desde Santa Fe

£Una inspección judicial aportó esta semana más pruebas en el juicio por la masacre de Ituzaingó y Las Heras el 19 de enero de 1977 que les costó la vida a cinco personas. Tres testigos directos señalaron a los jueces del Tribunal Oral de Santa Fe los lugares donde vieron los hechos que relataron en la sala de audiencias: el ex diputado Jorge Giorgetti adentro y afuera del edificio donde vivía en el tercer piso con su esposa y su hijo Matías de ocho meses; el profesor Oscar Ramayo en las inmediaciones de su negocio de gomería a una cuadra y el arquitecto Julio Ernesto Arroyo en el patio y la terraza de su casa que fue copada por la fuerza de tareas de la dictadura.

El Tribunal juzga a diez imputados -tres militares y siete policías- por el supuesto "homicidio calificado" de cuatro militantes montoneros: Jorge Piotti, su pareja Ileana Gómez y los compañeros de ambos Osvaldo Ziccardi y Carlos Guido Frigerio. La quinta víctima fue una docente  jubilada Elina Carlen, quien vivía con su hija Graciela Carlen -que sobrevivió- en un departamento del primer piso, enfrente de los Piotti.

Durante más de una hora, el presidente del Tribunal Luciano Lauría y los jueces Otmar Paulucci y Mario Gambacorta, el fiscal Martín Suárez Faisal, las abogadas querellantes Lucila Puyol y Soledad Sánchez Jeanney y sus colegas de la defensa escucharon los relatos de Giorgetti, Ramayo y Arroyo y los acompañaron en sus recorridos.

Eduardo Seval
Los jueces llegando a la inspección judicial de esta semana.

Con Giorgetti subieron hasta la terraza del edificio. Y Ramayo les mostró dónde vio a los dos militantes acribillados afuera: Piotti en calle Ituzaingó a unos 70 metros de la esquina y Gómez en la vereda de enfrente por Las Heras. Los dos, Giorgetti y Ramayo, señalaron exactamente el mismo lugar donde cayó la Negra, como le decían a Ileana. "Salió con las manos como tomándose la nuca y la cabeza, cuando cruzó la calle levantó los brazos y gritó algo. Estaba rodeada, así que la balearon en la calle", dijo Ramayo, que vio la escena desde la esquina de Las Heras y Gobernador Candioti, a una cuadra.

El tercer testigo, el arquitecto Arroyo, abrió sus puertas para que el Tribunal verifique que desde el techo de su casa -donde operaba la patota- hay una visión directa y muy cercana (de unos diez metros) del contrafrente del edificio de Ituzaingó y Las Heras. Una de esas ventanas del primer piso que da el este es la que intentó cerrar la señora de Carlen, cuando un balazo le destrozó el cuello, según relató su hija Graciela. Hasta esa terraza escalaron el juez Gambacorta, el fiscal Suárez Faisal, el secretario de la Unidad de Derechos Humanos Nicolás Sacco, la doctora Puyol y el dueño de casa. Y lo hicieron en una escalera móvil que transportó la propia abogada de Hijos con la ayuda de su compañera Valera Silva.

La inspección del martes fue la segunda al edificio de Ituzaingó y Las Heras. Ya el mismo Tribunal pero integrado por los jueces Ricardo Moisés Vázquez, Omar Digerónimo y Beatriz Caballero de Barabani, lo habían recorrido junto con dos testigos: Giorgetti y Graciela Carlen. Fue en marzo de 2016, en el primer juicio a los autores intelectuales de la masacre.

El relato de los testigos directos desmiente la propaganda de la dictadura. Ya en el legajo Conadep, Carlen atribuyó el asesinato de su mamá a la fuerza de tareas y describió el operativo militar como "una verdadera cacería en emboscada". "El disparo sólo pudo provenir desde afuera del departamento donde se encontraba el Ejército agresor apostado en la terraza y techos vecinos, que ingresó por la ventana que da al este", contó.

-¿A la señora de Carlen le dispararon desde la terraza de Arroyo? -preguntó Rosario12.

-Es probable -contestó Puyol. "Desde ahí dispararon seguro porque Arroyo dijo que encontró casquetes de proyectiles en la terraza y en el patio" con los que pudo llenar una caja de zapatos.

Ramayo dijo que lo impactó mucho "ese muchacho muerto en la calle" -como llamó a Piotti)-y no dudó en calificar como "una ejecución" a la caída de Gómez. "Eso es muy fuerte".

Giorgetti ratificó su compromiso de dar testimonio -y ya lo hizo en los dos juicios y en las dos inspecciones- porque "lo que hicieron fue una ejecución masiva, en la que podrían haber muerto muchos inocentes". Arroyo también interpeló la versión del "enfrentamiento", porque no había "asimetría", ni "equilibrio" en "la relación de fuerzas", dijo.