“El desafío de este disco fue que la complejidad intelectual no esté por encima de lo corporal”, resalta el músico y bailarín Abi González sobre Violeta Azul, un trabajo que le permitió obtener un Premio Gardel como mejor álbum folklórico. Oriundo del partido bonaerense de Azul, González se formó primero como bailarín de danza folklórica y durante la adolescencia empezó a introducirse en el oficio de músico. Hace diez años, se mudó a territorio porteño para estudiar música de manera formal en el Conservatorio Manuel de Falla, pero recién con su segundo disco logró integrar ambas facetas. “Uno se deslumbra cuando empieza a aprender cuestiones técnicas, pero a veces nos olvidamos que se trata de una música popular y por ende es una expresión en el que los cuerpos necesitan ser parte”, sostiene el guitarrista y compositor que se presentará este sábado a las 21 en Café Vinilo (Gorriti 3780), con Silvina Moreno y Ainda Dúo de invitadas.

En este disco, dice, trató de acentuar el vínculo “entre la danza y la música argentina” y “pasar por el cuerpo” cada una de las canciones, más allá de su estructura rítmica. “La chaya, por ejemplo, es un género que no tiene danza, pero sin embargo al cuerpo le pasan cosas cuando suena”, dice sobre “Chaya perdida”, canción de su autoría. “De hecho, en el disco grabé un malambo y otra chacarera que yo zapateo a modo de percusión. Sin dudas que las músicas de este disco se pueden bailar pero habiendo pasado por este proceso de investigación personal. No es que las chacareras tienen la clave rítmica tradicional pero están pasadas por el cuerpo”, precisa. “A través de la danza me permití explorar mucho las regiones. Me sentí muy cautivado por la diversidad de músicas y estéticas que hay en el país. La música argentina tiene un potencial enorme para explorar”, rescata.

Violeta azul es un abanico rítmico –desde una baguala hasta una milonga-- que se pasea por varias regiones del país  e incluye canciones propias y de autores latinoamericanos, como Alfredo Zitarrosa (“Si te vas”), Violeta Parra (“La jardinera”) o Raúl Carnota (“La aclaradora”). “Las composiciones que no son propias son canciones que guitarreé mucho. ‘La jardinera’, por ejemplo, la cantaba con un carácter festivo, pero en un momento conecté de una forma nueva con la letra, desde un lugar más profundo y oscuro. O ‘Si te vas’, de Zitarrosa, que originalmente tiene un tono orgulloso y yo la canté desde un lugar de rendición”, cuenta este hijo de bailarines y cantores. “Liliana Herrero siempre dice que hay autores que nos están esperando en el futuro”, grafica. La cantora entrerriana, de hecho, suma su voz en “Milonga del Tiempo”.