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RESCATES Esa cosa llamada “película con cantante”

Los grandes éxitos del
AMOR

Muchas décadas antes de que Rodrigo llegara a la pantalla grande, el cine protagonizado por cantantes argentinos cocinaba bodrios, gemas kitsch, films de culto y hasta alguna película realmente buena mientras potenciaba las ventas discográficas de artistas tan diversos como Trocha Angosta, Katunga, Sabú, Cacho Castaña, Los Shakers y hasta Rafaella Carrà. Alfredo García ofrece una visita guiada a las entrañas de esta bestial industria vernácula.

Por Alfredo García

Si bien ya existían experimentos sonoros desde varios años atrás, en 1927 el sonido llegó a Hollywood para quedarse. El título de aquel film con Al Jolson, El cantor de jazz (The Jazz Singer, Alan Crosland) explica claramente la noción que por entonces prevalecía en la industria: el cine sonoro debía incluir necesariamente cantantes y números musicales.
En la Argentina, el primer experimento sonoro fue un corto de 16 minutos con discos sincronizados, Mosaico criollo (Edmo Conminetti, 1928) que hace pocas semanas los directores de la Filmoteca Buenos Aires, Octavio Fabiano y Fernando Martín Peña, presentaron en versión restaurada en el Festival de Mar del Plata. Obviamente, era una sucesión de números musicales y cantantes. Si más de 70 años más tarde un cantante difunto resucita en uno de los largometrajes más oportunistas del género exploitation musical argentino, probablemente se deba a que las ideas de algunos miembros del show business local han evolucionado mucho menos que la técnica del Dolby digital. En todo caso, el film de Rodrigo tiene la ventaja de que, aun siendo pésimo, no podrá lastimar demasiado la carrera del protagonista.

YO SOY EL REY The King, es decir Elvis, también fue el rey del film de cantante. Y aun cuando la mayoría de sus films eran tontos hasta lo subnormal, Elvis tenía un carisma que muchas veces terminaba justificando el precio de la entrada. Lo notable del caso de la relación entre Presley y el cine es que el celuloide capturó casi totalmente su carrera musical, al punto que durante casi toda la década del 60 no salía un disco de Elvis Presley que no fuera el soundtrack de algún film.
Aun coincidiendo en que las películas de Elvis por lo general no bajan de lo ultrabobo, no se puede dejar de mencionar algunos momentos tan logrados como La estrella de fuego (The Flaming Star, 1960), un excelente western antirracista que dirigió Don Siegel en el que Elvis era... mestizo, papel que al soberano de Memphis no le molestó interpretar en absoluto, al igual que tampoco le disgustaba cruzar el río para filmar mejicaneadas como Charro! o Fun in Acapulco. Esta última se destaca por el antológico track “Bossa Nova Baby”, y por la presencia de un argentino en el cast: Alejandro Rey merece ser recordado como el único gaucho hollywoodense que compartió cartel con the King himself.
Las películas de Elvis marcaron el camino a cualquier productor de cine que quisiera potenciar el carisma o la popularidad de un cantante. Como sucedió en la Argentina con Quiero llenarme de ti, la primera película protagonizada por Roberto Sánchez, más conocido como Sandro. Si bien Sandro era famoso, Quiero llenarme de ti lo elevó a la categoría de Sandro de América.
Sus dos primeras apariciones en cine habían sido papeles secundarios en dos films que no influyeron en su carrera: Convención de vagabundos (dirigida por Rubén W. Cavalloti en 1965, y con una aparición de Palito Ortega) y en el film infantil Tacuara y Chamorro, pichones de hombre (Catrano Catrani, 1966). Fue en 1969 cuando Emilio Vieyra terminó por convertirlo en el superastro que todos conocemos con un melodrama inolvidable ya desde la imaginería erótica de su título: Quiero llenarme de ti fue uno de los grandes éxitos de taquilla de la Argentina –y de toda Latinoamérica– y disparó una sucesión de films que no se detendría hasta 1980 con Subí que te llevo (también de Ruben W. Cavalloti). Pero de las 11 películas que protagonizó Sandro desde 1969, la trilogía esencial es la inicial. Quiero llenarme de ti, La vida continua y Gitano, todas dirigidas por Vieyra, con música de Jorge López Ruiz (las canciones ocasionalmente estaban compuestas por Sandro y a veces Vieyra participaba en las letras).
Quiero llenarme de ti estaba coprotagonizado por Marcela López Rey, le daba un papelito a Rolo Puente y Sandro cantaba “Rosa Rosa”, “Así” y eltema que daba su nombre al film. Sandro era un chico pobre enamorado de una chica rica que lo hacía sufrir. La vida continua tenía temas como “Por eso bebo”, “Guitarras al viento” y el homenaje a Ludwig van Beethoven “Para Elisa”. Pero el superclásico de Sandro es Gitano.
Vieyra siempre fue adicto al cine negro y en Gitano armó un melodrama policial con grandes secuencias en una feria, incluyendo un psicotrónico paseo por el interior de un tren fantasma que se repite a manera de flashback imprevisible para realzar la angustia que siente el protagonista, el gitano de destino fatídico y perseguido por la ley. Actuaban Soledad Silveyra y Ricardo Bauleo, y Sandro cantaba “La vida sigue igual”, “El dolor tiene su valle” y “El hombre que perdió sus ilusiones”, “Sin sentido” y “Dos solitarios”, entre otros temas.
Después de eso, Vieyra no filmó más con Sandro, pero sí hizo cantar al hasta entonces director Leonardo Favio en Simplemente una rosa (1971), con Silvina Rada, Ricardo Bauleo, Erika Walner y Zelmar Gueñol. La película contaba los conflictos amorosos de un cantante rico y famoso llamado Leonardo.
Sandro, por su parte, siguió interpretando películas, mayormente melodramas bobos, entre los que, sin embargo, se pueden destacar algunos.
Muchacho (Leo Fleider, 1970) con Olinda Bozán, Diana Ingro, Carlos Muñoz, incluía un final en lancha colectiva del Tigre y otro amor imposible entre chico pobre y niña rica.
Embrujo de amor (Fleider, 1971) fue un invento fantástico con viajes en el tiempo hacia reencarnaciones pasadas bastante bizarras en las que aparecían Carmen Sevilla, Walter Kliche (¡el vampiro de Sangre de Vírgenes, de Vieyra!), Gustavo Fabiani, Alfredo Iglesias y los legendarios stunt men criollos Daniel Ripari y Arturo Noal, más el diminuto Polvorita.
Operación Rosa Rosa (Fleider, 1974) podría considerarse una indescriptible parodia Bond –durante el furor de Tiburón, Delfín y Mojarrita, los superagentes inventados por Vieyra en La gran aventura– con Sandro salvando el mundo de una organización de espías, y un cast que incluía a Laura Bove y Luis Tasca.
Tú me enloqueces (1976) es hasta el momento la única película escrita y dirigida por el mítico amante de señoras mayores. En su ópera prima Roberto Sánchez interpreta a un cantante que, debido a un desengaño amoroso, se niega a enamorarse, hasta que conoce a la vedette Susana Giménez. Con Jaimito Cohen, Raúl Aubel, Luis Tasca y Marcelo Marcote.
Subí que te llevo (Cavalloti, 1980) es una comedia con hermanos idénticos y los enredos que provocan. Aunque contaba con la participación de María del Carmen Valenzuela, por algún motivo la película le quitó al cantante las ganas de seguir haciendo cine.


En El Rey en Londres (Aníbal Uset, 1966) Palito Ortega viajaba a la tierra de Austin Powers, y en la aduana lo demoraban confundiendo la yerba mate con marihuana. Pero gracias a la magia del cine y el archivo, el Rey cantaba con Eric Burdon & the Animals, The Fourpennys y los mismísimos Beatles.

NO, EL REY SOY YO La carrera de Palito Ortega en el cine es demasiado extensa como para poder ser revisada por completo dentro de los límites de un artículo como éste. Por otra parte, no estamos seguros de que alguien tenga ganas de leer semejante exégesis. Ni mucho menos, escribirla. Así que apenas la recorreremos.
La prolífica asociación ilícita entre Palito y Enrique Carreras comenzó en 1964 con el extraño melodrama fantástico Un viaje al más allá, protagonizado por Fabio Zerpa en el que Palito se limitaba a aparecer cantando durante unos breves minutos. Más importante en lo musical –y todo un hito en la cultura pop argentina– es El Club del Clan, con Beatriz Bonet, Fernando Siro, Pedro Quartucci, Alfredo Barbieri, Jolly Land, Violeta Rivas, Palito, Raúl Lavie, Lalo Fransen, Chico Novarro, Johnny Tedesco, Rafael “Pato” Carret, Guillermo Bataglia, Fabio Zerpa, Martha González y hasta el legendario Tanguito. Curiosamente la más divertida y significativa de las películas musicales con Palito Ortega dirigidas por Carreras es también una de las que menos se exhibe en laactualidad en el cable o TV abierta. Sin duda éste es un film que merecería una edición especial en DVD con sonido Dolby Digital y clips adicionales, algo que probablemente nunca ocurra. El mismo tratamiento también lo merecería la pionera Venga a bailar el rock (Carlos Marcoas Stevani, 1957) con Nélida y Ever Lobato, Amelita Vargas, Guillermo Brizuela Méndez, Pedrito Rico, Eddie Pequenino, Los Big Rockers, Los Caribes, Ernesto y sus Rockeros y composiciones de Lalo Schiffrin.
Pero retomando la dupla Carreras/Ortega, Fiebre de primavera es otro de sus clásicos más rescatables, en su momento impactante por estar filmada en blanco y negro, con la excepción de un último acto multicolor y coreografías ambientadas en diferentes parques de Buenos Aires y en el Planetario. Aquí Palito protagonizaba junto a Violeta Rivas, Juan Carlos Altavista, Estela Molly, Luis Tasca, Pedro Quartucci, Tono Andreu, Javier Portales, Santiago Gómez Cou y Nora Cárpena.
Luego vendrían Mi primera novia, La sonrisa de mamá, el ambicioso film de época, tono político y mensaje esperanzado Yo tengo fe, hasta que en los ‘70 Palito fundó su propio estudio, Chango Producciones, y se convirtió en un exitoso empresario con productos comerciales junto a Carlitos Balá que siempre se pueden ver en Volver.

Hay una rareza con Donald que podría considerarse un auténtico film de culto: Un viaje de locos, una comedia psicodélica con Donald, los astros internacionales Taryn Power (hija de Tyrone) y Richard Harrison junto a Marcelo Marcote, Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle y Juan Alberto Mateyko.

 

EL REY ES EL AMOR Hubo también muchas películas de cantantes hoy olvidados. Quien pueda recordar el nombre Sabú (no el del actor infantil de El ladrón de Bagdad o Kim de la India) quizá no recuerde que este cantante muy popular a comienzos de los 70 hizo películas como Vuelvo a vivir, vuelvo a cantar (Julio Saraceni, 1971) con Ubaldo Martínez, Diana Maggi, Enrique Liporace, Maria Leal y los grupos Banana, Pintura Fresca y Trocha Angosta. Su guionista, Fernando Siro, luego dirigió a Sabú en El mundo que inventamos (1973), con Sabú y Javier Portales y un elenco que incluía a Juan Carlos Altavista, Claudio Levrino y el mismo Siro.
Piero, antes de estar manso y tranquilo en la función pública, coprotagonizó con Luis Sandrini El profesor patagónico (Fernando Ayala, 1970). Este film repetidísimo en TV –siempre lo daban en la “Matinée como en el cine” del viejo Canal 13– también incluía a Gabriela Gilli Homero Cárpena y Juan Marcelo.
Donald, famoso por las olas y el viento, no podía dejar de llevar su sucundún al celuloide. Su clásico es Una playa junto al mar (Enrique Cahen Salaberry, 1971) con Donald, Evangelina Salazar, Jorge Barreiro, Joe Rígoli, Aída Luz, Eddie Pequenino y los Náufragos. Otro clásico de Donald es Siempre fuimos compañeros (Fernando Siro, 1973) con Hugo del Carril, Donald, Vicente Rubino, Irma Roy, Jorge Barreiro, Juan Alberto Mateyko, Marcelo Marcote, Adriana Aguirre, el director Siro y su esposa Elena Cruz y una imborrable banda sonora.
Sin embargo, hay otra rareza con Donald que casi podría alcanzar el nivel de film de culto: Un viaje de locos (Rafael Cohen, 1974) es una comedia psicodélica con Donald, los astros internacionales Taryn Power (hija de Tyrone) y Richard Harrison junto a Marcelo Marcote, Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle y Juan Alberto Mateyko.
Mucho más conocidas son las películas de la serie que comenzó en 1979 con Los éxitos del amor (Fernando Siro) con Claudio Levrino, Graciela Alfano, Raúl Rizzo, Mario Sánchez, Ricardo Darín, Alberto Cortez, Cacho Castaña, Manolo Galván, Katunga y Aldo y los Pasteles Verdes. La venta de discos y la popularidad de los artistas involucrados impulso a la empresa Aries a seguir haciendo plata con La carpa del amor (Julio Porter, 1979) con Cacho Castaña, Ricardo Darín, Jorge Martínez, Mónica Gonzaga, Franco Simone, Manolo Galván, Aldo Monjes, Carlos Balá y Katunga.
Adolfo Aristarain se acopló con la siguiente entrega de este aporte de Aries a la cultura nacional. La playa del amor (1980) tenía un elenco queincluía, por supuesto, a Cacho Castaña junto a Mónica Gonzaga, Ricardo Darín, Stella Maris Lanzani, Katunga y Camilo Sesto.
Poniéndose un poco las pilas, Aristarain hizo una película un poco más digna, con momentos divertidos, homenajeando al cine negro americano. La discoteca del amor (1980) también traía a Cacho, Ricardo, Mónica y Stella junto a nuevos integrantes de la troupe del amor como Arturo Maly, Tincho Zabala y Marcos Woinsky. Cómo habrán sido las marcaciones actorales de Aristarain a Camilo Sesto es algo que nadie sabe.

NUESTRO REY ES EL KING En la historia de estas simphonies nacionales hubo algunos raros escarceos con el show business internacional. En El Rey en Londres (Aníbal Uset, 1966) Palito Ortega viajaba a la tierra de Austin Powers, y en la aduana lo demoraban confundiendo la yerba mate con grass. Gracias a la magia del cine y el archivo, el Rey cantaba con Eric Burdon & the Animals, The Fourpennys y los mismísimos Beatles, además de incluir en su reparto a Peter Sellers.
En la Argentina la ex amante de Sinatra e inventora de nuestra tortura cotidiana llamada Hola Susana, es decir Raffaella Carrá, filmó el superclásico kitsch Bárbara (Gino Landi, 1980) con Jorge Martínez, Edda Díaz, Irma Córdoba y Juan Manuel Tenuta. Corría la era de los grandes negocios de ATC, que incluso producía largometrajes para potenciar las ventas de la discográfica del canal con películas como Ritmo a todo color (Máximo Berrondo, 1980) con Jorge Barreiro, Antonio Grimau, Los Parchís, Roberto Carnaghi, Jose Luis Perales y hasta un cameo extrañísimo de Peter Frampton.
Luego de todo este recorrido, queda claro que existen motivos para sentir nostalgia por El extraño del pelo largo (Julio, 1970). Este ingenuo intento beat de película de cantante nacional juntó a Litto Nebbia con La Joven Guardia, Tanguito, Nacha Guevara, Conexión Numero 5 (haciendo un increíble número afro funky que haría las delicias de los fans del blaxploitation uruguayo). En el reparto había figuras claves de la cultura pop de la época como Liliana Caldini y Bergara Leumann.
Pero si se busca el gran momento beat en la historia del cine nacional hay que ir a 1966 y Escala Musical (Leo Fleider). Junto a Johnny Tedesco, Las Medias Negras, El Huinca y Su Ballet, Raul Lavié, Churrinche y grandes intérpretes como Luis Brandoni, Osvaldo Miranda y Juan Carlos Calabró el espectador que la pesque algún día de suerte en Volver podrá apreciar a dos bandas de culto que convierten a este film en una especie de tesoro. Estamos hablando de Los Gatos Salvajes y Los Shakers.

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