Desde el domingo, cuando la dirigencia del oficialismo tomó nota de la magnitud de la derrota electoral que sufrió en las PASO, los estrategas discursivos de Juntos por el Cambio se lanzaron a la tarea de reestructurar el relato de los funcionarios, de los voceros y también de los "defensores del cambio", una suerte de escuadrilla cuyo propósito es alinear el mensaje de los cuadros políticos, pero también de los periodistas afines y de lo que se emite por las redes.

La orden fue "desinstalar que el FdT (Frente de Todos) ya ganó" porque "los números han sido contundentes; pero no tienen que ser vistos como definitivos". Conscientes del desánimo que los resultados electorales generaron en las filas de la coalición gobernante, los textos que a partir del domingo se multiplicaron en los grupos de WhatsApp apuntaron directamente a revertir esa actitud: "porque si nosotros mismos leemos que el FdT ya ganó, el gobierno se irá en helicóptero". La primera línea de la dirigencia de Juntos por el Cambio recibió similar mensaje por distintas vías y de manera simultánea. Idéntico argumento escucharon los periodistas acostumbrados a recoger los trascendidos que emanan de los despachos para ser volcados luego en los análisis que pretenden explicar los motivos de la decisión ciudadana en las urnas.

El sentido del mensaje guarda coherencia con lo que el presidente Mauricio Macri sostuvo en la conferencia de prensa que brindó el lunes y en la que minimizó el valor del resultado de las elecciones primarias. Los constructores del relato oficial sostienen que la idea central a transmitir debe ser que "ellos (el FdT) no ganaron", dado que el objetivo esencial es "des-instalar, hacia adentro y hacia afuera, que el FdT ya ganó". Para eso, siguen diciendo, "hay que insistir que las PASO no son octubre y que en octubre habrá sorpresas". Subrayando que esta es la interpretación a dar y sostener, aún admitiendo que puede no tener una aceptación inmediata pero que lo importante es mantenerla en el rango de "lo posible". "Aquí, lo importante es que sea posible y verosímil", sostiene el tutorial del relato.

Los estrategas discursivos del Juntos por el Cambio no dejan de ofrecer argumentos para su ejército de polemistas amarillos. Una de tales explicaciones debería indicar, según dicen, que en las PASO el FdT alcanzó su máximo posible de votantes porque la actitud de quienes sufragaron por esa fuerza fue la de estar participando en una eventual segunda vuelta. "Se jugaron todo". En cambio, señalan, el oficialismo actuó "a ritmo de PASO" y aún así su votación mejoró respecto de ocasiones análogas. "Dicho breve: vamos hacia el ballottage, y ellos ya mostraron toda la fuerza que tienen, nosotros todavía no", marcan. "En octubre, serán las elecciones de verdad y allí se decidirá", partiendo de la base de que ningún frente superará el 45% en esa oportunidad y que Juntos por el Cambio será la segunda fuerza con capacidad para competir en un eventual ballottage.

Una de las razones -que también apareció en análisis periodísticos difundidos después del domingo- es que en octubre se incorporarán nuevos electores, asumiendo que si bien el domingo último sufragó el 75% del padrón, es posible que en octubre lo haga por lo menos un 10% más. Con mucho optimismo Juntos por el Cambio entiende que ese hecho obrará en su favor siempre y cuando se logre el propósito fundamental de "desinstalar que el FdT ya ganó".

Por si todo lo demás no alcanza para convencer, la propuesta expone también "líneas de un discurso paralelo", que en realidad repite los mismos argumentos usados por Mauricio Macri en su presentación pública del lunes pasado. "Los problemas del dólar y demás son causados por el FdT" habrá que decir partiendo de la base de que "el 53% de la población que votó tiene miedo a lo que pueda hacer el kirchnerismo", que tiene que ser nombrado de esa forma y no como FdT ni como peronismo. Y para reforzar, subrayan los guionistas políticos, habrá que recalcar que "el 100% de los mercados también tiene miedo".

Los libretistas oficiales no se privan tampoco de advertir a sus discípulos acerca de los errores comunicacionales en los que Juntos por el Cambio incurrió en la campaña y que deben ser evitados en el futuro. Partiendo de la base de que la estrategia se apoya en tres ejes (ideas, candidatos y aparatos electorales) señalan como una falla que en la primera de estas dimensiones el oficialismo se limitó a "pedir el voto" y de esta manera cayó en un "discurso abstracto, con baja conexión con los problemas que prioriza la gente (la inflación, el desempleo, etc)". Respecto de los candidatos se admite que "la estrategia del gobierno de subir al ring (sic) a CFK no se pudo imponer y entonces el gobierno se quedó sin discurso sobre los candidatos", mientras que el FdT presentó "candidatos nuevos, oxigenados" que a su vez estuvieron apoyados por los aparatos partidarios e institucionales. En contraste "el gobierno no tuvo una política para los aparatos partidarios y otros movilizadores de votos, prefiriendo una campaña en redes que no alcanza".

Porque, concluyen los libretistas del relato macrista, "no alcanza con las redes, hay que jugar con los aparatos". Esta es una de las cuestiones que Juntos por el Cambio tiene que mejorar de cara octubre, aseguran. Siempre apoyados en el principal eje argumental: des-instalar que el FdT ya ganó, desterrar el derrotismo en el oficialismo y demostrar que Juntos por el Cambio va a pelear y tiene posibilidades de aspirar a la segunda vuelta. Un minucioso manual de argumentos construidos para condicionar las subjetividades y para atribuirle a la oposición las causas de todos los problemas: de los anteriores, los actuales y los futuros.