El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, celebró la unidad del peronismo en la Provincia de Buenos Aires, que este lunes logró un cierre de listas sin sobresaltos, y aseguró que fue “como un ‘sí’ que se da en el altar sin mirar al cura”. Siguiendo la metáfora, afirmó que “ahora recién habrá que ennoviarse con la idea” de lo que significa esta renovación de la alianza opositora.
El editorial de Víctor Hugo Morales
El de ayer fue un buen día. Como un maratonista exhausto, cayéndose casi, igual la oposición llegó a la unidad. Algo que se puede identificar. Un gramo, un metro, un segundo. Un abrazo. Esa es una unidad.
Coincidió con una de esas encuestas, muy interesante, siempre cuestionables, pero al fin y al cabo, la única medida que no sea el falible olfato personal, que anunciaba un 57 por ciento que no quiere a Milei. Cincuenta y siete por ciento, para escribirlo con letras, que tiene más énfasis.
La composición debe ser un 45 por ciento que nunca lo pudo soportar al personaje y un 12 o 13 por ciento que de pronto algo le provoca vergüenza… o hambre.
Hubo de inmediato una pregunta: ¿cómo es el 43 por ciento que aún lo banca a Milei? ¿Cómo es uno solo de los mileístas? ¿Cómo es un personaje así? ¿Cuáles son sus valores, su mirada que tiene del mundo?
¿Cuál es su relación con la poesía, con ciertos ideales consagrados como los que distinguen lo humano? ¿Cómo es un tipo de esos? Uno solo ya es de colección, una curiosidad, un aparato que se tiene en la mano y preguntando “¿qué es esto?”. Pero… cuarenta y tres… es un montón todavía. Por eso hay que luchar, todavía.
La unidad fue como un “sí” que se da en el altar, sin mirar al cura. Sí… qué se va a hacer. Ahora recién habrá que ennoviarse con la idea. Ellos, los que se casan, porque los feligreses estaban esperando el “sí, quiero”, la unidad.
Con toda la cizaña que había sembrado la mafia mediática, no es poca cosa la unidad. Seguro que no les gustó nada que salieran con la libreta de casados. Van a tener que buscar por otro lado el daño que necesitan hacer para que la Provincia también les pertenezca.
Aunque Milei no suelte Telefónica y les diga que son una mafia —que lo son—, ellos necesitan de Milei, todavía.
Y como de Milei no pueden decir nada bueno, meten veneno, insidia y falacias contra esa odiosa representación de pueblo que, con un cierto desgano pero mucha responsabilidad, se dio el abrazo de ayer.