El diputado Héctor Cavallero puso la lupa ayer sobre un caso de contrabando de tabaco que Gendarmería descubrió cuando un camión lo ingresaba en Rosario. El legislador pidió al Poder Ejecutivo provincial que informe "la posible existencia de una planta de procesamiento, y/o acopio de tabaco en la ciudad de Rosario, y la potencial existencia de delitos conexos al caso". Es que los antecedentes de actividades similares tuvo en un pasado reciente a connotados apellidos ligados al narcotráfico en esta región.

El decomiso ocurrió el 27 de mayo, cuando los gendarmes que controlan el Puente Rosario - Victoria interceptaron un camión procedente de la localidad misionera de El Soberbio con una carga ilegal de 12 toneladas de tabaco que tenían como destino final esta ciudad. El Juzgado Federal de Paraná intervino por infracción a la Ley 22.425. Antes, Gendarmería detuvo sobre la Ruta Nacional N° 101, a la altura del paraje Piñalito Norte, en la provincia de Corrientes otra carga con más de 12 toneladas de tabaco, que provenían de la misma zona y también poseía como destino final a Rosario.

A Cavallero le intriga "la cantidad de mercadería, el tipo de producto que se secuestró, y a la vez que también el hecho de que ambas cargas poseyeran el mismo destino, es decir Rosario". Además, marcó: "Es llamativa la proximidad de ambos secuestros, que permiten especular que esos envíos interceptados pudieran ser parte de una serie de cargamentos que anteriormente han circulado en ese mismo circuito, con fines delictivos". Aunque sin dudas lo "más preocupante aún, es el silencio que se observa en nuestra provincia sobre el tema".

Cavallero advierte que la manufactura de cigarrillos es una actividad comercial de riesgo, a menudo desvirtuada por diversos delitos.

Es que el volumen de las cargas representan la materia prima necesaria para la fabricación de alrededor de un millón de paquetes de cigarrillos, lo que a la vez significa un valor cercano al millón de dólares como mínimo y considerando que no se hayan efectuado acciones similares con anterioridad.

Para tener idea del volumen, debe considerarse que representa alrededor de tres contenedores para comercio internacional por barco, tanto para el comercio legal como para contrabando, actividad que la Comunidad Europea viene denunciando como en vías de incremento en el intercambio entre ese continente y Sudamérica. Y sin dudas, para la realización de semejante acción, es necesaria la existencia de una estructura y una logística de importancia, ya que a la materia prima secuestrada debe agregarse la provisión de material impreso para los embalajes, máquinas para producir cigarrillos, y empaquetarlos, depósitos, camiones para transportarlos, y un número importante de personal para cada una de las etapas de fabricación y distribución.

Por otro lado, es casi imposible que esas tareas pudieran desplegarse sin que se monte una estructura de fabricación, depósito y distribución que posea una pantalla legal que disimule el accionar, para lo cual debería constar en los registros comerciales de la provincia de Santa Fe, alguna empresa que se haga cargo de la parte lícita del comercio en lo que hace a manufactura acopio y distribución. En tal sentido, además de las habilitaciones para tales operaciones, deberían existir inspecciones de parte de los diferentes organismos oficiales de control .

Tampoco debe dejarse de lado, que este tipo de actividad referido a la manufacturación de tabacos es desde hace largos años, una actividad siempre tenida como actividad comercial de riesgo, tanto de evasión impositiva como de contrabando, falsificación y, con estrechos lazos en no pocos casos con el narcotráfico.

Basta recordar que el denominado "Rey de la Efedrina", Mario Segovia, comenzó a ser investigado en los primeros hechos delictivos, precisamente por el contrabando y la evasión fiscal mediante el comercio ilegal de cigarrillos y también sus primeros actos se registraron en la ciudad de Rosario. Y en similar sentido, cabe recordar que en el año 2012 la Policía Federal Argentina cerró una fábrica que se dedicaba a fabricar cigarrillos y a falsificar marcas importantes, que funcionaba en Villa Gobernador Gálvez.