HOLANDA
La ciudad de Amsterdam

A vuelo de gaviota

Crónica de un día en la ciudad de los canales, las casas bote y las gaviotas. Amsterdam, ciudad tolerante como pocas, es una babel de credos y razas. Inmigrantes y turistas de todo el mundo se cruzan diariamente en la gran plaza del centro. Coffee shops, museos de arte y también un museo del sexo que a la noche revive en el promocionado Barrio Rojo.

Texto y fotos:
Nicolas Garcia Saez

Son las nueve y monedas de la mañana y Amsterdam bosteza y se despierta entre campanas y tulipanes. Un par de gaviotas se pelea por un pedazo de pan sobre el techo de una de las casi tres mil casas bote, donde conviven en la armonía de los cientos de canales los que eligieron vivir sus días en el agua. A metros de la antigua estación de trenes, en pleno centro, sombras que van y que vienen entre casas de cambio, lujosos hoteles, modestos albergues y famosos coffee shops: hombres serios de barba y turbante, saltimbanquis part time, adolescentes rastafaris de blonda cabellera e inmigrantes venidos de la ex colonia, Surinam, se mezclan con los ex colonos de la mítica Indonesia y con turcos e iraníes que empiezan a abrir sus tiendas de típicos productos.
Se va juntando la gente en la gran plaza del centro. Son más de cien (a las que se suman los turistas) las nacionalidades que comparten el día a día en esta babel de credos y razas. Ciudad tolerante como pocas, de límites difusos, en donde el bien y el mal se discuten hasta la pulpa misma, Amsterdam ha sabido negociar y compartir ideas que viene puliendo desde hace más de cinco siglos, épocas aquellas en las que era el mayor centro de comercio internacional del mundo.
El museo del sexo, valga el ejemplo, es un edificio céntrico que rinde homenaje a una de las prácticas humanas más intensas y alberga en su interior una vasta colección de objetos: películas en color y blanco y negro despidiendo resonantes onomatopeyas a granel, pechos hechos piedra, falos de acrílico de dos metros y medio de altura, rosados glúteos en las paredes, chirriantes esculturas de sátiros y sátrapas.
Visitas más serenas se pueden hacer por los museos que guardan impagables obras de arte de los grandes maestros de la tela y el pincel. El Museo Van Gogh ofrece un recorrido que cuenta a través de sus cuadros el periplo pictórico del artista, desde el impresionismo que cultivó en París hasta los años locos de colores intensos en Arlés. Otro de los museos –el Rijkmuseum– se ilumina con la ronda nocturna de Rembrandt, obra total recibida con muy pocas ganas por la crítica de su tiempo.
El mercado de las pulgas de Amsterdam, a la vera del canal, es un buen punto de encuentro para zarpar con la intuición, navegar en sutilezas y desembarcar con el sentido común entre licuadoras, lavarropas, cachivaches por doquier: aquel long play de Aznavour, abrigadísimas camperas (pueden ser en rígido cuero, pueden ser de aterciopelada gamuza), zapatos, zapatillas y zapateros.

Cae la noche Cierro el último de los botones de madera de mi campera de gamuza nueva con corderito (veinte dólares) y me dirijo hacia el muy promocionado Barrio Rojo: cuadras de bares, casas y tugurios de resplandecientes vidrieras exhibiendo en su interior bataclanas de todo calibre; las hay morenas, rubias o pelirrojas; finísimas doncellas, avispadas jovenzuelas y gastadas señoras. En la calle, romeos y bardos espontáneos entonan sus loas libidinosas, y grupitos de turistas y estudiantes se codean y miran boquiabiertos y muy sonrientes.
Ya es casi medianoche de sábado fresco y abrigado aquí en Holanda, donde cada uno y cada cual hace su juego; la oferta es variada: fiestas para solos, solas, fiestas para ellos, para ellas, fiestas para todos. En Amsterdam se divierten de lo lindo, qué duda cabe; pregúntenle si no a ese hombre que corre semidesnudo entre los canales, con una antorcha de fuego inmenso entre las manos o a esa parejita de octogenarios venidos desde algún rincón de Escocia cuchicheando picarones en un sex shop; pregúntenle a Europa que tanto sabe de idas y vueltas, pregúntenle por una palabra que defina a la ciudad de Amsterdam: la respuesta, al unísono y en varias lenguas, es inequívoca: libertad.

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Una cartelera mundial

Londres es una suerte de Aleph artístico y cultural. En una misma semana pueden coincidir en cartel el trompetista Ornette Coleman ofreciendo un concierto de free-jazz, la banda de latin-jazz cubana Irakere, una presentación gratuita del legendario Robet Fripp –guitarrista de King Crimson–, y representantes del continente asiático como el pakistaní Nusrat Alí Khan, o el grupo coral sudafricano Ladysmith Black Mambazo. Varias de las grandes orquestas sinfónicas del mundo se presentan cada semana, recorriendo repertorios que van desde Bach y Vivaldi hasta Shostakovich, Schoenberg y Stravinsky. El teatro inglés, uno de los más prestigiosos del mundo, ofrece lo mejor de lo nuevo y lo antiguo, desde Shakespeare hasta lo más selecto de la vanguardia. Y las galerías de arte exhiben exposiciones itinerantes de los más famosos pintores, desde Goya hasta Dalí.
El semanario Timeout (www.timeout.com) ofrece la más completa agenda cultural de Londres (se publica cada martes). A continuación un acotado resumen de la inabarcable vida cultural de Londres para los próximos meses.

Plastica La nueva Galería County Hall presenta una muestra permanente llamada Dalí Universe, donde se exhiben más de 500 obras del pintor surrealista, que incluyen famosos cuadros como “Spellbound”, inspirado en una película de Hitchcock, acuarelas como la misteriosa Tarot Cards, collages, 40 esculturas, dibujos inspirados en temas literarios y muebles surrealistas diseñados por el artista. La exposición queda a metros de la estación de subte Waterloo (los carteles indicadores llevan hasta allí). Abre todos los días de 10 a 17. En Internet: www.daliuniverse.com

Teatro Tántalus, una megaobra de vanguardia inspirada en las guerras troyanas, es el acontecimiento teatral de los últimos años. Esta historia épica de 10 horas de duración (se presenta en tres funciones distintas durante una semana) es la culminación de 50 años de trabajo entre el dramaturgo John Barton y el director Sir Peter Hall, fundador de la Royal Shakespeare Company. Un grupo internacional de creativos (diseñadores de vestuario, iluminadores, coreógrafos y compositores) fue convocado para la puesta, que estuvo a cargo del Denver Center for the Performing Arts. Dentro de los ambientes teatrales se considera este estreno como un hito en la historia del teatro moderno. Tántalus se presentará este mes en el Barbican Centre. Más información en www.barbican.org.uk

Jazz El Barbican Centre realiza todos los meses varios conciertos de jazz con las principales estrellas del género, donde suelen presentarse Chick Corea, Herbie Hanckok, Ornette Coleman y Sony Rollins. En mayo actuarán el Art Ensemble of Chicago, Randy Weston con el Gnawas of Morocco, y Abdullah Ibrahim y la NDR Big Band.

Sinfonicas Durante los próximos tres meses se presentarán en el Barbican Centre la Royal Philarmonic Orchestra, la BBC National Orchestra y la Orquesta Sinfónica de Londres (www.lso.co.uk), incluyendo en su repertorio obras de Shostakovich, Prokofiev, Mozart, Beethoven, Malher y Stravinsky. Uno de los eventos cumbre será la presentación de la Sinfónica de Londres en la Catedral de Saint Paul interpretando el Requiem de Berlioz bajo la dirección de Sir Collin Davis, el próximo 12 de julio.

Batallas en escena Diversos castillos, palacios y espacios verdes de Inglaterra son sede de espectáculos que reconstruyen históricas batallas medievales, con caballeros en armadura, cañonazos y arqueros que simulan feroces combates. Centenares de actores salen a escena y recrean batallas como la de Waterloo. Hay decenas de presentaciones a lo largo del año (ver sitio web www.
ospreypublishing.com), pero el evento mayor será el 11 y 12 de agosto, en Northamptonshire, cuando 3000 guerreros recorran la historia de las principales batallas de la historia de la humanidad, desde la época de los romanos hasta el desembarco de Normandía, pasando por las guerras civiles inglesa y norteamericana (más información en www.history-inaction.com).