Deborah Harry Does Not Like Interviews (en criollo, A Deborah Harry no le gustan las entrevistas) es el sardónico título con el que la guionista, directora y productora estadounidense Meghan Fredrich tituló su flamante mini documental: 17 minutos de cinta con material de archivo recuperado, donde se ve a la incombustible líder de Blondie lidiar durante años, décadas “con preguntas superficiales, tediosas, incluso humillantes por parte de periodistas”, acorde a la descripción de la realizadora. Que, dicho sea de paso, estrenó recientemente la cinta, su ópera prima, en el Festival de Cine de Maryland y casi en paralelo la subió online para que cualquier persona pueda visionarla vía Vimeo en forma gratuita. Y así ver el sustancioso racconto que reúne con comentarios tan pavos como machistas, donde se hace especial hincapié en el aspecto físico de la cantante, compositora, multiinstrumentista, actriz. Sobran los ejemplos en el cortometraje, de interviús de distintas épocas, distintas latitudes: “Y ahora, con nosotros, una mujer muy rubia y muy bella”. “Debbie ya no es rubia, ¡ha vuelto a su marrón natural!, pero usó una peluca mientras la entrevistamos…” .  “Debbie volvió al rubio, ¿pero es peluca?”. “Debbie, ¿qué clase de peinado llevás en el film Hairspray?”. “¿Te sentís un sex symbol?”. “¿Has considerado ser una conejita de Playboy?”. “Aumentaste bastante de peso”. “¿Es cierto que sos la reencarnación de Marilyn Monroe?”. “Muchos seguidores te consideraban una chica pin-up, ¿pensás que ha caducado esa percepción por tu edad?”. 

“Debbie es inequívocamente carismática, desde sus comienzos en la música ha sido un personaje con personalidad, con ideas propias. A pesar de la irrefrenable obsesión de los medios con su aspecto físico, ella se las ingenia cada vez para no caer en banalidades, para mostrarse como lo que es: una mujer verdaderamente moderna, un espíritu genuinamente independiente”, ofrece Fredrich sobre la luminaria new wave, y pronto aclara que, trabajando en el corto, se profundizó considerablemente su estima “por la integridad, la inteligencia y el sentido del humor de Harry”. “Sus reacciones frente a estas preguntas cambian con el tiempo; también sus estrategias, tácticas para manejarse frente a periodistas. Al principio la vemos sorprendida; luego, las ve venir pero usa humor o evasivas para desviarlas. Pero tras ese frente neutral, empezamos a ver destellos de bronca, de frustración, de resignación en la artista”, desgrana Meghan. E invita a la reflexión con propio interrogante: “En la canción I Want That Man, Debbie canta ‘Aquí viene el siglo 21, será mucho mejor para una chica como yo’. A la audiencia, ya en siglo 21, le pregunto: ¿Es realmente así?”.