Ariel Espada, de 23 años, terminó internado en terapia intensiva luego de que Gabriel Gerber, integrante de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), lo baleó en el tórax tras un incidente de tránsito. El joven, que iba en la parte de atrás del auto en el que viajaba con su esposa, otras dos parejas y los hijos pequeños, recibió uno de los cuatro disparos que habría efectuado el integrante de una fuerza de seguridad.

"No solo se fugó del lugar y amenazó sino que el que creemos que es su jefe se llevó dos de las cuatro balas que disparó el policía", contó a Pagina/12 Brenda Rial, una de las jóvenes que iba en el vehículo. A 45 días de la masacre de San Miguel del Monte, el discurso del gobierno que se tradujo en un marcado aumento de casos de gatillo fácil volvió a exhibir sus resultados.

La que iba a ser una típica salida de amigos con hijos chicos un viernes por la noche, se transformó en una pesadilla para las tres parejas. "Hace un tiempo que no nos juntábamos y la idea era pasar una velada divertida y volver a casa. Hacía mucho frío. Eran cerca de las once de la noche cuando salimos de comer de una pizzería en San Justo y como mi nene había levantado un poco de fiebre estábamos yendo a la guardia del Hospital de Morón, donde tiene su historia clínica", relató Brenda.

Las parejas y los niños iban en el Fiat Uno que manejaba el marido de Brenda, Matías. "A la altura de Camino de Cintura y Venezuela sentimos un pequeño roce con otro auto, no sabemos de quién fue la culpa. Pero mi marido empezó a aminorar la velocidad para poder corrernos a la banquina y en ese momento sentimos golpes fuertes y el vidrio de la luneta trasera estalló. Jamás nos imaginamos que iban a ser disparos".

Pero Matías sí reconoció los cuatro tiros, o los asoció en ese instante de caos en que, con el vidrio estallado, Ariel empezó a gritar que pararan el auto porque le habían pegado un tiro.

"Clavamos los frenos, bajamos y lo vemos a Ariel desangrándose, y atrás de nosotros a una persona apuntándonos con un arma. 'Sos policía que nos dispararas así', le dijo mi marido. Y para sorpresa nuestra dijo que sí, que era de la Federal. Sacó una placa y la volvió a guardar enseguida. Y cuando Matías le dijo que había tres criaturas en el auto se puso pálido y empezó a retroceder sin darnos la espalda. 'Esto se puede arreglar, lo vamos a solucionar', le decía a mi marido, que le exigía que dejara las llaves del auto en el suelo y esperara a que llegara un móvil policial".

La excusa que habría esgrimido el policía para disparar es que un automovilista había denunciado un intento de robo. "Apareció una camioneta cuando nos bajamos que gritó 'son ellos', pero ese auto aparece después de los disparos, y cuando vio que Ariel estaba herido se asustó y se fue. No entendemos la lógica del policía: a quién se lo ocurre que tres parejas con hijos chicos en su propio auto pueden salir a robar. Nunca se identificó ni dio una voz de alto, sólo disparo".

Mientras tanto, el joven herido, que es ayudante de albañilería, se desmayó. Su pareja, Karen, le pidió las llaves del auto a Matías, y junto a Kevin y su esposa, y los hijos de ambas parejas, llevaron a Ariel al Hospital de Morón.

"Nos quedamos en medio de la nada con mi nene y mi marido tratando de que el policía, que después supimos no era de la Federal sino de la PSA y que se llama Gabriel Gerber, se quedara. Pero él subió al auto, amagó a estacionar y se fugó. Llamamos al 911 y nos mandaron los móviles que nos llevaron a la comisaría de Los Pinos. Después nos enteramos de que Gerber fue detrás de nuestros amigos. Se estacionó al frente del hospital y le dijo a Kevin que le iba a dar un tiro".

En la puerta del hospital, los uniformados que estaban de guardia le dieron la voz de alto al policía, quien en lugar de detenerse volvió a fugarse. "Como los policías no tenían un patrullero, se subieron al Fiat con Kevin y lo persiguieron unas seis cuadras. Kevin lo tuvo que chocar para que frene porque no había forma de que parara. Cuando lo hace y los oficiales lo quieren detener, les dice que no lo pueden tocar porque es de la PSA y tiene un cargo muy importante. Igual lo esposaron y lo llevaron hasta el hospital de Morón, adonde había llegado un patrullero de apoyo".

A los pocos minutos, llegó al lugar un auto negro de alta gama con una personas con chaleco de la PSA. "Estaba claro que era el jefe de Gerber. Entró furioso y cuando salió lo hizo con un guante de látex de enfermería. Entró al Fiat y se llevó dos balas. Más tarde apareció otra en el auto y la que quedó en la campera de Ariel. Fueron cuatro impactos, que se ven clarito en el auto. Después trasladaron a Gerber a la comisaría donde estábamos con mi marido. Con él llegó esta persona y un abogado. El abogado, burlándose de nosotros, saludaba a todo el mundo. Mientras, nosotros escuchábamos cómo le hablaban a Gelber en otra habitación y le decían 'quedate tranquilo que no es nada. Ahora salís y te vas a tu casa'".

Según explicó la joven, en una primera instancia el fiscal a cargo Fernando Quiroga, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 11 de La Matanza, sostuvo que no había pruebas para que el integrante de la PSA quedara detenido, y caratuló la causa como "lesiones leves". "El domingo una comisaria de apellido Moldes se hizo cargo del caso y llevó a Kevin y Karen a revisar las cámaras de seguridad de la zona, y peleó con el fiscal para que recaratule la causa como 'intento de homicidio', que es lo que finalmente se hizo".