Música de raíz folklórica, pero también abierta a distintas influencias. Canciones que hacen pie en ritmos tradicionales (de aquí y del mundo), y que al mismo tiempo suenan en un aquí y ahora revelador. Por allí transitan, cada una en su estilo, las obras de Clara Cantore y Flor Giammarche, dos exponentes del rico presente de la música argentina actual. Con el bajo como instrumento solista una, con la guitarra la otra, con recorridos destacados por distintas búsquedas y formaciones, ambas intérpretes y compositoras muestran lo que puede presentarse como estilos propios. Que además están dispuestas a poner en diálogo, como demuestran en la fecha compartida que prepararon para esta ocasión. Será Hoy / mañana (Domingo) a las 21 en Circe Fábrica de Arte (Av. Córdoba 4335), cada una con su trío: Clara con Mauro Ciavattini en vientos y Ciro Gargalione en percusión, Flor junto a Julieta Lizzoli en piano y Nicolás Arroyo percusión.

“La Flor es una ex integrante de las Aymama que es super referente para mí, compartir esta fecha en Buenos Aires con ella es una alegría”, dice Cantore, recién llegada de Córdoba. “Hay una necesidad de juntarse, de compartir, de juntar fuerzas. El encuentro no solo suma, también genera cosas diferentes”, advierte Giammarche. Sobre esta forma del encuentro, Cantore avanza con entusiasmo: “Yo soy muy militante de la autogestión en todas sus formas. Vivo en las afueras de un pueblo de Córdoba, Unquillo, en la periferia de la periferia. La autogestión es imposible si no se piensa como un entramado. Y no hace distinción de géneros, pero como el Movimiento de Mujeres está en este momento traccionando tan fuertemente de un modo colectivo, y realmente ha comprendido que la construcción en red es la única forma, me siento muy inserta allí. Las mujeres hemos comprendido que el presente es colectivo, o no es. Y así lo estamos construyendo”, define.

“Pareciera que en los momentos difíciles juntarse es además una defensa, una forma de ponerse en movimiento. De resistir a un momento tan difícil que estamos viviendo como país. Una tiende, ahora más que nunca, a decir: salgamos a la calle, salgamos a decir lo que tenemos para decir, con nuestras formas y nuestras palabras. Y hagámoslo junto a otras y otros”, sigue reflexionando Cantore. Sobre esa forma necesariamente colectiva de avanzar, Cantore viene trabajando hace rato. Creó un grupo en Facebook, “La realidad de la autogestión”, que es todo un éxito. Sobre todo por uno de sus recursos: videos en los que la bajista comparte no sus fechas, sus logros o progresos, sino sus fracasos más rotundos. “Los sapos más grandes”, titula.

“Hace tiempo que estoy más parada sobre mis dos pies, y pudiendo vivir muy dignamente solo de tocar. ¡En plena época de Macrisis! Las redes aparecen como un lugar donde solo podés mostrarte como alguien ‘exitosa’, ‘plena’, ‘positiva’. Yo combato las idolatrías y las idealizaciones, justamente porque eso nos aleja de la construcción colectiva. Y me acuerdo de esa sensación de estar metiendo diez personas, y decir: ¿cómo puede ser, si veo en Facebook que a todos mis compañeros les va bárbaro?”, se ríe. “Entonces, ahora que me va un poco mejor dije: no puedo permitir que alguien crea no sepa cuál es el camino de la autogestión, de mucha disciplina, mucho trabajo, muchas horas de oficia. Esa construcción de poner al otro en lugar mágico, inalcanzable, es muy capitalista y patriarcal. No es esa la forma. Hay mucho trabajo atrás. Y también muchas frustraciones, muchos sapos, muchos fracasos en el medio. Me pareció que lo mejor que podía hacer por mis compañeras y compañeros, era compartir mis fracasos, antes que mis éxitos”.