La Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán revocó las absoluciones y faltas de mérito en la causa por los homicidios de los hermanos Arancibia, acribillados por fuerzas militares el 24 de marzo de 1976 en la sede de ATEP. El coordinador de la oficina de la Procuraduría de Lesa Humanidad en esa provincia, Pablo Camuña, indicó que esa instancia superior le ordenó al juez Daniel Bejas un nuevo análisis de las pruebas ofrecidas por la fiscalía y las querellas de Ctera y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En ese sentido, será revisada la situación procesal de los policías provinciales imputados, a los que ahora se suma el ex juez federal Manlio Martínez. Isauro Arancibia fue un maestro y dirigente sindical que nació en la ciudad de Monteros el 25 de marzo de 1926, y fue militante del PRT. Fue uno de los fundadores de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera).

En diálogo con PáginaI12 una fuente del caso explicó que las nuevas pruebas que modificaron el estado de la causa incluyeron la exhumación de los cadáveres de los hermanos Arancibia para la extracción de material balístico que luego fue sometido a peritaje. Además hubo un documento firmado por policías sobre el cual hicieron un peritaje caligráfico, junto a nuevos testimonios y el acompañamiento de la querella de Ctera y la secretaría de Derechos Humanos. La situación indicaba que el caso iba a un sobreseimiento definitivo, pero la Cámara modificó radicalmente ese destino al revocar lo actuado por el juez de primera instancia federal 1 de Tucumán. Las faltas de mérito fueron dictadas entre 2008 y 2012, y sólo se procesó a alguno de los imputados por encubrimiento. La querella buscó nueva prueba, porque en aquel momento no se pudo avanzar. Carlos Brito, fiscal federal 1, es quien impulsó la persistencia en la apelación y finalmente logró que ahora la Cámara vuelva a acusar a los imputados por los asesinatos de los hermanos Arancibia. 

“Los policías actuantes dejaron un documento destinado a probar la versión que querían comunicar en la sociedad, poco creíble pero que viene a corroborar fehacientemente quiénes eran las personas que ejecutaron a los hermanos Arancibia”, indicaron los camaristas Juan Carlos Reynaga, Julián Falcucci y Federico Bothamley. “Esos policías recibieron una orden militar para asesinar a Francisco Arancibia y esa patrulla se presentó en la sede de ATEP para ejecutar el asesinato, Arturo Arancibia se encontraba con su hermano y también fue muerto, pero el objetivo era Francisco, y además las personas que firmaron el acta estuvieron presentes el día que ejecutaron a los Arancibia”, agregaron los jueces. 

En tanto, sobre el ex juez Manlio Martínez, que ya tiene condenas por delitos de lesa humanidad, expresaron que “desde su función de juez a cargo de la investigación de los homicidios su actitud fue la de omitir las medidas de prueba cruciales que habrían determinado la verdad de lo sucedido e individualizar a sus autores procurando la impunidad de los responsables, lo cual visibiliza que existía un acuerdo expreso o implícito respecto de planes criminales cuya finalidad era cometer delitos de lesa humanidad”. En este sentido, los camaristas apuntaron que “el aporte de Martínez, por acción u omisión, posibilitó entonces que los autores que desarrollaban el plan sistemático de represión actuaran con el conocimiento y con la tranquilidad de que los delitos que se cometían no serían investigados ni perseguidos judicialmente”. Además del ex juez quedaron nuevamente imputados Héctor Rodolfo Amaya, Mario Roberto Escalada, Jorge Daniel Ragonese, José Ricardo Sánchez, Julio Vicente Coria y Roberto Heriberto Albornoz. 

Arancibia fue asesinado el día del golpe de estado en Argentina de 1976, cuando un grupo de tareas integrado por policías y civiles irrumpió en el local de ATEP, donde Arancibia vivía junto a su hermano Arturo. Con dos escopetas de caza, resistieron y dieron muerte a uno de los asesinos, antes de perder ellos la vida. El cuerpo de Isauro tenía ciento veinte balazos, y el de su hermano Arturo, setenta. En su homenaje, una decena de escuelas argentinas llevan su nombre, como es el caso del Centro Educativo Isauro Arancibia destinado a la educación de jóvenes y adultos, al igual que el auditorio de la Central de los Trabajadores Argentinos y diversas agrupaciones sindicales docentes. 

El documental “Maestros del viento” relata su vida, al igual que el libro “La oruga sobre el pizarrón”, del escritor tucumano Eduardo Rosenzvaig. Isauro Arancibia fue maestro rural desde muy joven. Llegó a dirigir la Agremiación de Trabajadores de la Educación Provincial (ATEP), y desde allí impulsó la unidad de todos los gremios, principalmente con la Fotia de Atilio Santillán. Fue protagonista del proceso que llevaría a la fundación de Ctera, de la que fue su Secretario General Adjunto.