Desde París

En Ezeiza, a principios de este mes, antes de tomar el vuelo hacia Francia donde Argentina disputaría su tercer Mundial, las jugadoras de la Selección Nacional se abrazaban y despedían de sus familiares y amigos. Fue en el aeropuerto donde muchas de ellas conocieron y alzaron por primera vez a los mellizos –Renata y Ezequiel–, hijos de su compañera Lorena Benítez. La futbolista de 20 años, una de las madres de este equipo, viajó justo después del nacimiento.

Benítez no sólo se destaca dentro del plantel que compitió en Francia, también lo hace como jugadora de la selección de futsal, mediocampista de fútbol de 11 en Boca Juniors y de futsal en Kimberly de Villa Devoto. Pero además de sus múltiples responsabilidades como futbolista, compromisos con las marcas deportivas (como "atleta Nike"), la joven nacida en Luis Guillón, provincia de Buenos Aires, e hija de un matrimonio de inmigrantes paraguayos, administra un puesto y reparto de alimentos en el Mercado Central con su pareja. Verónica Rivero, titular de la comisión de Futsal en la AFA, fue quien llevó adelante el tratamiento de fertilidad. Dice que calcularon mal, que la idea original era que los mellizos nacieran en una época menos complicada entre torneos y partidos.

En el lobby del hotel de Deauville donde concentra la Selección, antes del partido contra Inglaterra, Lorena pensó en su familia y lagrimeó. Dijo que extrañaba. Pero sabía que del otro lado de la tele estaban Verónica y sus dos hijos para verla jugar –y lucirse con un muy buen primer tiempo contra Japón y un gran desempeño en el resto de los partidos– representando al país. Eso le dio fuerza.

-¿Qué significa lo que lograron?

-Representa un orgullo muy grande, aunque duele un poco porque quedamos cerca de pasar a octavos. El primer partido contra Japón fue una actuación terrible, muy buena. Ahí ya se hizo notar el apoyo de la gente. Eso es un orgullo para nosotras, nos vamos con la cabeza bien levantada.

-¿Qué fue lo que cambiaron?

-El apoyo de la gente es una de las cosas que cambió, generamos que muchas personas que no conocían esto nos vieran. Recibimos un montón de mensajes de todo tipo, de colegios, nenes y nenas mirando nuestros partidos. Eso es lo más lindo.

Las declaraciones de Lorena se unen a lo que su compañera Florencia Bonsegundo anunciaba como "un cambio deportivo y cultural": "Sabíamos que el fútbol en Argentina iba a cambiar mucho con nuestro rendimiento en el Mundial. Desde el primer partido se notó”, dijo.

Después del cruce con Escocia –el último por la fase de grupos, que ubicó a Argentina ante una conquista histórica e incluso con la posibilidad expectante de la clasificación– Lorena cuenta que está feliz. Y se le nota en la cara. Aunque a algunos les cueste entender el "festejo" de un empate, las jugadoras son conscientes de la desigualdad con la que ambos planteles ingresaron al Parque de los Príncipes: "No era el resultado que vinimos a buscar, pero después de pasar de un 0-3 a un 3 a 3 una sale bien de la cancha".

Benítez es otra de las 23 que se sube al avión de regreso a Argentina con la frente en alto: "Dejé todo en los tres partidos, como todas", asegura la volante central, quien además es crítica respecto a su desempeño: "No pude llegar a dar mi juego al cien por ciento, me tocó ayudar, defender, no es lo mío. En algunas pelotas se notó. Pero bueno, colaboré para que el equipo rinda, que es lo mejor".

Al igual que otras jugadoras dirigidas por Carlos Borrello, la futbolista de Boca sufrió modificaciones de su puesto tradicional durante el planteo del equipo durante la 8ª Copa Mundial en Francia. A pesar del riesgo de las decisiones que tomó el técnico, el plantel tuvo un buen resultado. Lorena no se lució como 10 pero se adaptó al nuevo esquema de juego y deslumbró.

-¿Te vas a jugar al exterior?

-Un Mundial es una vidriera, pero no llegué a lucirme mucho y no pude demostrar lo que quise. Tocó más acompañar a las chicas y defender a muerte, que no es mucho lo mío. No podemos quejarnos, los resultados estuvieron y eso es lo más importante. Igualmente no recibí ninguna propuesta, no tengo pensado irme a jugar afuera, prefiero quedarme en Argentina con mi familia y disfrutar paso a paso el proceso que se debe estar llevando allá.

Con convicción, Lorena y el resto del seleccionado se plantó en las canchas de Francia frente a las grandes potencias mundiales del grupo D, como también lo hizo por mejores condiciones ante los responsables de la organización del fútbol de mujeres en Argentina.

-¿Le ganaron al machismo?

-Al machismo en nuestro país no le vamos a poder ganar nunca. Hay mucha gente que agrede y opina de todo. Nosotras lo hemos sufrido desde siempre. Está en cada una si le presta atención a eso. Yo soy la menos interesada en lo que comentan. Me quedo con todo lo bueno, con que soy feliz.

En esta era que comienza, las mujeres –y las futbolistas particularmente, como trabajadoras– asumen y negocian distintos modos de ser. Ellas tensionan y construyen nuevas formas de jugar el fútbol con libertad, lidiando entre lo profesional y el goce con las formas en las que eligen vivir su sexualidad, los modelos de familia y la maternidad.

-¿Cómo le vas a contar esta historia que escribió Argentina a tus hijos?

 

-No sé, la verdad (se ríe). Son un montón de cosas, de recuerdos que voy a tener guardados, de fotos, de historias, que se los mostraré cuando crezcan un poco y entiendan todo esto que nosotras hicimos acá.