asomar la cabeza por un agujero convierte a un simple mortal en Superman o en una dama antigua; la bizarría del espectáculo que anuncia “La Transformación En Vivo De Una Hermosa Mujer En Un Feroz Gorila”.

peregrinación de los gauchos

Católico desde el momento que sus padres decidieron bautizarlo, Boccuti dice ser muy respetuoso de la religión, pero no la practica y cuando comenzó a visitar el lugar tuvo que repensar el imaginario a partir de la heterogeneidad que se le presentaba. Es por eso que la muestra escapa cautelosamente al fenómeno religioso y se concentra en las costumbres populares que lo rodean. Hay mucho de sincretismo: la peregrinación de la comunidad boliviana para celebrar, en Luján, la festividad de la Virgen de Copacabana es uno de los ejemplos. Deleitado por los contrastes, Boccuti se delectó tanto con las remeras con inscripciones en inglés debajo de los trajes típicos de los bailarines bolivianos como con las expresiones de plenitud de quienes acaban de bautizar a sus niños o los que cumplieron rigurosamente sus promesas (“Los gauchitos se cortan el pelo con las tijeras de esquilar”, es la explicación de Boccuti de una de sus fotos) o esperaron la bendición del agua, de la estampita o del auto (“Antes pasaban en caravana y el cura iba bendiciendo los autos desde la puerta de la Iglesia. Una vez le pidió a uno que quitara un cuerno que tenía colgado en el espejito, porque se daba de patadas con la bendición. Ahora le llevan el llavero y se lo bendicen adentro”, amplía el fotógrafo).

puesto callejero en la calle de acceso

Las fotos dan cuenta del todo, pero por la parte: a la peregrinación de los gauchos le corresponde una pareja de gauchos vestidos a la moda del siglo XIX y las carretas en las que acampan durante su estadía. La de los jóvenes es representada por un muchacho portando una virgen enfundada en nylon porque, como se sabe desde el comienzo, en el camino siempre llueve. La postura de Luis Boccuti, desde la picaresca en las tomas de parque de diversiones hasta el costumbrismo respetuoso en los retratos de comunidades y peregrinos, cambia radicalmente cuando llega a los límites del negocio de la fe. Donde todo parece estar a la venta y los puesteros vocean sus ofertas para seducir a los visitantes, el fotógrafo apela a la ironía, en las fotos y en el comentario: “Jesús no vino al mundo para que lucren con él –dice Boccuti–. ¿O me equivoco?”. En los locales quecircundan la iglesia conviven las ofertas de imágenes de todos los tamaños de la Virgen, junto a celulares y revólveres de juguete. Los souvenirs de un paseo por Luján pueden ir desde una Santísima Virgen de plástico, cruces, velas e iconos religiosos hasta muñecas llenas de puntillas, los superhéroes de turno y peluches para el auto, algunos con poses eróticas. “Esto no sólo ocurre en las inmediaciones, como se puede ver en una de las fotos: ese puesto está en la calle principal de acceso y ofrece Conozca su suerte por computadora. Algo de eso parece estar pasando puertas adentro también: es posible que, como las velas que se ofrendan a la Virgen no se pueden prender dentro de la Basílica, vuelvan al circuito de comercialización. Cuando entré, me sorprendieron unos carteles que dicen: ‘Cuide su cartera’. Además, espero que las limosnas se utilicen para buenas obras porque, a cada paso, hay una caja”.

peregrinación de los gauchos

 

Dentro de esta línea de observación, hay una foto que puede funcionar como síntesis: la imagen de la Virgen detrás de una caja registradora. Este ejercicio surrealista de acumulación está en la santería de la Basílica: lo más adentro que llegó la cámara. Porque, significativamente, el ojo del fotógrafo no entra a la Basílica y, como los novios, saluda en el atrio.

arriba