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VILLA GIARDINO
Vacaciones de julio en el Valle de la Punilla
Al pie de
las Sierras Chicas y a sólo 60 kilómetros de Villa Carlos Paz, un poblado
ecológico de 3000 habitantes en un bosque de pinos, nogales, olmos y
cipreses donde reinan el silencio y la tranquilidad. Cabañas dispersas
entre el verdor serrano y un spa en medio de la naturaleza: la antigua
estancia Alto San Pedro. Deportes, excursiones y mucho relax.
Por
Julián Varsavsky
El
bien más preciado en Villa Giardino es el silencio. El segundo,
un aire fresco como un caudal de agua impregnado del aroma de los pinos,
que ingresa en los pulmones como un torrente. En invierno el rocío
se instala en el vidrio de los ventanales, y un aura romántica
se adueña de este paraíso ecológico que atrae a
numerosos artistas.
Un pastito verde que parece siempre recién cortado tapiza todo
Villa Giardino: las plazas, los jardines de las casas (que aquí
no se conciben sin un espacio verde al frente y otro en el fondo) y
hasta los costados de la ruta 38 que llega desde Capilla del Monte.
Esbeltos pinos de 30 metros enseñorean las veredas, y hay tan
poco movimiento en las calles que los cardenales bajan a picotear sobre
el asfalto. No es casual entonces, que diversas congregaciones religiosas
suelan elegir la serenidad de este lugar para sus retiros espirituales.
El verdor avanza por cada recoveco del pueblo, y en ciertos lugares
los inmensos nogales crecen en hilera a cada costado de la calle, techándola
con una bóveda vegetal. Villa Giardino está dentro de
un bosque donde también hay olmos y cipreses, y en general las
casas están separadas una de la otra por una arboleda de 50 metros
de largo, donde abundan los pájaros carpinteros. De más
está decir que en este pueblo no hay una movida nocturna, ni
se la quiere tener, pero a sólo 60 kilómetros de distancia,
en Carlos Paz, se dispone de un multicine, teatros y discotecas.
Villa Giardino es un pueblo ecológico donde se reciclan los residuos
orgánicos, que a fin de año vuelven a manos de los vecinos
convertidos en fertilizantes. Además, el agua corriente proviene
exclusivamente de vertientes naturales y pozos surgentes. Aquí
se respeta el silencio de la naturaleza como pocos lugares, y se respira
un aroma a verde y tierra mojada que gratifica los cuerpos maltratados
por la ciudad.
La estancia Alto San Pedro El hotel más famoso de Villa Giardino
es la estancia Alto San Pedro, un destino turístico en sí
mismo, aun cuando uno no se vaya a alojar allí. Se ingresa a
través de un camino de tierra techado con las ramas de unos alcornoques
portugueses que crecen a los costados, por donde corretean numerosos
chimangos y, a veces, algún zorro gris. El casco de esta estancia
al pie de las sierras data de 1890, cuando ya era una de las más
suntuosas de la región. Alto San Pedro ofrece servicios de hotel
desde 1940, y de hecho tiene clientes que vienen desde hace cincuenta
años. Podría decirse que en la estancia se reproduce el
ambiente calmo de Villa Giardino, pero con mucho más silencio,
verdor y aislamiento. Cuando uno abre los altos ventanales del cuarto,
pareciera que la vegetación va a entrar por la ventana. A metros
del edificio, rodeado de tantos árboles que casi nunca le da
el sol, nacen interminables senderos que penetran el denso follaje serrano.
Allí hay un circuito de aventuras que sortea arroyos mediante
la técnica de la tirolesa, e incluye descensos en rappel. Nos
rodean 1050 hectáreas de naturaleza virgen, y al mismo tiempo
disfrutamos del confort de un hotel de lujo que mantiene el ambiente
de una antigua casa de campo.
La estancia no solamente conserva su estilo arquitectónico original,
sino también el mobiliario. Los espejos, los armarios y parte
de la vajilla datan de fines del siglo XIX y principios del XX. De alguna
manera se busca resguardar la historia, que incluso brota cuando la
lluvia desentierra restos de cerámica y losa inglesa en los senderos
adyacentes. Camuflados por la vegetación, aparecen los restos
de la vieja piscina (hay otra nueva que se llena con el agua de vertientes)
y viejos sistemas de regadío en desuso.
En armonía con la conciencia ecológica de los pobladores
de Villa Giardino, la estancia tiene su huerta orgánica que provee
la mayoría de los vegetales con que se prepara la comida. A la
hora del té se sirve una deliciosa repostería casera donde
sobresalen los esponjosos budines que sesaborean a la sombra de los
árboles. La estadía incluye una extensa cabalgata cruzando
arroyos hasta un dique con una catarata, y una salida en bicicleta o
un treeking.
La lista de actividades es por demás extensa: jugar al tenis
en las canchas de polvo de ladrillo, o al golf en la vecina localidad
de La Cumbre. Otros prefieren irse a pescar truchas el día entero.
Y para los menos deportistas, también hay un animado equipo de
recreación que organiza juegos para chicos y grandes. En la noche,
después de la cena, se rompe el silencio por un par de horas.
Están aquellos que eligen programar una película en Direct
TV, o los que se van a espiar los confines del universo por la mirilla
de un telescopio en el moderno observatorio astronómico. Antes
del cine o las estrellas, el comedor se transforma en el escenario de
una fiesta musical que empieza con un grupo de tango, sigue con todo
el mundo bailando cuarteto cordobés y termina con un ruidoso
carnaval carioca, con papel picado y todo.

El
mirador de Cuchi Corral Una de las excursiones más populares
es la que llega hasta el mirador de Cuchi Corral, pasando por el Camino
de los Artesanos que caracolea a lo largo de 12 kilómetros de
tierra bordeando las sierras. Allí se ha instalado una comunidad
artesanal que, a su manera, ha decidido romper con el agitado sistema
de vida de la gran ciudad. A los costados del camino hay una veintena
de locales donde los artesanos reciben al visitante directamente en
su casa. Algunos se especializan en trabajar metales como la alpaca,
otros la madera, y también se comercializan velas aromáticas,
pequeños muebles, duendes de madera, bijoutirie, arreglos de
flores secas, y colgantes de techo que suenan como un xilofón
cuando los mece el viento. Un punto en común entre todos estos
bohemios es su elevada conciencia ecológica, que aplican en su
vida diaria y que tratan de transmitir al turista. En el camino se van
sorteando arroyos que traen agua de vertientes de la sierra, y finalmente
se llega al Jardín de Yaya, un vivero donde, por supuesto, no
se usa ninguna clase de abono de origen químico. La variedad
de productos en venta es asombrosa: 55 clases de dulces, queso de cabra,
aderezos, frutas en almíbar, hongos, castañas, jugos,
licores, plantas y flores, escabeches y hasta vino de miel.
La excursión desemboca en la localidad de La Cumbre, similar
a Villa Giardino pero con distinguidas casas de estilo inglés
de principios del siglo pasado. Un camino de suaves lomadas por donde
sobrevuelan numerosos halconcitos conduce al mirador de Cuchi Corral,
donde se observa la totalidad de un amplísimo valle surcado por
el río Pintos. Durante el descenso hasta el río, la Land
Rover es exigida al máximo, pero hay quienes deciden bajar de
una manera más elegante: volando en parapente. El mirador es
una de las mecas mundiales de este deporte, a tal punto que aquí
se realizó una fecha de la Copa del Mundo en 1999. No hace falta
tener experiencia previa para lanzarse, ya que los vuelos son en un
vehículo bi-plaza donde un experto piloto se ocupa de hacer todo
el trabajo. Simplemente hay que tener paciencia hasta que llegue el
viento indicado, y lanzarse a imitar el arte de los pájaros,
colgados de un rabo de nube.

DATOS
UTILES
Cómo
llegar: Un pasaje de avión ida y vuelta a Córdoba
Capital cuesta alrededor de $ 170, comprado con una semana de
antelación. Desde allí un remís cobra
$ 40 hasta Villa Giardino, que queda a 75 kilómetros
al sur de la capital cordobesa, desde donde salen varios ómnibus
por día que recorren todo el Valle de Punilla. Un micro
desde Retiro cuesta $ 50 y tarda unas 12 horas. Para llegar
en auto se debe tomar la autopista a Rosario, luego la Ruta
9, y finalmente la Ruta 38, viajando 45 kilómetros al
norte.
Dónde alojarse: En la estancia Alto San Pedro
el precio del alojamiento en la Casa Central es de $ 80 por
persona con pensión completa ($ 55 con media pensión).
También hay habitaciones muy confortables por $ 65 con
pensión completa ($ 50 media pensión). Los chicos
entre 5 y 10 años pagan el 50 por ciento (hay servicio
de baby-sitter sin cargo y entretenimientos infantiles). En
temporada baja todos los precios bajan $ 10. Sitio web: www.
altosanpedro.com E-mail: [email protected] Teléfono
en Buenos Aires: 4394-4487. En Villa Giardino: 03548-491010.
El complejo de cabañas Ananda Kanan, con piscina climatizada
y servicios de spa, ofrece bungalows para dos personas por $
130 ($ 140 para tres, $ 148 para cuatro) con desayuno incluido.
En temporada baja los precios bajan alrededor del 40 por ciento.
Teléfono en Buenos Aires: 4804-3169
Las cabañas Thea ofrecen alojamiento para dos personas
por $ 60 y $ 80 para cuatro. Los bungalows son totalmente de
madera y están equipados con calefacción, horno
microondas, vajilla y TV por cable.
E-mail: [email protected]
Tel.:03548-491375
Excursiones: La agencia Extreme ofrece la excursión
a Cuchi Corral por $ 20 (el descenso en parapente cuesta $ 50).
También una espectacular excursión en camioneta
4x4 a unas canteras de cuarzo abandonadas, donde se asciende
por planos muy inclinados y se vadean arroyos hasta llegar a
la cima de las Sierras Chicas, a 1800 metros sobre el nivel
del mar ($ 20). Además hacen excursiones a Villa de Merlo,
en San Luis, al valle de la Luna, en San Juan, y al Parque Nacional
Talampaya, en La Rioja. Reservas al 03548-15630587/15631407.
Dónde informarse: Valle de Punilla:
www.sierrascordobesas.com.ar
La oficina de turismo de Villa Giardino, ubicada en la terminal
de ómnibus, ofrece folletería sobre alojamiento
y excursiones. Tel.:03548491342
E-mail: [email protected]
Parapente: En Cuchi Corral hay una escuela de parapente con
albergue propio donde se cobra 10 $ la noche. Un curso de entre
una semana y quince días (según lo que tarde al
alumno en aprender) cuesta $ 600. Tel.: 0354815565769.
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