Las estimaciones preliminares del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica indican que la pobreza ya rondaba el 35 por ciento en el primer semestre de este año. “Hubo un incremento, ya que el año pasado cerró con un 32 por ciento, y son varias las razones”, señaló Eduardo Donza, investigador de la UCA, en una entrevista por una emisora radial este fin de semana, entre las que destacó el impacto de las devaluaciones sobre los productos de la canasta básica.

“Durante los primeros meses de este año, los aumentos de precios de los alimentos fueron mayores al promedio general”, indicó el experto. Este proceso de deterioro de la situación social se agravó ya desde inicio de 2018 como consecuencia de la aceleración del proceso inflacionario ligado a una megadevaluación, lo cual tuvo particular impacto sobre los alimentos. “Hay cuestiones estructurales a tener en cuenta”, señaló Donza.

Este incremento de la pobreza también estaría acompañado con un fuerte repunte de la indigencia, es decir aquella parte de la población en condiciones de pobreza extrema, sin capacidad para autosustentarse las necesidades alimentarias. La tasa de indigencia habría alcanzado al 7 por ciento, siempre de acuerdo a estimaciones preliminares de la UCA antes de dar a conocer su informe definitivo.

Llevado a cifras de población, estos indicadores estarían señalando que la cantidad de pobres ascendería a más de 14 millones de personas (sobre una población urbana de alrededor de 40,5 millones de habitantes), lo que representa un aumento de casi tres millones en relación a un año atrás. Para el primer semestre de 2018, las cifras oficiales arrojaban un nivel de pobreza del 27,3 por ciento. El informe del Indec para el segundo semestre del año pasado ya marcaba un ascenso al 32 por ciento de la pobreza. La nueva estimación de los expertos de la UCA marcan el grado y velocidad del deterioro de la situación social a la sombra de un modelo económico de fuerte concentración y en medio de un prolongado proceso recesivo.

“Es mucho el aumento en poco tiempo, pero hay que tener en cuenta el efecto de la devaluación, porque tenemos una economía que reaccciona muy rápido con relación a la cotización del dólar”, apuntó el especialista Donza en referencia al comportamiento de los precios. “Cuando tenemos devaluaciones, que son en muchos casos bruscas, tenemos aumentos de precios que recaen sobre una población, además, que se mueve en un mercado de trabajo precarizado”, subrayó. Al ser consultado acerca si la reciente estabilización del dólar podría ayudar a mejorar la situación, Donza respondió que “con eso no alcanza, como mucho puede servir para que no empeore”.