Cada día hábil, 310 chicos que fueron llevados a vacunarse no pudieron hacerlo. Son casi 75 mil en el año. La cifra representa la población que debió haberse vacunado y lo intentó, pero hubo barreras que se lo impidieron. Es uno de los datos salientes del Informe de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) que presentó la Fundación Bunge y Born (FBB). El documento advierte también que en 2018 se aplicaron 1.084.279 dosis menos de vacunas que en 2017. Una de las conclusiones de los datos es que la disminución en la cantidad de dosis aplicadas plantea que con el tiempo habrá un aumento susceptible en enfermedades inmunosuprimibles. "Tenemos un calendario de vacunación al nivel de Estados Unidos o de Europa. Aquí el problema es el acceso”, aseguró el doctor Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y uno de los autores del informe.
--¿Qué barreras hay? --le preguntó Página/12 al especialista.
--En primer lugar, la mayor barrera que encontraron las personas para vacunarse fue que cuando fueron al lugar (al vacunatorio, al hospital) no había vacunas. El 73 % de las personas no encontró la vacuna que necesitaba --explicó López, líder del proyecto “Observatorio de la Salud del Niño y el Adolescente” de la FBB. Y puso de relieve que una de las conclusiones del informe es que la cobertura en la Argentina es "sub óptima".
Y amplió: "Sólo con comprar las vacunas el Estado no garantiza que llegue a las personas que la necesitan. Las compras tienen que hacerse en tiempo y forma, ¡y cantidad!, adecuadas. Hay que prever que algunas dosis no podrán aplicarse (por roturas, porque no fueron bien almacenadas, por distintas causas). Luego hay que hacer una distribución que cubra todo el territorio."
En cuanto a las barreras de acceso, el estudio identifica y cuantifica las de mayor influencia: accesibilidad a centros de vacunación, amplitud en cuanto a días de atención y horarios de vacunatorios, distribución de las vacunas, entre otros. El relevamiento, hasta el momento, arrojó que un 13% (entre un 11% y un 14% de la población, de acuerdo con las consultas) no logró vacunarse o vacunar a los menores que tenía a su cargo, la última vez que intentó hacerlo. Esta proporción es equivalente entre los hogares con y sin menores a cargo. Entre ellos, el faltante de vacunas aparece como el principal motivo, con mayor intensidad entre quienes tienen menores a cargo.
El efecto rebaño
“Si extrapolamos la encuesta a toda la población, teniendo en cuenta que en 2018 nacieron 728.000 niños en el país, podemos decir que hay 310 chicos por día hábil que quisieron ser vacunados y no pudieron”, aseguró López, y resaltó: “La vacunación es un indicador social de las políticas de Estado. Al mantener las barreras de acceso, se acentúan las desigualdades sociales”. "Si no hay un acceso fluido a las vacunas, no se logra el beneficio del efecto rebaño", insistió.
El efecto rebaño o inmunidad de grupo es un concepto que describe un tipo de inmunidad que se produce cuando al vacunar a una parte de la población se proporciona protección indirecta a los individuos no vacunados. En las enfermedades que se transmiten de persona a persona, es más difícil mantener una cadena de infección cuando una gran parte de la población es inmune. Cuanta mayor es la proporción de individuos inmunes, menor es la probabilidad de que una persona susceptible entre en contacto con un individuo infectado.
--¿Cómo funciona el efecto rebaño?
--Por ejemplo, los bebés de tres meses no pueden ser vacunados contra el sarampión, pero si los nenes más grandes y los adultos que están en contacto con él están vacunados, está más protegido frente a la posibilidad de contagio, porque se corta la cadena de propagación de los virus. Por eso (entre otras cosas), la vacunación debe estar en la órbita de la salud pública, no es sólo una decisión individual.
Como resultado preliminar del trabajo se desprende que mientras la opinión sobre las vacunas es la principal problemática de los países desarrollados, en Argentina el principal riesgo son las barreras de acceso.
"Los vacunatorios públicos atienden en 'horario de oficina' y están cerrados los fines de semana y los feriados. Entonces la gente de menores recursos encuentra una gran barrera para acceder a la vacunación. En cambio, la gente con más recursos, acude a los vacunatorios privados, que están abiertos hasta las 20, por ejemplo. Esta situación no es nueva, los horarios no cambiaron, pero está entre los mayores obstáculos para conseguir una óptima cobertura en inmunidad en todo el país", aseguró el médico.
La confianza en las vacunas
Los indicadores de la percepción de la población encuestada en relación con las vacunas arrojan una elevada confianza: un 96% de las personas considera que las vacunas son seguras y efectivas (entre un 93% como rango menor y un 98% de mayor rango de acuerdo a las preguntas). "En la Argentina hay un altísimo porcentaje de confianza en las vacunas, los grupos antivacunas no tienen gran preponderancia, aunque se observa que va en aumento", aseguró López.
Sobre este aspecto, el ICAV consigna que "se observa un incremento en la aparición de discursos de grupos antivacunas, y el índice internacional de confianza en las vacunas muestra que alrededor de un 2% de la población de nuestro país alega estar en desacuerdo con las vacunas, porque no las considera efectivas o incluso seguras. La gravedad de la situación llevó a la OMS a declarar la reticencia a las vacunas como una de las diez amenazas globales a la salud mundial". Y como ejemplo de la peligrosidad de la prédica de estos grupos, en el informe se expusieron algunos datos: en Francia, el 32% de la población cree que las vacunas no son seguras y hubo el año pasado en Europa 80 casos de sarampión (28 de esos enfermos murieron) pese a que es una enfermedad ampliamente controlable (en su difusión y en su gravedad) con la vacunación.