Desde Quito

La serena ciudad de Quito volvió a su estado habitual luego de una intensa última semana de campaña que contó el miércoles, al sur de la capital, con dos eventos antagónicos: Por un lado, el masivo acto de Lenín Moreno, candidato a presidente por la oficialista Alianza PAIS, y por el otro, la importante concentración que lideró Guillermo Lasso, el opositor mejor posicionado de cara a las elecciones del domingo. La misma escena se repitió el jueves, último día de la campaña, en Guayaquil. A treinta cuadras de distancia entre ambos escenarios, Moreno llamó a “no tirar al tacho de basura lo que se ha hecho en estos años”, mientras que Lasso pidió “confiar en el gobierno del cambio, que respetará la estabilidad laboral y creará un millón de empleos”.

PAIS no llega a los comicios de la misma manera que en 2009 y 2013 cuando el presidente, Rafael Correa, obtuvo el 52 y 57 por ciento de los votos, respectivamente. El desgaste lógico de diez años de gobierno, una situación de estancamiento económico en los últimos dos años y un estilo de confrontación desde el Poder Ejecutivo con distintos poderes fácticos llevan a que un sector considerable de la sociedad, entre los que se encuentran muchos de quienes valoran de manera positiva la gestión oficial, demanden un cambio, al menos, de estilo.

  “Sabemos que falta mucho, pero también sabemos que nunca se ha hecho tanto”, contesta Correa. Desde 2007 más de un millón de personas salieron de la pobreza; la desigualdad se redujo de manera considerable según el índice de GINI; el desempleo llegó a mínimos históricos –3,8% en diciembre de 2014–; la inversión en educación y salud se multiplicó por cuatro y la Asamblea Nacional legisló para evitar oligopolios o posiciones dominantes en el sistema bancario, responsable de la crisis de 1999, con características muy similares a la de Argentina de 2001.

“El gobierno de la Revolución Ciudadana se ocupó de satisfacer, principalmente, las necesidades básicas porque no hubo un gobierno anterior que las haya suplido. Se ha dado un cambio histórico, salimos del status quo y rompimos las cadenas de la exclusión en un período de igualdad de oportunidades”, aseguró Consuelo Hidalgo, comunicadora social, ex secretaria nacional de comunicación de Alianza PAIS y actual asesora del gobierno.

Moreno, Licenciado en Administración Pública y vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013, expresó en el debate presidencial del 5 de febrero que “Ecuador estaba devastado hace diez años. Las instituciones eran de las élites y se repartían el poder entre ellas. Eso cambió en este gobierno”. Además, advirtió que no va a recortar el gasto social ni a despedir a ningún empleado público con la idea de optimizar el Estado en un mensaje dirigido hacia los candidatos más fuertes de la oposición que prometen bajar el gasto público.

Sin embargo, tanto el banquero Lasso como la abogada Cynthia Viteri –tercera en intención de voto– afirmaron que los ecuatorianos no van a perder nada de lo que ya tienen y que el “cambio” va a mejorar sus condiciones de vida. “Cambio positivo” fue el lema del Partido Social Cristiano de Viteri y “Vamos por el cambio” el de Lasso, quien siempre agregó como slogan su propuesta estrella que consiste en la creación de un millón de empleos en cuatro años de gobierno.

Más allá de que sea muy poco probable la concreción de su propuesta principal, la repitió constantemente y tuvo gran llegada a la ciudadanía. Al igual que su intención de reducir 14 impuestos “para que ese dinero quede en el bolsillo de los ecuatorianos y se abaraten los productos”.

Ese fue un problema central en la campaña del oficialismo: PAIS no logró transmitir con claridad sus principales propuestas. Recién en los últimos diez días de los 44 de campaña, Moreno desarrolló con mayor solidez los ejes de su próximo gobierno, que consistirán en la erradicación de la desnutrición infantil a través de la puesta en marcha de la Misión Ternura; la construcción de 325 mil viviendas para los sectores más vulnerables; la reducción del IVA del 14 al 12 por ciento; el aumento del bono de desarrollo humano –de parecidas características a la Asignación Universal por Hijo– y la generación de nuevas líneas de créditos de hasta 15 mil dólares para jóvenes emprendedores.

Asimismo, PAIS no contó con un lema claro, a diferencia de la candidatura de Lasso y Viteri. “El futuro es ahora”, “el verdadero cambio” y “la década ganada” fueron algunos de los slogans; no obstante, más que complementarse puede que hayan contribuido a la desorientación.

A pesar de las fallas, el oficialismo tiene posibilidades de vencer en la primera vuelta electoral. Para eso necesita un 40% y una diferencia de diez puntos con el segundo, o superar el 50%. El 8 de febrero fue el último día habilitado por el Consejo Nacional Electoral para que las encuestadoras difundieran sus sondeos. Las seis que publicaron dieron como ganador a Moreno: tres de ellas lo posicionaron con una intención de entre el 32,3 y el 35 por ciento; dos estimaron que obtendrá un 25,6 y un 28,5 y una sola lo dio vencedor en primera vuelta con un 43,3%. Sin embargo, si los indecisos, que se encuentran en alrededor de un 25%, votan en blanco o impugnan se elevaría el porcentaje de todos los candidatos, ya que solo se cuentan los votos válidos. Fuentes del gobierno aseguraron a        PáginaI12 que, según los números que manejan, Moreno obtendría entre un 38 y un 42 por ciento contabilizando los votos válidos, como se efectuará en la elección. A 100 años de la Revolución Socialista Rusa, Lenín podría volver al poder. Podría haber vuelto con Marx también, ya que uno de los nombres que sonó como su posible compañero de fórmula fue el del ex ministro de Trabajo y miembro de la dirección nacional de Alianza PAIS, Carlos Marx Carrasco. Pero en este caso volvería acompañado de Jorge Glas, quien además es el actual vicepresidente de la República.