* En cada trabajito que empezaba tarde o temprano descubrían mi alma. Me sorprendían oyendo temas en un disquería en vez de hacer bancos; letras de canciones en mi escritorio en vez de cartas a los proveedores y una guitarra en el casillero. Así fui despedido de uno en uno. Mi madre, casi llorando, me interrogaba acerca de que me pasaba y mi padre sermoneándome me retaba pensando en otra cosa. Ella se angustiaba de no poder concederme una beca o un estudio donde desaguar mi amor por la música -Tenés que trabajar decía mi padre indiferente,ronco, pero amargado al fin. -No se que te pasa, repetía obstinadamente mi madre. Tomaba Trapax para amenguar la pena existencial de no entenderme. Mi padre huía hacia el club. Así que una tarde me fui a vivir a una pensión para no humillarlos más. Sufrían por su pobreza. Empezé mi nueva vida de bohemia y de no tener que levantarme temprano para el yugo. Con que me alcanzara para pagar la renta  estaba bien. En el fondo de un gabán encontré cuatro cheques en blanco de un trabajo reciente y los presenté por una suma que me parecía sideral. El desfalco prosperó y huí con el botín. Al tiempo con el corazón en la boca me enteré que la empresa había quebrado por manejos espúreos. Fue mi primer fraude. Luego, con  la música vinieron  otros, más cordiales, disimulados y hasta festejados.  Ni se notaron. Solo yo los conozco.

* Poseía yo por ese entonces una cierta reputación como autor de canciones. En la esquina donde me había aposentado  había una  parada de putas. El kiosco siempre abierto me permitía correr hacia allí en esas horas nocturnales donde suele faltar el cigarrillo o la bebida. De tanto ir terminaron conociéndome y me saludaban. Siempre les conviene tener buen trato con el vecindario. Fuera que las prostitutas jamás me interesaron estaba yo distraído en mi mundo y no me permitía ningún juego erótico que no sea el de mi novia de la vuelta. No se trataba de fidelidad era no perder el tiempo. Una noche una de ellas, las mas veterana me llamó -Tengo que pedirte un favor, lindo. Me anotició entonces que para protegerse de la policía debían llevar un certificado extendido por el "patrón" que  las acreditara como empleadas de alguna empresa fantasma. Les dije que le iba a confeccionar a todas  ellas, unas cuatro, los avales truchos que necesitaban. Me aboqué a la tarea y tomando el logo de algunas empresas de Buenos Aires y con  la dactilográfica, inventar una calle, una redacción acorde y una firma distinta debajo. Lo hice y se los llevé el otro día en un  sobre. Quedaron agradecidas al punto de ofrecerse como devolución de gentilezas. -No , no hace falta, no preciso. Pero el diablo que es indigno con  las buenas acciones metió la cola. A los dos días se presentaron en mi departamento y hube de echarlas discretamente. En ese instante pasó mi madre que veía de un  cumpleaños familiar y se detuvo en un taxi a saludarme. También convergió en ese momento mi noviecita de la vuelta.-Créanme, les susurré a  las putas, me gustan los hombres. Y se alejaron sorprendidas. Mi mamá siguió de largo en la creencia que andaba yo en fulerías. Mi novia pegó la vuelta ofendida. Y yo me quedé solo fumando. Subí e intente escribir una canción sobre el asunto pero solo me salieron pavadas.

* En el Facebook me aparece el cartelito "Personas que quizás conozcas".Y son casi siempre damas. En blanco y negro tocando el bajo. Una indy, el cuero cabelludo como un sioux. Otra fumando con campera de cuero. Otra semidesnuda con un perrito en brazos. Otra en pose de araña sobre un  mármol. Otra caminando de espaldas en un camino de hojas. Otra vestida de escolar. Amigos comunes: 2 o 3 suficientes para mandarles eso de "amistad". De pronto en el mar de la navegación a teclas me responde una que reconozco, más achacada y diez años menos que los míos. Está viviendo fuera y luce  irreconocible. Está sentada meditado frente a un piano. Confiesa que nunca se casó, que ama la música, que simpatiza con la Trova y que estuvo en alta mar oyéndonos. Descubro a una fanática, descubro a una impostora, descubro a una fea persona. Es la misma que me auguró fracaso, ruina y caída al abismo por el tenor de mis composiciones. No está mal criticar, pero ella dijo de mi y frente a un café que era indeseable, que era horrible y que mis canciones le resultaban depresivas-no no es una trivia para adivinar-.Algo de cierto tenés, le comento por privado recordándole sus augurios. Pide perdón y le agradezco. Acto seguido la saludo-de hecho le confieso estar en Francia- alegando un vuelo a Namibia, Africa, donde estaré invitado a un concertó en la jungla junto a Peter Gabriel. Como sigue siendo tan pelotuda como siempre me lo cree-Te haré llegar las fotos cuando ocurra.-Dale, contesta. El rencor no existe cuando la víctima es idiota, pienso con arrogancia, altanería y me despido para siempre de ella y de mi pasado

 

* Quien suscribe fue cantor y guitarrero a temprana edad por imposición del atractivo del poder  y anexos .Los incisos derivan de la facilidad y el privilegio que otorga tocar un instrumento .En las fiestas patrias era convocado y resguardado de malas notas, con horas de clase libres debido a que el artista debía ensayar y estar concentrado . Su uso y abuso terminó cuando la maestra de música nos sorprendió jugando  a las escondidas en vez de ensayar o subidos a la parra del fondo. Levemente amonestados proseguimos en la carrera de ascenso que otorga el estrellato. Y el debut fue en un día patrio con mucho nervio y frío. En el fondo del patio escondido detrás de un gigantón padre de uno de los pibes estaba mi viejo, quieto como una laucha anhelante. Por dentro tuve un  remozo de pudor pero enseguida me apiadé de él: era la primera vez en su vida, ya sea como alumno o padre del triunfador, que pisaba una escuela. Canté para él pero nunca se lo dije.

 

* En algún momento fuimos jovencitos, implumes y ganadores del podio de las millones de metros hasta que al fin llegamos y formamos nuestra cultura de rock, basada en la copia, el revoleo de ideas y la compostura para no seguir huellas ajenas. Así, lanzamos el globo de ensayo, justamente en los ensayos, y se fue formando la Trova. En ello estábamos y tocábamos en ciertos lugares. Los desprevenidos oían lo que podían desde un sonido exangue y ya hasta teníamos seguidoras. Quiso la casualidad que en un clubcito de barrio donde dimos en recital se apareciera mi viejo de incógnito, fiel a su estilo y que ese día algunas chicas teatralmente fanatizadas nos pidieran una ropa, un beso o algo desde abajo del escenario . Nos reímos y accedimos .Eran amigas del cortejo amoroso que a veces culminaba en algo. Nos divertía a todos jugar de estrella. Todo esto visto por mi padre con su lupa simple de no advertir la escena, fue un relato que lo marcó para siempre -Este-por mi-no sabés el arrastre que tiene  con las mujeres,decía ante algún casual interlocutor ¡Se le tiran al piso , le piden que se desnude! contaba satisfecho de su hijo macho y estrella ascendente del pop. Yo lo desmentía aduciendo que era un juego -Que juego..¡Eso es  fuego!...estaban regaladas...vas a ver cuando te falten como las vas a extrañar, sentenciaba. Este recuerdo viene  a mi justo después de tocar con mis compañeros de ruta sesentones.  Ahora ya no hay teatro ni guiones de juegos eróticos: una fila mas o menos decente en número nos suele esperar para abrazarnos fraternalmente y que le firmemos algún disco. No hay flirt ni deseo ni lecho ni besos en la boca. Pienso en mi viejo y le admiro la visión de futuro que pronosticó y que yo descalifiqué en su momento por pecado de juventud.

 

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