La selección argentina de básquetbol cumplió con la premisa que se planteó para los Juegos Panamericanos de Lima: logró la medalla dorada tras 24 años y afinó la máquina pensando en el gran desafío del año, que es el Mundial de China a fin de mes, donde además estarán en disputa dos plazas para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

El balance indica que en cinco partidos en cinco días ante rivales de una jerarquía bastante inferior a la que se encontrará en Oriente, el conjunto dirigido por Sergio Hernández venció en tres partidos con absoluta autoridad --el debut ante Uruguay, la semifinal ante los universitarios estadounidenses y la final ante Puerto Rico--, ganó otro en base al carácter ante República Dominicana jugando bastante mal, y perdió con una imagen muy pobre ante México en un duelo que no tenía relevancia para la clasificación final.

Más allá del oro colgado en el pecho, el paso de Argentina por Lima comprobó algunas certezas y dejó algunos focos a mejorar para China. El “rejuvenecimiento” de Luis Scola es una realidad, y el capitán seguirá aportando desde el juego y no sólo desde lo grupal. Sus 28 puntos y nueve rebotes en la victoria por 84-66 sobre Puerto Rico en la final son la mejor prueba de ello. En su primera experiencia en unos Panamericanos, el ala pivot le puso el valor justo a la conquista, en medio de la preparación para el Mundial. “Todo puede ayudarte y también lastimarte pensando en el Mundial. Afrontamos los Panamericanos con el afán de ganarlos. Sabíamos que eran parte también de la preparación para China. Queríamos la de oro y en eso estamos ahora, en disfrutarlo y festejarlo”, explicó el capitán.

La otra gran certeza es la personalidad y la jerarquía de Facundo Campazzo, indispensable para hacer jugar al resto de sus compañeros y darle el carácter necesario para competir al equipo. El base fue de menos a más y apareció en los momentos importantes para liderar a los suyos. No por casualidad, en la derrota ante México no estuvo presente, al igual que Scola, porque Hernández prefirió darle descanso. Con el jugador del Real Madrid en el campo, Argentina defiende mejor gracias a su intensidad en la primera línea y también ataca con mayor criterio porque siempre encuentra el pase para que sus compañeros reciban con ventaja. “Es un mérito muy grande de Sergio, que nos deja jugar como lo hacemos en los clubes y nos deja jugar con una sonrisa en la cara. Cuando jugás feliz es cuando jugás mejor. Eso le gusta a la gente, se siente identificada y a nosotros nos hace mejores”, aseguró el ex armador de Peñarol sobre la manera de jugar de la Selección.

Otros puntos altos en Lima fueron las actuaciones de Patricio Garino, fundamental para la estructura defensiva, y Gabriel Deck, el mejor anotador del equipo. Un poco más irregular resultó lo de Nicolás Laprovittola, que se destacó ante Estados Unidos, pero estuvo lejos del nivel que muestra en la Liga de España y que le valió ser distinguido como el jugador más valioso de la competición. La rotación habitual que usó Hernández incluyó además a Nicolás Brussino, Marcos Delía y Luca Vildoza, un mensaje que se puede ver pensando en China. Con ocho jugadores prioritarios, es poco probable que Máximo Fjellerup, Lucio Redivo, Agustín Cáffaro y Tayavek Gallizzi tengan minutos de calidad durante el Mundial, salvo que ocurra algo extraordinario con los nombres principales. El problema de una rotación tan corta en un torneo exigente y con partidos consecutivos un desgaste excesivo de los hombres claves, pero es un riesgo que Hernández está dispuesto a asumir.

Un déficit claro que dejó Lima y que seguramente se puede potenciar ante rivales de mayor peso y talla durante el Mundial es el rebote defensivo, aspecto que le trajo problemas a Argentina. Mayor compromiso de los perimetrales y buenos bloqueos serán claves para evitar problemas ante las potencias. Otro déficit defensivo a corregir es cuando Delía no está en el campo. Sin un pivot suplente, cuando Scola asume ese rol con aleros altos, Argentina se torna endeble en la pintura, riesgo que ante equipos poderosos sería casi suicida. Lo positivo es que Hernández ya pudo tomar nota de esos problemas y tiene más de 20 días para intentar minimizarlos.

Mundial y Preolímpico en simultáneo

Con el nuevo cronograma internacional de la FIBA, ya no existen los Preolímpicos continentales, por lo que el Mundial de China resulta la primera oportunidad para asegurar una plaza para Tokio 2020. Con Japón clasificado, el certamen entregará siete lugares, dos de los cuales serán para equipos americanos. Por eso, Argentina necesita estar entre los dos mejores equipos del continente para lograr uno de esos boletos. Si bien va con un equipo con muchas bajas, Estados Unidos es claro favorito para ser el mejor americano clasificado, por lo que el segundo boleto se lo disputarían Argentina, Canadá --también sufre muchas bajas--, Brasil, Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico, estos dos últimos con nombres más importantes que los que presentaron en los Panamericanos. En caso de no conseguir la plaza, habrá que buscarla en un Preolímpico que tendrá a 24 equipos de todo el mundo y repartirá sólo cuatro boletos.