Y vos qué querés ser cuando seas grande?
-¿Yo? Futbolista.

En 1960, Betty García tenía 19 años. Contestó desde el deseo a la pregunta de la madre de una amiga. Llevaba un año de carrera como delantera y ya sabía que quería jugar al fútbol toda su vida. La señora -y las demás chicas que la rodearon- hicieron silencio. Se miraron de reojo. Y no hablaron más.

"Me miraron como si fuera una extraterrestre, así que por las dudas no lo dije nunca más", cuenta hoy Betty, con 78 años, y se ríe. García -que se llama Gloria Argentina según su DNI pero odia que se lo recuerden- es una de las responsables de que aquellas miradas de opresión sean cada vez menos frecuentes. Con 26 años de carrera en el fútbol, dio vuelta muchas prohibiciones: fue una de las delanteras de la Selección que logró la epopeya de ganarle a Inglaterra por 4 a 1 en el estadio Azteca un 21 de agosto de 1971, en el Mundial que se jugó en México y que no estuvo organizado por la FIFA sino por una federación que un año antes había hecho otra Copa del Mundo.

Betty fue futbolista cuando hacer cuerpo la profesión era maldito para las mujeres. Junto a sus compañeras estuvieron medio siglo invisibilizadas: en Argentina la historia del fútbol estaba protagonizada y escrita por varones. Hasta que aparecieron ellas, las Mundialistas, para contar sus hitos. Para exigir también su propia día.

Eso llegó: por iniciativa de la legisladora porteña Andrea Conde, de Unidad Ciudadana, el Día de las Futbolistas se transformó en una ley.

"¿Sabes lo que es llegar al 21 de agosto y que todas digan ‘hoy es mi día’? Esto es para las de antes, las de ahora, las que van a venir. Queda para siempre. Ya nadie va a poder mirar como extraterrestres a las chicas que sueñen con ser futbolistas", dice Betty desde Entre Ríos, donde se tomó unos días de descanso.

Este miércoles ya estará en Buenos Aires porque hay celebración: las jugadoras de ayer y de hoy (desde las 19 horas) festejarán en el Club Premier, en Campichuelo 472, Caballito, en una jornada en la que habrá música, choripanes, baile y, claro, anécdotas de todas las que aman este deporte.

Betty García, ex delantera de la Selección femenina.

-¿Qué representa este logro después de tantos años de lucha para jugar en libertad?

-Es un orgullo haber conseguido esto para el resto y haber participado de aquel partido. Fuimos a ese Mundial sin ningún apoyo. Sin camisetas, sin botines, sin un peso. Les ganamos a las candidatas. Elba Selva hizo los cuatro goles; el logro fue de todas.

-Todavía te emocionás cuando hablás de aquel equipo...

-Lloro porque algunas de mis compañeras ya no están y no pudieron ver todos estos reconocimientos. Eramos muy amigas, con Virginia Cattaneo o con Zunilda Troncoso, que empezó en el fútbol conmigo. Siempre jugamos juntas. Ofelia Feito, Susana Lopreito, María Cáceres, Zulma Gómez y ellas murieron. Pero seguimos las demás, nos volvimos a juntar y bueno, este miércoles festejamos.

-¿Qué recordás de aquellos días en México?

-Nos trataron muy bien. Y teníamos un equipo bárbaro. Zunilda jugaba en el medio, era riquelmeana y muy jodona, les tomaba el pelo a todas. A las inglesas las gambeteaba, y les les decía de todo. Yo le avisaba: "Mirá que si te entienden el idioma te van a sacudir, eh". Nosotras formábamos con un 4-2-4 ofensivo. Marta Soler era la arquera, muy buena; abajo estaban Teresa Suárez, la capitana Angélica Cardozo, Feito y Chopito Gómez; al medio Zunilda y Virginia Andrada, que vive en La Rioja, su provincia; y arriba éramos Eva Lembesi, Elba, Blanquita Brucoli y yo.

 

-Su historia salió a la luz hace poco, ¿qué estuviste haciendo desde que dejaste el fútbol hasta hoy?

-Después de trabajar muchos años en una agencia de juegos, me jubilé y me dediqué a mí, a pasear, a salir. Empecé con clases de tejido y ahí hice amigas. Es un grupo muy lindo, nos anotamos más para estar juntas que para tejer. Además jugamos todos los domingos al Burako en la casa de alguna.

 

-¿Y con tus ex compañeras del Mundial?

-La historia nos volvió a juntar y fue increíble. Hacía 48 años que no nos veíamos. Fuimos al Mundial de Francia a ver el partido de las chicas de ahora contra Inglaterra. Son buenas las pibas de la Selección. Vanina Correa, la arquera, me hace acordar a Marta Soler. Lorena Benítez y la Zurda Stábile son buenas también. Yo me veo parecida a Belén Potassa, por la potencia y porque le gusta el arco como me gustaba a mí.

Betty todavía conserva la camiseta que usó en aquel Mundial, con el número 9 de cuero cosido con hilo negro. Norma Saralegui, amiga y compañera suya en La Academia, dice que Betty era una líder natural: "Entraba a la cancha y se ponía aguerrida, firme, arrastraba al equipo. Con la pelota en los pies no había quien se la sacara. No era de gambetear. Era goleadora, potente, pero no egoísta; de las que buscan darle a sus compañeras la oportunidad de hacer el gol".

Andrea Conde, la legisladora que impulsó la ley, cuenta que conoció a García cuando buscó darle visibilidad a esas luchadoras, a sus hazañas y sus glorias: "El feminismo es lo que es gracias a las Pioneras, a las que pelearon para ampliar derechos, a las que se plantaron en la cancha".

-¿En qué te cambió la vida todo este reconocimiento?

-Esto era lo que yo quería. Volver otra vez al fútbol, a ver a mis compañeras, a conocer a las chicas del Norita Fútbol Club, que gracias a ellas ahora soy DT también. Las dirijo y me gusta, me dan ganas de jugar. Yo quería volver a estar en la cancha. Esto era lo que a mí me gustaba.

 

-¿Qué les decís a las nenas que quieren jugar al fútbol?
-Que sigan jugando, pongan garra, piensen que pueden estar en la Selección. Que no dejen de practicar, que pongan todo el amor a este deporte hermoso. Y que sueñen. Ahora ya tenemos nuestro día, así que ninguna que diga que de grande quiere ser futbolista va a ser mirada como una extraterrestre.