Carla Ochoa es arquitecta, pero hace poco dejó el oficio para dedicarse de lleno al dibujo, la ilustración y su trabajo como tatuadora. Diariamente sube tiras e ilustraciones a su instagram –un fenómeno con más de 50 mil seguidores– en las que se aproxima a la autobiografía en clave de comedia cruel para referirse a los fracasos sexuales, la debacle de la generación freelancista y la abulia cotidiana del principio de los treinta años. “Me inspira Shakira cuando era intensa”, se ríe ella, que más que se ha ocupado en estudiar series de televisión como Girls, Fleabag y Bojack Horseman, por su mezcla intensa de comedia y personajes rotos. A pesar de que ha adaptado su formato al minimalismo autoconclusivo y fugaz de las redes sociales, reconoce que su atención está puesta en su primera novela gráfica, Inframundo, donde retoma tragedias posmodernas como el trabajo mal pago en pijamas y el amor no correspondido en la era del visto. “Tiendo a moverme en temas medio emo bajón sensible. Me gusta escribir y dibujar sobre cosas que me generan frustración, siento que es otra manera de procesar lo que me pasa”.

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