El falso abogado Marcelo Sebastián D'Alessio declaró ante el juez Julián Ercolini. La sorpresiva declaración de D'Alessio tuvo por objetivo mostrarse como una supuesta víctima de sectores poderosos de los servicios de inteligencia e intentar desligar al fiscal Carlos Stornelli de las extorsiones y el espionaje ilegal. Días antes de la feria judicial, aseguró que le ofrecieron un cargo como director de Investigaciones Complejas de la AFI a cambio de “un trabajo ad referendum”: sacarle información al empresario agropecuario Pedro Etchebest. Además, en un total alineamiento con el fiscal rebelde Stornelli, dijo que la investigación de Dolores es un complot contra la causa de las fotocopias de los cuadernos.

El operador judicial aseguró ante la Justicia que trabajaba para la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y señaló a Pablo Pianamonti, un alto directivo de la ex SIDE, como la persona para la que trabajaba, bajo la promesa de otorgarle un cargo dentro de la Agencia. Según dijo, fue víctima de una maniobra en su contra por parte de un sector de la AFI. Además, D'Alessio se encargó de defender a Stornelli durante toda su declaración. Afirmó que su teléfono fue hackeado y que algunos de los mensajes que cruzó con el fiscal en rebeldía fueron alterados y otros armados con imitadores de voces.

D'Alessio hizo esas afirmaciones durante una extensa declaración brindada ante el juez federal Ercolini, quien instruye un expediente abierto por una denuncia que presentó el propio Stornelli, en la que acusa al falso abogado de utilizar su nombre para “extorsionar”. Esa denuncia fue hecha por el fiscal recién cinco días después de estallado el escándalo por espionaje ilegal, con el objetivo de despegarse de los hechos delictivos en los que quedó involucrado.

El falso abogado sorprendió con su jugada la semana pasada cuando, días antes del inicio de la feria judicial, pidió declarar en Comodoro Py. Específicamente se encargó de desligar al fiscal de las fotocopias de los cuadernos. En su declaración, en la que se limitó sólo a responder lo que le fue preguntado, D'Alessio se puso en absoluta sintonía con la versión de Stornelli -quien dice ser víctima de un complot para derrumbar la causa de las fotocopias- y lo defendió a rajatabla: "Luego de todo el análisis que realicé, todo lo que pasó tiene que estar coordinado por más de una persona por el fin que se buscaba, que era atacar a Carlos Stornelli y a la causa de los cuadernos”, afirmó.

El falso abogado -cuya situación judicial está muy comprometida, con varios procesamientos en su haber- desvinculó al fiscal de todos los casos en los que está imputado. “Quiero dejar en claro que el Dr. Carlos Stornelli jamás tuvo una conversación vinculada a una solicitud de datos, dineraria o de cualquier tipo de actitud espuria para conmigo, para que pida a terceras personas”, declaró. Y puntualizó que Stornelli “jamás conoció como tal al señor Pedro Etchebest, tampoco tuvo una conversación vinculada a una solicitud de datos, dinero o cualquier tipo de actitud espuria conmigo”.

Cuando se le preguntó por la reunión en Pinamar de la que participaron Stornelli y Etchebest, dijo que se trató de un encuentro en el que le consultó al fiscal por unos “trabajos periodísticos” y por un libro que estaba escribiendo. Quien decía ser agente de la DEA también buscó limpiar a Stornelli de la presunta extorsión a la ex pareja del fiscal, el piloto peruano Jorge Christian Castañón. En su declaración afirmó que “no conocía la situación de la pareja de Stornelli” y dijo que “él jamás” le pidió información referida al marido de su ex mujer. Y, según D'Alessio, “todos los WhatsApp donde se menciona que le voy a poner droga a alguien nunca existieron”. Esos mensajes existen y están efectivamente en poder del juzgado de Dolores. La coartada de D'Alessio fue decir que son falsos y que fueron introducidos en su teléfono celular por terceros.

Además, negó maniobras del fiscal en rebeldía contra José Manuel Ubeira. Se trata del abogado del ex directivo de Yacyretá Oscar Thomas, quien está imputado en la causa por las fotocopias de los cuadernos. “Stornelli en ninguna circunstancia, ni en su fiscalía, ni en Pinamar, ni por escrito, me solicitó -como vi en los medios- que realizara una cámara oculta a un abogado que yo no conozco ni él me conoce. Yo no me dedico a eso”, afirmó. Sin embargo, esos mensajes también forman parte del expediente.

A partir de numerosos chats que cruzaron D'Alessio y Stornelli se sospecha que había un intercambio de información entre ambos. De esas conversaciones se desprende que D'Alessio le hacía saber a Stornelli sobre tareas de espionaje y "aprietes" con fines judiciales. Pero, según la versión del falso abogado, su teléfono fue intervenido por un sector de los servicios de inteligencia que buscaron hacerle una cama. En la indagatoria relató que estaba de vacaciones cuando recibió un llamado del ex comisario --también detenido-- Ricardo Bogoliuk, para ofrecerle un cargo en la AFI a cambio de “un trabajo”. Ese trabajo habría sido sacarle información al empresario agropecuario Pedro Etchebest. "Está lo de tu nombramiento como director de Investigaciones Complejas de la AFI pero piden que hagas un trabajo ad referéndum de tu nombramiento", le habría dicho Bologiuk por teléfono el 27 de diciembre de 2018, según declaró. Precisamente, fue Etchebest el que inició la denuncia en Dolores contra D'Alessio, a quien acusó de haberle pedido dinero a cambio de no involucrarlo en la causa de los cuadernos. Estos hechos fueron registrados en videos y fotos, pruebas incorporadas a la causa que lleva el juez Alejo Ramos Padilla.

Pero para D'Alessio todas las pruebas en su contra son falsas. En su insólita versión de los hechos, afirmó que Etchebest y Bogoliuk encabezaron un complot en su contra junto con otras 20 personas.

Como parte de su declaración -por momentos desopilante- para buscar justificar la supuesta cama que dice que le habrían hecho desde la AFI, D'Alessio dijo que cuando estaba de vacaciones en México detectó un ingreso irregular a su cuenta de Icloud mediante el cual se crearon en sus equipos documentos que no existían. Y dijo que las conversaciones de texto y audio de WhatsApp también fueron adulteradas con un sistema complejo: “Los programas para alterar mensajes, husos horarios o el día, valen entre 15 mil y 25 mil dólares. Tienen una complejidad que la persona que lo utilice debería tener conocimientos específicos”. Ante el juez Ercolini y la fiscal Alejandra Mángano, agregó que “en el caso de las voces, se utiliza el ‘voice arreiger system’, que son sistemas bélicos que sirven para emular voces. Si se tienen 400 palabras grabadas, el nivel de aproximación a la voz real es del 98 por ciento. Dicho programa de base cuesta 35 mil dólares”.

La sorpresiva declaración de D'Alessio tuvo por objetivo mostrarse como una supuesta víctima de sectores poderosos de los servicios de inteligencia y desligar al fiscal Stornelli de las extorsiones y el espionaje ilegal. Algunos en tribunales no descartan que la indagatoria haya sido una maniobra más para llevar la causa a Comodoro Py. La Cámara de Mar del Plata mantuvo la competencia de Ramos Padilla pero de manera provisoria. En caso de quedar involucrada formalmente la AFI, podría considerarse que los hechos que se investigan ocurrieron en territorio porteño, lo que podría empujar el expediente a Retiro, objetivo que comparten Stornelli y D'Alessio desde el inicio de la investigación.