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SEMANA SANTA
Cataratas del Iguazú y Misiones Jesuíticas

Rojo y verde misionero

La portentosa caída de agua impacta con toda su fuerza a nuevos y reiterados visitantes.

Una visita al remozado Parque Nacional Iguazú. Nuevas pasarelas y miradores, y un tren a gas que recorre 7 kilómetros de exuberante naturaleza donde estallan las imponentes Cataratas. Excursiones, paseos y la aventura de desafiar la fuerza de esas caídas de agua a bordo de una lancha.

Textos: Soledad Calomeni
Fotos: Pablo piovano

La lancha avanza a toda velocidad. Desafía a la más potente caída de agua del mundo, las Cataratas del Iguazú. En un segundo, esos miles de litros de agua acarician los cuerpos de los tripulantes con toda su fuerza y no se ve mucho, pero se siente todo; la tibieza del agua, la energía del derrumbe, un ruido explosivo, toda la naturaleza en un instante. Luego, unos minutos para contemplar el paisaje, y de nuevo la lancha vuelve una vez más a buscar la espuma. Después de cinco veces, se acaba de vivir “La Gran Aventura”. Así se llama esta excursión, quizás una de las más emocionantes que se pueden hacer durante una visita a las imponentes Cataratas del Parque Nacional Iguazú.
Después de sobrevivir períodos de olvido y depredación, hoy el Parque cuenta con nuevas pasarelas y miradores, y es posible recorrerlo a lo largo de 7 kilómetros en un tren a gas que permite admirar la naturaleza y registrar su sabiduría en el didáctico Centro de Interpretación, una especie de museo de la selva misionera.

Remozadas pasarelas y nuevos miradores frente a las cataratas.

Un parque renovado Al Parque se ingresa por un camino de altos lapachos abrazados por plantas trepadoras y rododendros de inmensas hojas que luchan por hacerse un lugar entre la poca luz del sol que consigue atravesar la espesa vegetación. Todo está bañado por el rojo sangre de la tierra.
El recorrido para ver las Cataratas –que forman un enorme arco en forma de U y están compuestas por 250 saltos que sobrepasan los 70 metros de altura– puede hacerse desde tres ángulos. La excursión por los circuitos Inferior y Superior demanda dos horas de caminata por nuevas pasarelas que se encuentran como mínimo a 50 centímetros del suelo. La reforma se realizó para favorecer el crecimiento de la vegetación y permitir el libre desplazamiento de los muchos animales que allí viven. La otra vista se obtiene en la Garganta del Diablo, un espectacular paseo donde el agua se encierra formando paredes móviles de 150 metros de ancho y 700 de largo. Es el límite con Brasil. La zona del viejo aeropuerto de Iguazú fue aprovechada para construir el nuevo Centro de Recepción de Visitantes. Muy cerca se encuentra el también nuevo Centro de Interpretación de la Naturaleza donde, gracias a la ambientación, el sonido a selva que sale de sus parlantes y grandes fotos y afiches, el visitante se lleva una explicación didáctica sobre la flora y fauna misioneras. Por ejemplo, saber que en las 66 mil hectáreas de selva que protegen el Parque habitan yaguaretés, yacarés, tiricas, macucos, alecrines, palos rosados, palmitos y lapachos. Es decir, más de 2 mil especies vegetales, 448 especies de aves, 80 tipos de mamíferos, y un número mayor de peces, batracios y reptiles. La visita a este Centro –en cuya entrada se colocó una enorme bandera argentina para que los visitantes extranjeros no crean que están en el lado brasileño– es entretenida y muy interesante, y además es una buena oportunidad para ver a los tucanes que van durante la tarde a descansar en las vigas de madera. No se sabe por qué eligen este lugar. Esas sorpresas que la selva acostumbra a dar.

Misiones jesuíticas: Las ruinas de una obra arquitectónica que data del año 1632.

Ruinas jesuiticas Aunque espectacular, el Parque Nacional Iguazú no es el único atractivo de Misiones. También vale la pena visitar San Ignacio Miní, donde se encuentran las misiones que construyeron los jesuitas. Son las más espectaculares de la región y las únicas que fueron sometidas a trabajos de restauración. Hay que conocerlas para admirar lo que pudo lograr el único intento de colonización indígena que no se hizo en base a sangre y fuego.
Aunque la palabra ruina no es una exageración, hay que enfrentarse a esas piedras sin olvidar que datan de 1632. El trazado urbanístico fue la primera tarea que definieron los jesuitas para encarar la construcción de las misiones. El patio –amplio y rectangular– era la Plaza de Armas, delimitada por importantes edificios como el Cabildo y la Iglesia. A una cierta distancia, se ubicaron las viviendas de los aborígenes, los almacenes, los talleres, la vivienda de los sacerdotes, el colegio, los hospitales y el cementerio.
Luego de la expulsión de los jesuitas, los guaraníes quedaron abandonados. También su ciudad. Recién hacia la primera década del siglo XX llegaron los escritores Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga para corroborar su existencia. Gracias a su influencia, en 1939 el Estado argentino comenzó la recuperación de las Ruinas y en 1949 fueron declaradas Monumento Histórico Nacional. En 1986, la Unesco reconoció a las misiones como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las Cataratas, el Parque Nacional Iguazú, las Misiones Jesuíticas y otros atractivos están en suelo argentino, en Misiones, provincia que lleva en su bandera los colores verde y rojo. Verde intenso de la vegetación y el rojo oxidado de su tierra. Ninguna otra imagen la representaría tan bien.

Ojos curiosos en la selva misionera.

Paquete argentino
Para muchos, el denominado Lado Argentino de las Cataratas es el que posee mejor vista del impresionante conjunto. Por eso, y para competir con los precios brasileños, la Secretaría de Turismo de la Nación, junto con cuatro operadores de viajes, lanzaron paquetes con tarifas muy convenientes. Cuesta entre $ 260 y $ 443, con impuestos incluidos. Incluye 4 días y 3 noches, pasaje aéreo por American Falcon ida y vuelta, traslados desde y hasta Plaza San Martín con Manuel Tienda León, traslados al hotel en Iguazú, excursión a Cataratas Lado Argentino, y 3 noches de alojamiento en hoteles tres, cuatro o cinco estrellas. Estos precios están vigentes todo el año menos fines de semana largos, Semana Santa y vacaciones de invierno. Son en base doble. Salidas los jueves. Los precios para Semana Santa van de $ 504 a $ 713, con salida el jueves 12 y regreso el domingo 15 de abril. Los que disponen de más tiempo pueden aprovechar la promoción para salidas los domingos. En este caso la tarifa es más económica; va desde los $ 242 a $ 407.
Informes y reservas en Buenos Aires: Ryan’s Travel. Tel. 4322-6155/ 6772.
Molinari Viajes. Tel. 4328-6837/2585. Tiempo Libre. Tel. 4373-1902. Eurotur. Tel. 4312-6077/8/9.

 

Un mito guaraní
Cuenta la leyenda que hace muchos años el río Iguazú estaba habitado por una enorme serpiente llamada Boi. Una vez por año los guaraníes debían ofrecerle una bella doncella. Todas las tribus de la región eran invitadas a esta ceremonia. Un año llegó un joven cacique, Tarobá, quien al conocer a Naipí, la elegida, se enamoró y quiso evitar el sacrificio. Juntos intentaron escapar en una canoa por el río. Boi, al enterarse, se enfureció tanto que encorvó su lomo para atrapar a los amantes y así partió el curso del río formando las cataratas. A él lo transformó en los árboles que hoy podemos ver en la parte superior y la cabellera de ella es la misma caída de las cataratas. Luego, la serpiente se sumergió en la Garganta del Diablo y desde allí vigila a los amantes.