Ante un nuevo aniversario de la Noche de los Bastones Largos, instituciones, agrupaciones y distintos actores de la comunidad universitaria recordaron aquella fatídica noche del 29 de julio de 1966 en que la policía de la dictadura de Juan Carlos Onganía reprimió a docentes, estudiantes y autoridades de la UBA.

"A 53 años de estos hechos, decidimos recordarlos para tener siempre presentes los efectos que el desprecio y el abandono de la ciencia y la educación superior tienen sobre el presente y el futuro de una Nación", señaló en un comunicado la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

En la misma línea, el consejo directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales advirtió sobre las consecuencias del recorte presupuestario que sufren los sistemas científico y universitario: "No solo a palazos se puede destruir la ciencia y la tecnología".

La federación docente Conadu Histórica apuntó que "el verdadero trasfondo de esa oleada represiva fue la pretensión de desterrar la autonomía universitaria del poder político consagrada en la Reforma, y redireccionar así los contenidos de la enseñanza y la investigación científica para colocarlos al servicio de los intereses de turno. Este episodio repudiable fue la génesis de la decadencia académica y cultural de la universidad en nuestro país, y de la llamada fuga de cerebros".