Para ser un satélite geológicamente muerto, fosilizado, y --que se sepa-- nunca jamás habitado, a lo largo de más de un siglo el cine se ha ocupado de poblarlo profusamente, aun antes de que el hombre pisara por primera vez su superficie. A continuación, un repaso de algunas pocas de las muchas películas que se ocuparon de esa hipnótica luz que emana Selene, no muy distinta a la de un proyector que surca la noche de una sala de cine.

El viaje a la Luna (1902)

Un film pionero y fundacional no sólo del tema sino de la historia del cine. 117 años después de su creación, los doce minutos dirigidos, protagonizados y coloreados a manos por el francés Georges Méliès siguen siendo de una poesía ingenua irresistible. Tanto que la cara antropomorfizada de la Luna, en cuyo ojo derecho se estrella el cohete que lleva a seis astrónomos y aventureros (entre ellos el propio Méliès), sigue siendo al día de hoy de una vigencia icónica incontestable.


La mujer en la Luna (1929)

De un feminismo avant la lettre, esta vibrante aventura del genio alemán Fritz Lang fue profética en varios sentidos. La llamada “cuenta regresiva”, que va de diez a cero para el despegue del cohete, se utilizó aquí por primera vez y el propio Lang se atribuyó su invento, en la necesidad de crear suspenso con la situación. La plataforma vertical y móvil de lanzamiento, las cuchetas horizontales de la tripulación para hacer frente a la fuerza de gravedad durante el despegue, y la expulsión de distintos cuerpos del cohete durante su travesía anticiparon el diseño de posteriores naves orbitales multi-etapa. Estos detalles se atribuyen al consultor de la película, el físico alemán Hermann Oberth (1894-1989), uno de los padres fundadores de la astronáutica y los cohetes espaciales.


2001 Odisea del espacio (1968)

La obra maestra de Stanley Kubrick, basada en la novela de Arthur C.Clarke, es un viaje cósmico y metafísico que excede en mucho el tema del viaje a la Luna. Pero una de sus escenas más escalofriantes es aquella que transcurre en la base lunar, donde acaba de ser exhumado de las entrañas del satélite el misterioso monolito que en el comienzo había provocado la excitación de los antecesores del hombre en la Tierra. Seis astronautas (como en el film de Méliès) llegan al sitio de la excavación y se enfrentan a lo desconocido, a lo inexplicable. Mientras, en la banda de sonido, el Réquiem del húngaro György Ligeti va in crescendo hasta que el monolito, la Luna y la Tierra quedan perfectamente alineados, a la manera de un eclipse capaz de opacar el lugar del hombre en el universo.


Los primeros hombres en la Luna (1964)

Basada en la novela homónima de H.G.Wells, esta aventura naif dirigida por Nathan Juran imagina que ya hacia 1899 el hombre (y la mujer) habían viajado a la Luna. Y tiene el modesto encanto de los efectos especiales artesanales del maestro Ray Harryhausen, con los que la película da vida no sólo a unos belicosos selenitas sino también a todo tipo de monstruos agazapados en los cráteres lunares.


Apolo 13 (1995)

“Houston, estamos en problemas” es una de las frases más famosas de la historia del cine, pronunciada por Tom Hanks en la película de Ron Howard. No fue exactamente así como lo dijo el astronauta Jim Lovell a bordo de esa nave que nunca llegó a posarse sobre la superficie lunar y cuyos tripulantes tuvieron que conformarse con verla desde lejos. Pero desde John Ford en adelante se sabe que no se imprimen los hechos sino las leyendas. Y la leyenda del Apolo 13 fue uno de los fracasos más exitosos de la carrera espacial, en la medida en que Houston logró repatriar a la nave con sus hombres sanos y salvos. Esa hazaña prototípicamente estadounidense es la que narra la película, con algunos jugosos apuntes de época, como el hecho de que en abril de 1970, menos de un año después de que Neil Armstrong hubiera puesto sus pies sobre la Luna, a la televisión ya no le interesaba transmitir en directo el viaje… hasta que Lovell, Jack Swigert y Fred Haise estuvieron en problemas.


Los diamantes son eternos (1971)

Hasta James Bond estuvo en la Luna, o al menos en su réplica, en una escena que quizás ya se tomaba en solfa esa leyenda urbana que sigue insistiendo con que el alunizaje fue un fraude pergeñado entre la NASA y Stanley Kubrick. Curioso como siempre, Bond (en la penúltima encarnación de Sean Connery) se introduce en un campo de pruebas en el que unos astronautas están explorando lo que se supone es la superficie nuclear. Y cuando es descubierto, no tiene más remedio que subirse a un Moon Buggy y escapar a toda velocidad, arrasando con todo a su paso.


El primer hombre en la Luna (2018)

La aburrida hagiografía de Damien Chazelle, el director de La La Land, sobre el coraje, dedicación y sacrificio del astronauta Neil Armstrong hubiera pasado aún más inadvertida de lo que lo hizo si no hubiera sido porque Donald Trump se quejó porque omitía la recreación del momento en el que se plantó la bandera de los Estados Unidos sobre la superficie lunar y tampoco estuviera la llamada al entonces presidente Richard Nixon.