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VILLA GENERAL BELGRANO
La fiesta de la cerveza

Oktoberfest cordobés

A las cinco de la tarde, los “espichadores oficiales” y el Monje Negro empiezan a agujerear el barril.

Villa General Belgrano es una auténtica aldea alpina, con casas de tejados rojos a dos aguas, al pie de las Sierras Chicas. Allí la tradición centroeuropea perdura en un Oktoberfest que va por su edición número 38, y que este año se celebrará el 29 y 30 de setiembre y el siguiente fin de semana largo (6, 7 y 8 de octubre).

Por Julián Varsavsky

Todo comenzó en la ciudad alemana de Munich el 12 de octubre de 1810 a media mañana. Se celebraba el matrimonio del príncipe Ludwig con la princesa Therese, futuros reyes de Alemania. Los habitantes de Munich fueron citados a las puertas de la ciudad para celebrar a cielo abierto y con grandes fanfarrias la gran boda, y aparentemente se tomó bastante cerveza. Sin embargo, la parte más aplaudida del evento no fue la del beso sino las carreras de caballos programadas para el cierre, a tal punto que al año siguiente debieron ser repetidas cuando ya muchos se habían olvidado del casamiento.
Así surgió un evento que se fue repitiendo cada octubre hasta convertirse en una fiesta pagana donde se rinde culto a una diosa espumante que ingresa en el cuerpo como un torrente helado, apoderándose de las solemnidades del espíritu. Al igual que el carnaval –esa otra celebración pagana surgida hace siglos en Europa–, el Oktoberfest se ha desparramado por el mundo anclándose en lugares tan inesperados como un pueblo del sur de Córdoba.
Al llegar a Villa General Belgrano, la primera impresión es que en algún rincón de los Alpes hubo una aldea que desapareció del mapa por un mágico sortilegio –incluyendo sus casas y su gente–, para reaparecer en el Valle de Calamuchita. El “Pueblo de las Culturas” fue creado en la década del 30 por inmigrantes alemanes, suizos y austríacos en medio de un verdadero paraíso ecológico rodeado de pinos, abedules, cedros y cipreses.
El estilo arquitectónico define el espíritu del pueblo, corporizado en casas de tejados rojos a dos aguas, paredes de piedra al desnudo y jardines llenos de flores. La madera barnizada –expresión máxima de lo artesanal– es el elemento clave de la decoración y está presente en techos, balcones, ventanas y carteles con el nombre de las calles y de los negocios. Incluso las casillas telefónicas tienen techo de madera a dos aguas.

Casa de artesanías en medio del bosque... con ganso incluido.

Los desfiles Un gran barril de cerveza en la plaza principal da la bienvenida al visitante. El Oktoberfest comienza alrededor del mediodía con un desfile de las distintas colectividades de Villa General Belgrano. Encabezando la columna va una mujer enfundada en una túnica con capucha negra que representa al Monje Negro, el personaje que en el siglo XVI era el encargado de preparar la cerveza en las aldeas de Baviera. Luego vienen el intendente, vestido de tirolés, y un centenar de aldeanos con sus ropas típicas. Muchos desfilan con sus perros salchicha (o salchichardo, como llaman aquí a la mezcla de salchicha y San Bernardo), que son el símbolo de la fiesta. Atrás vienen las carrozas cerveceras y la comunidad española, con sus mujeres andaluzas de falda a lunares bailando al ritmo de las castañuelas. Después desfila la colonia holandesa, la comunidad rusa -.enarbolando su estandarte con el escudo de San Petersburgo–, la suiza, la alemana, la austríaca y la italiana, cada cual con su indumentaria tradicional. Y también desfila, al mejor estilo de las películas de Kusturica, la banda de música compuesta por trombón, trompeta, saxo, redoblante, clarinete y el infaltable acordeón, presente mañana, tarde y noche, durante toda la celebración.

Como en una aldea de Baviera: ¡Prosit! Brindis con balones en el festival cordobés de la cerveza

El Parque Cervecero La fiesta principal transcurre en un predio frente a un gran escenario de madera a cielo abierto, a la sombra de altísimos árboles. Allí hay centenares de mesas de madera rodeadas de puestos de venta de comida y stands de las principales marcas de cerveza, que parecen las casitas de un cuento de hadas, con su correspondiente techo a dos aguas. En las parrillas se asan suculentas salchichas frankfurt que se acompañan con chucrut, y unas irresistibles costeletas de cerdo que despiden una aroma que hace olvidar la cerveza por un rato. Los postres compiten en popularidad con los demás platos, y están representados por laSelva Negra (bizcochuelo de chocolate con crema y guindas) y el Apfelstrudel con masa de hojaldre.
Sobre el escenario van desfilando los Gaiteros Escoceses, el Ballet de Irlanda, el Ballet Ucraniano Prosvita, los Zapateadores Bávaros e incontables grupos de música tirolesa (acordeón, bajo, percusión y vientos) que suenan a todo volumen hasta las cinco de la tarde.
En algún momento de la fiesta conviene acercarse hasta la fábrica de cerveza artesanal Viejo Munich (abre de 10 a 15 y de 18 a 23), a dos cuadras del parque cervecero. Allí se puede entrar a los talleres donde se explica todo el proceso de elaboración y uno se entera, por ejemplo, que la diferencia entre la cerveza blanca y la negra es que la segunda se prepara con una malta tostada que le da un sabor más dulzón. Como despedida, al visitante le ofrecen probar cerveza directamente de los tanques de almacenamiento.
A las cinco de la tarde suben al escenario los “espichadores oficiales” y el Monje Negro. El “espiche” consiste en abrir con un martillo unos huecos en varios barriles de cerveza de manera simultánea. Allí insertan unas canillas y el líquido sale a presión mientras todo el mundo se amontona frente al escenario con sus vasos en alto tratando de embocar algún chorro. Se dice que beber de esos barriles trae buena suerte, y en los tiempos que corren todos quieren tenerla, pero en los hechos lo único que consigue la mayoría es terminar bañado en cerveza y con los vasos trágicamente vacíos. Ahora sí, fruto del espumante baño y de los ríos de cerveza que ya bullen en las venas de los cerveceros, comienza el gran baile tirolés de todos con todos. ¡Salud! (o Prosit, en alemán).

El festival de munich

La Fiesta de la Cerveza de Munich es la más grande del mundo. Seis millones de visitantes convergen a los largo de 16 días en el predio original donde se inició la fiesta en 1810. Todo comienza alrededor del segundo sábado de setiembre, y termina el primer domingo de octubre (el calendario se adelantó un poco por los fríos de octubre).
Para la apertura se realiza un gran desfile de carrozas decoradas con millares de flores y tiradas por caballos que representan a las principales marcas de cerveza. Alrededor de 7000 personas participan del desfile vistiendo indumentarias tradicionales.
Luego de 12 salvas de cañón, el intendente de la ciudad destapa el primer barril y comienza la fiesta. A lo largo del día se realizan concursos de mozas (para ver quién puede llevar más vasos). La música no se detiene, y si bien los alemanes beben a morros, tratan de mantener una recatada sobriedad, aunque no siempre lo logran. En cambio los extranjeros, que al fin y al cabo han venido a esto, pierden el control bebiendo a destajo.

 

Datos útiles

Cómo llegar: Villa General Belgrano está a 87 kilómetros al sur de la capital cordobesa. La empresa de micros Valle de Calamuchita sale directo desde Retiro a Villa General Belgrano. Se accede a través de la Ruta Provincial Nro. 5, por el camino al Valle Azul de los Grandes Lagos.
Dónde alojarse: Albergue El Rincón: Alojarse en un dormitorio con habitación compartida cuesta $ 8. La habitación con baño privado cuesta $ 12, y por instalar una carpa se cobra $ 4. Tel.: 03546-461323 Sitio web: www. calamuchitanet.com. ar/el rincon Calle Fleming s/n. Posada Nehuen: La habitación doble cuesta $ 58 y la cuadruple $ 98. Calle San Martín 17. Tel.: 03546-461412/462267 E-mail: [email protected] Cabañas Alpendorf: Una cabaña alpina de dos pisos –con frente triangular– para 4 personas equipada con microondas y TV por cable en medio del bosque cuesta $ 120 por día (en temporada baja 50 por ciento menos). Dispone de pileta con hidromasaje. Ruta provincial Nº 5 Km. 743,5. Tel.: 03546-462318.
Sitio web: elsitiodelavilla.com/alpendorf
Más información: www.el sitiodelavilla.com.municipio

 

Espumas de babilonia

La cerveza es tan antigua como la primer gran civilización; la Sumeria. Hace ya 6000 años, a orillas del Eufrates, unos monjes paganos descubrieron por casualidad el proceso de fermentación de una masa de cereal y lo utilizaron para elaborar la primitiva cerveza. En principio era una ofrenda para reyes y dioses, según lo indican las milenarias tabletas de caracteres cuneiformes de los albores de la escritura.
Alrededor del año 2000 a.C., tras la caída de los sumerios, el Imperio Babilónico tomó de sus predecesores las técnicas de elaboración de la cerveza. En Babilonia se preparaban 20 tipos distintos, y hasta la exportaban a Egipto. El rey Hammurabi, creador del primer código de derecho de la historia, promulgó leyes cinceladas en columnas dóricas regulando la producción de cerveza, con severas penas para quienes la adulteraran. Además existía un régimen de racionamiento para las distintasclases sociales: dos litros para el trabajador común, tres para los militares, y cinco para los clérigos.
La primera referencia arqueológica de la producción de cerveza en Alemania remite a un dibujo en un ánfora del año 800 a.C., atribuida a los teutones. En el siglo II d.C. la cerveza ya era un producto comercial consolidado. Hasta fines del primer milenio, su preparación, al igual que la del pan, era asignada a la mujer. Luego ese trabajo pasó a desarrollarse en los monasterios, y existen evidencias escritas y gráficas de que durante la Edad Media los monjes eran verdaderos devotos de esta bebida. Con el tiempo, los clérigos empezaron a producirla a mayor escala y se involucraron en el lucrativo negocio de su comercialización.
En el siglo XIV Bremen era el punto central de la exportación de cerveza a varios países de Europa, y en el siglo XVI la bebida ya se exportaba a la India. Luego hubo una baja en su consumo debido a las leyes puritanas, y finalmente, en el sigo XIX, sobrevino el boom mundial como consecuencia de los avances de la Revolución Industrial.