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CHINA
La Opera de Pekín

Las artes en escena

Una colorida combinación de canto, música, artes marciales, danza, acrobacia, fantástico maquillaje y exuberante vestuario condensa dos milenios de historia china. Un complejo sistema de signos que configura el arte de la Opera de Pekín, la expresión cultural china por excelencia.
Por Julián Varsavsky

La Opera China es considerada la máxima expresión artística del país más poblado de la Tierra. Su exuberante colorido configura una puesta en escena que condensa dos milenios de cultura china reflejada en un repertorio de mil piezas, abarcando la historia, la mitología y toda la literatura clásica del gran imperio unificado por Qin Shihuang en el 210 a.C. El origen de este arte ha sido rastreado en las primeras dinastías, y en la actualidad existen más de 300 variedades de ópera a todo lo largo del país, que se interpretan en sus respectivos dialectos locales.
Sobre el escenario se combinan vertiginosas acrobacias y artes marciales con la sutileza de la pantomima; la música y el canto con el recitado de poesía, y el teatro con la danza. A diferencia de las monumentales escenografías de las óperas de Verdi o de Wagner, estas obras anónimas transcurren sobre un sencillo escenario decorado con una alfombra roja, una mesa, dos sillas y un telón de fondo. Pero sobre las tablas casi desnudas se recrea un mundo de seres fantásticos que compensa el ascetismo decorativo con un extraordinario despliegue de vestuario, monstruosas máscaras y un sofisticado maquillaje que en conjunto constituyen la verdadera escenografía de la Opera China.

LA ESTRUCTURA Las obras suelen estar compuestas por cuatro actos precedidos de un prólogo. Al comienzo, un presentador se para con solemnidad frente al público y narra los episodios que están por ocurrir en escena (un sistema electrónico al pie del escenario traduce todo al inglés). Los actores ingresan siempre por la izquierda y salen por la derecha. Los nombres de cada acto están inspirados en frases tan mundanas como: “Ayudemos a los pobres” o “Problemas para mantener a los suegros”.
Las funciones comienzan por la tarde y se extienden hasta después de la medianoche, y el comportamiento del público a veces resulta sorprendente. El espacio que en Occidente está destinado a las primeras filas, en la ópera china lo ocupan unas mesas redondas donde se sirve té con dulces y a veces la gente comenta la obra en voz alta entre bocado y bocado. Cierta informalidad (que no es tal sino simplemente un código distinto) reina entre los actores. Cuando algún personaje termina de cumplir su rol, a veces se coloca a un costado –a la vista del público– a observar la escena e intercambia unas palabras en voz baja con algún compañero que quizás al minuto siguiente ya esté en el centro del escenario dando un doble salto mortal. Sobre esta peculiaridad, el dramaturgo Bertolt Brecht puntualizó que los actores de la Opera China mantienen una especie de distancia entre sí mismos, el personaje y el espectador, ejecutando la obra en un nivel consciente y con las emociones ocultas.

LOS PERSONAJES Los protagonistas de la ópera incluyen emperadores, princesas, concubinas, cortesanos, militares y caballeros errantes que interactúan en los jardines y salones imperiales. Hay cuatro tipos de personajes que no se clasifican por su rango vocal sino por el tipo de papel que representan: el Sheng (papel masculino), el Dan (papel femenino), el Jing (cara pintada) y el Chou (payaso). A su vez, cada uno tiene sus propias subdivisiones. El papel masculino, por ejemplo, tiene tres clases: el anciano (con barba y voz de barítono), el joven y el guerrero, quien viste trajes simbolizando una armadura y es experto en acrobacias.
El color de la vestimenta está basado en los modelos de la Dinastía Ming (siglos XIV al XVII) e indica el carácter de quien lo viste: el rojo simboliza valor y dignidad, el blanco sugiere traición, el negro transmite fuerza y honestidad, y el dorado es el color de los espíritus y los dioses.

SIGNOS EN ROTACION La Opera de Pekín está regida por un escrupuloso y complejo sistema de signos cuya comprensión pasa desapercibida para unoccidental. Una de las incontables convenciones sugiere que una mujer sonriente levantando el entrecejo mientras ofrece su pañuelo a un hombre, está concediéndole su amor. Un sutil movimiento de la mano puede ser de vital significación para un complicado argumento. De hecho, existen más de 50 gestos expresados con la mano que van del amor al odio más terrible. Las mangas de los vestidos también son muy elocuentes, variando según la posición social del personaje. Una joven aristócrata porta mangas muy amplias con vistosos bordados, mientras que una plebeya luce apenas una sobria tela muy corta cubriéndole los brazos.
Durante el espectáculo hay una apelación constante al simbolismo mediante un código que el público debe descifrar. Empujar el vacío con las manos representa el acto de abrir una puerta, y una vuelta alrededor del escenario equivale a recorrer mil kilómetros. Cuatro hombres simbolizan un ejército completo, y cuando aparece otro grupo se enfrentan en vertiginosas batallas donde los combatientes saltan de manera inverosímil cada vez que una espada parece a punto de rebanarles las piernas.

LA MUSICA Las melodías chinas antiguas recurren a una escala pentatónica (de cinco notas) que suena disonante a los oídos occidentales, acostumbrados a otra armonía. Familiarizarse con estas leyes armónicas lleva su tiempo, generalmente mucho más que las dos horas que puede durar una ópera.
Los ritmos y melodías son un complemento considerado secundario, siempre en función de enfatizar los hechos. La orquesta está a un costado del escenario, y el instrumento principal es una flauta llamada dyi. Hay dos instrumentos de cuerdas que se tocan con arco: el ching-hu, que acompaña a los cantantes en papeles masculinos, y el erh-hu (más grave) para las voces femeninas. Además hay instrumentos de cuerda sin arco, como el pipa (un laúd de brazo corto), el yueh-chin (una guitarra circular de cuatro cuerdas) y el san-hsien, una especie de balalaica. Por último, hay diversas flautas de bambú de distintos tamaños y un instrumento de caña doble llamado so-na.
El set de percusión tiene sus propias complejidades, incluyendo tambores, castañuelas, gongs y platillos (de cada uno hay varios tipos). El intérprete de un pequeño tambor llamado hsiao-ku es el director de la orquesta.

UN FINAL FELIZ El millar de historias que componen el repertorio de la Opera de Pekín se divide en dos categorías: Wen (civil) y Wu (militar). El Wen representa historias de amor o temas sociales, mientras que el Wu está centrado en las proezas militares. En China, la ópera es un arte escrupuloso y tradicionalista, ceñido a toda una serie de estrictas reglas que no permiten ninguna clase de innovación. Habría que determinar si es por fuerza de la tradición o mera convicción, pero en los hechos casi todos los argumentos de la ópera terminan de la misma manera desde hace ya 2000 años: con un complaciente final feliz.