Estupor es lo que siento. Estupor y dolor. Casi es imposible agregar más palabras en este momento en el que todo es una gran corrida para no se sabe qué lugar. O en mi caso, una sensación de parálisis. Es difícil hablar porque lo que se escucha es un enorme silencio. Los teléfonos están mudos y los que suenan responden con el mismo grado de desconcierto que el mío, no pueden agregarme nada. Tampoco creo que pueda sumar más a lo que ya han dicho en las redes varios de mis compañerxs escritorxs, que se solidarizan con el personal de SM Argentina y se preguntan qué va a ser de nosotros.
Muchos de mis libros están en esta editorial. Todavía estoy recibiendo las felicitaciones por el último premio Barco de Vapor, el de ahora, el de hace nada, que tuve la dicha de ganar con el plus de las ilustraciones de Isol: Bombay. ¿Estás escuchando, Bombay? es lo que le pregunta una y otra vez la pequeña Elena a ese gato de mirada sinuosa. Bombay recién está viajando a decenas de lugares en la Argentina. Empezó a llegar a las manos de los lectores de muchas provincias. Lo sé porque bibliotecarixs y maestrxs me escriben para contarme de la felicidad que les da el libro.
No puedo hablar de números porque no sé. Y menos de los números que dicen manejar desde la madre patria. Sé de palabras porque las cruzo con los lectores. Van y vienen. Y las palabras que van y vienen a partir de los libros que publica SM Argentina, son muchas y son ricas y vivas y estimulantes. Son miles los lectorxs. Eso lo sabemos mis compañerxs escritorxs y yo, y los promotorxs que nos acompañan a las escuelas de todo el país para crear encuentros. A mí eso me parece muy viable. O lo creímos muchos de nosotros. Incluso nuestras editorxs, que abrieron nuevas colecciones, que renovaron otras, que proyectan libros (y lo digo en presente porque así era hasta el miércoles: un aliento para adelante que hoy se corta de un hachazo. Sin aviso).
Sé que la Fundación SM no tiene fines de lucro y que sus ganancias se reinvierten en la promoción del libro y la lectura. No logro conciliar (en mi cabeza aturdida de hoy) esos nobles propósitos con la “inviabilidad” en un país como el nuestro, lleno de escritorxs talentosxs, de ilustradorxs increíbles, de editorxs con ganas, de lectorxs que esperan. Supongo que en algún momento llegará una explicación.
Ahora, en medio de la incertidumbre y de la pena, solo me sale preguntar: ¿Estás escuchando, Fundación SM? ¿De verdad estás escuchando?
* Escritora