Días atrás, un artículo publicado en esta sección dialoga con un artículo anterior que había escrito sobre relaciones entre psicoanálisis y feminismos.

Problematizar ciertos temas, como por ejemplo el nombre de castración para la falta, y cómo resuena esto al momento de describir posiciones sexuadas, ha sido discutido por años, arribándose a queridos y articulados armados en distintas posiciones del arco conceptual. Continuando el diálogo entonces, en este complejo filo, quiero recordar un comentario frecuente entre feministas y que es: ¿Pero no les llama la atención tener que aclarar cada vez que el falo no es el pene?

Conocemos en nuestra práctica la importancia del valor de las palabras. Emplear el nombre castración y no falta, u otro término, no es inocuo. Distintos mensajes y mails que me han llegado, de analistas que cuentan y comparten su alivio al problematizar el término “castración”, y el lugar que tiene en la teoría psicoanalítica, permite leer que habría en esta última, en algunas de sus formulaciones, cierta violencia simbólica. En esa línea creí significativo discutir la noción de falo simbólico y compartir también, el interés que traen las apreciaciones de un autor contemporáneo, Thomas Laqueur, que a mi entender pudo investigar y escuchar una fantasía inconsciente por la que los genitales de la mujer eran leídos como versiones de calidad inferior que la de los hombres, fantasía que con variaciones, insistió a lo largo de más de 20 siglos. Es de interés también, el modo en que intenta separarlo de la conformación de una teoría, en este caso el psicoanálisis.

Se trajo a Butler a la discusion, y compartiendo que es una fuente de múltiples aportes, traería en esta ocasión alguno de los temas que trabaja en Universalidades en competencia (1). Allí, hablando de la falta constitutiva del sujeto en psicoanálisis, problematiza dicha falta entendiendo que tanto la visión lacaniana como la suya coincidirían en que dicha falta sea considerada interna a lo social --con toda la complejidad que esta afirmación trae aparejada-- siéndole necesario aclarar que su “desacuerdo aparecería respecto de si la castración o el tabú del incesto pueden o deberían funcionar como el nombre que designa estas distintas operaciones”. Decires que podemos incluir, entre otros, dado que en la producción de Lacan mismo ya encontramos otros recorridos posibles para reflexionar acerca de los nombres de la falta. Debates que los feminismos ponen sobre el tapete.

Elisa Ponieman es psicoanalista.

1. En Contingencia, hegemonía, universalidad. Fondo de cultura económica. 2003. Especialmente en el apartado: los rastros de la hegemonía.