Emmanuel Horvilleur, dice la tapa del CD, ese objeto que parece de otra era, pero que todavía no fue superado por las plataformas de streaming en cuanto a calidad de sonido. Pero en el fondo amarillo del arte, entre el nombre y el apellido del artista se cuela el título del disco, Xavier. Que es, también, el segundo nombre del ex Illya Kuryaki & The Valderramas. Y cuya elección como nombre del álbum tiene varias aristas: "Xavier es mi segundo nombre, pero está en el pasaporte francés, no en el argentino", comienza a desandar el cantante, rapero, músico y compositor. "En estos últimos años pude meterme un poco con algo que es parte de mi familia paterna, con Francia, una influencia que siempre tuve medio apartada pero que siempre estuvo. "Nunca había estado en París, pero fuimos a hacer una gira con Kuryaki y conocí primos, primas, gente que me contó historias de mi abuela... Todo eso empezó a meterse en las canciones de lo que terminaría siendo Xavier. Dejé abrir esa puerta de la influencia parisina... Y también me gustaba el hecho de que el disco tuviera un nombre propio, copiando un poco a Amy Winehouse con su disco Frank".

Xavier -que tendrá su presentación oficial el 30 de agosto en Niceto Club- trae de regreso al Horvilleur solista, ese costado más pop que el que muestra cuando comparte escenarios y estudios con Dante Spinetta. Sólo que con un sonido funky moderno en el que, entre otras cosas, aparece la influencia de las nuevas generaciones del indie argentino. De hecho, "Como un pez" fue compuesta y grabada junto a los mendocinos Usted Señálemelo. "Mi costado solista deja entrar otras cosas, tal vez tiene una sensibilidad más... vulnerable", confiesa el músico. "Obviamente, más mía, porque no estoy en la discusión de la letra con Dante, entonces salen cosas más personales. Tal vez fue volver a eso, porque mi disco anterior era de 2010. Fue volver a ese sonido y a esa profundización de quién soy yo".

-¿Para vos hacer canciones es como una terapia?

-Últimamente estoy haciendo terapia, así que no sé... Componer sí sirve para plasmar cosas que están ahí. Está ese ejercicio de usar la cabeza, de pensar qué querés decir en una letra, qué situaciones y qué maneras de ver el estado de las cosas querés plasmar.

-¿Por ejemplo?

-En este disco, canciones como "Escenario". Tal vez no es tan gráfica, tengo que explicarla, pero habla un poco de lo que siento que es ser músico. Muchas veces se siente como una angustia de estar lejos de casa, en un micro, de noche, en la ruta... Y, a la vez, también hay una figura cuando digo "un farol que tomo como guía / surcando estos mares turbulentos / melodías de amor". Esos faros a los que hago referencia son tipos como Gustavo (Cerati) o Luis (Alberto Spinetta), tipos que siempre estuvieron ahí, haciendo esto, y son como esas guías que uno toma.

-La canción, entonces, es una reflexión sobre cómo es para vos el trabajo de músico.

-Sí, es que en estos años, cuando la cosa comienza a acomodarse un poco... Porque hay años que son pura adrenalina y rock and roll -aunque no haya entrado a cada uno de los items del rock and roll-, esa cosa de ir para adelante sin preguntarte nada. Pero cuando llegás a este tipo de meseta, empezás a ver las cosas desde otro lado, en todo sentido. Hablando de gira, cuando yo iba en un avión a los 20 años, si se movía todos nos cagábamos de risa; ahora, se mueve y me pongo como el orto.

-Mencionaste que estabas haciendo terapia. ¿Tuvo que ver con esa meseta de la que hablabas?

-No, no... Creo que tuvo que ver con hablar, con sacar cosas afuera, con decirlas. Yo no soy tan de hablar con mis amigos o los que me rodean sobre cosas que puedan llegar a lastimarme o a pararme. Los miedos, esas cosas... No sé, aparte di con una persona que me gusta lo que me devuelve, entonces ahora estoy yendo. Voy y no voy, no es que soy un tipo de esos que necesitan sí o sí la terapia. Pero cada vez que voy, me hace quitarle un poco de peso a algunas cosas, está bueno.

-¿Y lo de la meseta con qué tiene que ver? ¿Con la madurez?

-Bueno, yo arranqué a los 16 años haciendo esto. Fue en 1991, dentro de dos años se van a cumplir treinta años de hacer discos, de charlar con periodistas (se ríe), de subirme a micros, de tomarme aviones... Y, obviamente, uno se para y mira dónde está. En muchos aspectos, me siento muy vital y muy joven; en otros, siento que tengo una experiencia que me la han dado los años y que es real. No me creo nada demasiado... ¿Con qué van a seducirme? Cuando era pendejo, venía un manager y me decía "Vamos a hacer esto, lo otro y no sé qué", y yo pensaba "qué groso, loco", pero después no pasaba nada de eso, o pasaba de otra manera. En ese sentido, tomo todo de una manera mucho más tranquila. A la vez, estoy en una etapa en la que comparto cosas con gente mucho más joven que yo y es increíble porque aprendo mucho. Hay mucho intercambio... Y en esta época ha surgido gente muy interesante. Antes, incluso tocando con músicos increíbles, a veces me costaba transmitir un concepto; ahora me resulta más fácil. Por ejemplo, puedo decir "che, vos te tocás todo en la guitarra, pero tratá de tocar esto re simple, son dos notas pero con onda". Ahora eso es parte de un sonido, todo se fue acomodando. Son cosas que con Dante tratábamos de explicar y hoy los pibes de 20 años tienen naturalmente ese vocabulario musical. Es re loco...

-Tal vez tiene que ver con que ahora, para la generación más joven, ustedes son esos faros de los que hablabas.

-También, sí. Ahora pueden conciliar en un escenario un rapero y un flaco haciendo una cosa indie, pasarla bien y ser amigos. Veo entre los pibes que sigo en redes sociales que hay como una interacción que entre nosotros por ahí existía, pero desde un lado mucho más raro. Hoy lo veo como mucho más natural. Y me gusta, me parece que es una batalla ganada. Eso, los festivales donde la gente pueda disfrutar... En los '90, nosotros nos subíamos a ciertos escenarios y nos tiraban piedras o botellas de vidrio. Ese tipo de evolución yo la aplaudo.

-En "Welcome" hablás de un regreso, probablemente de un viaje. ¿De Francia?

-Creo que hay algo de volver en todo el disco... (Canta) "Volver, con la frente marchita..." Puede ser volver a ser solista, volver a mis canciones, volver de una gira, volver a una relación... Eso también me pasó en el plano personal y está en la canción "Mil días". "¿Cómo la has pasado en estos mil días sin mi amor?", dice en un momento. Pero "Welcome", sí, tiene eso, y también un poco ciertas opiniones sobre estos tiempos.

-Ahí repetís que "hay caos en el aire" y cantás: "Es que un guerrero me dijo que algunos hombres lloran al ver lo que otros le hacen a la mujer / en vez de ir a la guerra contra sus propias mierdas / lastiman, violan y matan a la mujer".

-Creo que en la música hay que hablar de las cosas que uno siente. La canción ya tenía dos años cuando la temática "mujer" fue evolucionando un montón. Pero esa frase me pareció que estaba buena porque hablaba de los hombres, más que de las mujeres. No termino de entender cuando dicen que el hombre se manda esas cagadas porque es parte de un sistema de no sé qué. Para mí, el sistema tiene que ver con que muchas veces los hombres no saben... ser hombres, ocuparse de sus propios quilombos. Y muchas veces el blanco es la mujer. No sé si eso se dice mucho, pero yo sentí eso y quedó en esa canción.

-En la canción usás la figura del guerrero, que Spinetta tomaba de Castaneda en "Dale gracias" y que se puede ligar con la imaginería oriental de Illya Kuryaki. ¿Creés que ser hombre es ser un guerrero?

-Claro, lo que pasa es que las guerras internas de cada uno siempre tienen que estar bien direccionadas. Para ser un guerrero también tenés que avanzar, pero ese andar a veces puede ser más sensible, sabiendo que quien tenés al lado se merece el respeto y el cariño, sea una mujer o un hombre. Tiene que ver con intentar ser mejor persona, justamente en este caos en el que vivimos. A veces, cuando tocamos estos temas en el rock parece que nos pusiéramos en un lugar medio de evangelización y no es así, es simplemente darnos cuenta de que si no, la pasamos mal, de que hay quilombo.

-Hace un año, cuando publicaste "El hit", dijiste que estabas trabajando de a poco, sin la presión de hacer un disco. ¿Seguiste de ese modo hasta tener listo Xavier?

-Sí, nunca estuve en el estudio más de cuatro días seguidos. La tradición nuestra era de estar dos meses sin salir del estudio, dándole todos los días hasta tener el disco, pero no tenía esa energía ni esas ganas. Quería avanzarlo pero desde otro lado, de ir viviendo las canciones. Por eso también armé la banda y salí a tocar sin tener el disco, tenía ganas de eso. Porque, además, basarme en el sonido de la gente con la que estoy laburando también me inspira a hacer canciones.

-"En el aire" empieza como un reggae, algo inusual en vos.

-Me gustaría hacer un disco de reggae, es un género que me encanta. No todo el reggae, pero me encanta Bob Marley y esas cosas más dub...

-Lo que sí es más típico es que en las letras haya mucho sexo. En "La universidad de tus besos" incluso usás la palabra "orgasmo".

-Me encanta, porque es una palabra no muy usada. Me acuerdo de que una vez pusimos la palabra "pezón" y Dante dijo "no sé"; y yo le dije "está buena, vamos con todo". Fue un desafío poder hablar de sexo desde un lugar que esté bueno.

-Se nota cierta influencia de Marvin Gaye, en ese sentido.

-Re. De hecho, esa canción tenía una versión mucho más Marvin, con la conga clásica que usaba él, pero después hice esta versión más moderna. Aparte, rapeo bastante ahí... Es una de mis canciones preferidas del disco. Es rara, me gusta.

-De todos modos, las canciones donde hay sexo son distintas a las de antes.

-Sí, totalmente. Con los años me di cuenta de que soy medio romántico, me gusta mucho la música que tiene sexo incluido...

-Pero un sexo romántico.

-Sí, no es un sexo reggaetonero, es un sexo más de Sade -la cantante, no el Marqués-, más misterioso, más glamoroso, más místico. De "La universidad de tus besos" tenía el título hace mucho y se fue haciendo la letra. En este disco tenía un par de estribillos hace mucho tiempo y terminé encontrando toda la canción trabajando con Rafa y Didi Gutman.

-En el disco hay ideas y frases que se repiten: "peces", "mil días", "en el aire"...

-Lo de "en el aire" lo descubrí el otro día, no me había dado cuenta. Lo de los peces es una "mitología Horvilleur", ya están en "Abismo". Me encantan los peces, son animales de las profundidades. Pero sí, me gusta que haya como hilos conductores entre las canciones. Lo de los mil días también tiene que ver con lo que siento que llevó hacer este disco.

-Pero dijiste que tenía que ver con una relación que retomaste.

-Es el tiempo que no estuve con esa persona, sí. En realidad, no sé si fueron dos años o cuánto, pero me gusta lo de los mil días. De hecho, era otro nombre posible para el disco, pero apareció Xavier, por suerte.

-¿Los mil días que te llevó hacer el disco arrancaron con el parate de Kuryaki?

-Creo que desde que empezamos a ver la posibilidad de ponerle punto final a Kuryaki y a ese estilo de vida, porque cuando estamos en Kuryaki surgen cosas que son especiales. Es diferente a cuando somos solistas. Kuryaki es una banda de giras largas, de lugares grandes... Es una marca. Y Emmanuel Horvilleur o Dante Spinetta es como otro tipo de trabajo, de poner el lomo. Está buenísimo que así sea, pero es otra realidad. Hay gente que disfruta más nuestros discos solistas que Kuryaki, incluso, pero cuando una banda tiene esa cosa más legendaria, todo es distinto.


Las colaboraciones

Yo nunca perseguí el "feat"

"Como un pez", la canción que Horvilleur compuso y grabó con Usted Señálemelo, no fue la única colaboración reciente que firmó el cantante, porque participó en dos canciones ("Chica en Buenos Aires" y "Apaguen esa pista") del segundo disco de Meteoros. "A la vez, me junté con Lisandro Aristimuño e hicimos una canción que no está en el disco, hicimos dos cosas buenísimas con Vicentico, Didi (Gutman), Rafa (Arcaute) y Florián (Fernández Capello)...", explica. "Me abrí un poco a ver cómo es componer con otros. Acabo de terminar una canción que me encanta con Cirilo Fernández, de Fernández 4; hice una con Poncho; ahora está viniendo Jay De La Cueva (de Titán y Moderatto) a casa para componer para su disco solista... Me abrí a eso que es re disfrutable".

-Eso es casi lo contrario al featuring que hoy impera en la industria, donde se juntan nombres para acumular clicks.

-Eso tiene que ver con esta época en la que el marketing casi no se esconde. Si no, Pharrell haría temas con Kuryaki y no con... Porque, ¿cuáles son las bandas más funkeras de América latina? Pero tiene más que ver con "este tipo tiene esta cantidad de clicks". Ed Sheeran lo llamó a Paulo Londra, el artista argentino con más escuchas. Eso obedece a una cosa de la que me aburre hablar, prefiero hablar de lo que hago yo, que es una cosa más artesanal, y que tiene que ver con lo que soy y con mis posibilidades. Hay todo un mundo que tiene que ver con tipos que se encargan de generar algoritmos y hacer que artistas con un potencial fuerte para llegar a los jóvenes... lleguen a los jóvenes. A un pibe de 16 años no le va a aparecer el video de Emmanuel Horvilleur, porque es otra cosa, pero sí le va a aparecer cualquier video que tenga que ver con el uso que le dan los jóvenes a esto.