“Estamos viviendo una situación terminal, intolerable e injusta, y sabemos que nada cambiará de aquí hasta las elecciones, pero nuestro rol es resistir porque las Pymes seremos una parte indisoluble de la reconstrucción. Frente a la emergencia dramática en la que quedará el país, no debemos pensar en un espacio político específico, sino alinear a la mayor parte de la sociedad detrás de una mística, y prepararnos para un nuevo cruce de los Andes, como parte de una campaña de liberación nacional. 

Las medidas inmediatas serán devolverle a los trabajadores activos y pasivos su dignidad a través de salarios acordes y paritarias libres, poner en marcha las pymes a partir de líneas de crédito específicas, tarifas adecuadas a la realidad del país, el cierre de importaciones que compitan con la producción nacional, y el absoluto impedimento de fugar capitales.

La razón por la que no existe hoy día una central como supo ser la CGE es profundamente cultural, llevamos demasiados años en la exacerbación del individualismo y la competitividad, donde todos prefieren ser cabeza de ratón antes que integrar un espacio amplio, aunque es cierto que nuestra dirigencia no surgió de un repollo, sino que es el reflejo de la sociedad. Por otro lado, la CGE nunca tuvo el liderazgo adecuado durante el gobierno nacional y popular, y se produjo una diáspora importante, que terminó perjudicando a todos. El Estado puede cambiar con rapidez está realidad, ya que en los grandes temas, las diferentes agrupaciones no tenemos gran diferencia, aunque cambiar esta realidad exigirá de convicciones profundas, que se enraizan con el concepto de ciudadanía, como parte de una comunidad llamada Patria-Nación”