Los líderes del Grupo de los siete (G7) se dan cita este fin de semana en Biarritz, Francia, para una cumbre en la que buscarán consensos en temas candentes, como Irán, el Brexit y la crisis comercial entre China y Estados Unidos. Sin embargo los problemas que tienen en sus países varios de los ellos podrían acotar sus márgenes de acción.

La cumbre que reúne a los jefes de Estado de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido se dará entre el 24 al 26 de agosto, en medio de estrictas medidas de seguridad. Los temas principales que figuran en el menú son: las tensiones en el Golfo Pérsico, la guerra comercial chino-estadounidense, las idas y vueltas sobre el Brexit, la tasa a los gigantes de Internet y la emergencia climática.

El principal elemento de inestabilidad del encuentro es Donald Trump, pero otros líderes se encuentran en situaciones complicadas que dificultan su capacidad de actuar, como Boris Johnson en el corazón del psicodrama del Brexit, Giuseppe Conte que podría hacer el viaje pese a que el martes renunció al cargo de primer ministro de Italia, o Angela Merkel que está de salida después de 14 años en el poder.

Este año no se espera una declaración final, un ejercicio complicado debido a las grandes diferencias entre los miembros sobre cuestiones climáticas, la crisis iraní, la crisis migratoria o el Brexit.